SABADO Ť 14 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Más que un nuevo partido, sólo se requiere de una renovación, asegura
La falta de un "líder indiscutible" no significa que el PRI deba desaparecer: García Ramírez
Ť Con corrientes como grupo Renacimiento "es posible que los directivos logren acuerdos"
Ť "Hay militantes que confinan sus tareas en la búsqueda de posiciones personales", dice
ENRIQUE MENDEZ
En noviembre próximo, el PRI realizará su asamblea nacional, la 18, donde se definirá -más de un año después de la derrota presidencial- el futuro del partido, y desde ahora se habla de un cambio radical que llevaría a crear otra organización política. Sergio García Ramírez, encargado de la secretaría general del tricolor, rechaza esa idea.
Deshacerse del pasado histórico, afirma, implicaría para el PRI "malbaratar una herencia y una tradición política". Y agrega que si el PRI ya no tiene un "líder indiscutible" que lo dirija, ello no supone que desaparezca el Revolucionario Institucional y surja otro partido.
"Ahora ya no hay presidente priísta, hemos trabajado sin él en estos meses y esto implica que estamos en una nueva etapa en la vida del partido. ƑEsto supone que desaparezca el PRI y en su lugar aparezca otro partido? No necesariamente. Podemos vivir otra etapa sin necesidad de destruir lo que se hizo", sostiene.
Recientemente, Sergio García Ramírez reeditó su libro Renovación del PRI. Reflexión y convocatoria, versión en la que exhorta a sus compañeros de partido a dejar a un lado, en esta fase de la organización, "las pequeñas pretensiones que sólo estorban y arruinan nuestra misión política".
También asegura que aún hay militantes que "confinan sus tareas en la búsqueda de posiciones personales y la satisfacción de ambiciones y codicias".
En entrevista con La Jornada, recuerda que el 4 de julio de 2000 hubo una rebelión en contra de que se impusiera un dirigente en forma antidemocrática, y asegura que si alguien le quiso poner una corona funeraria a la Revolución y al partido surgida de ésta, ese no fue el PRI.
-En su libro habla de refundación, pero también de renovación. ƑCuál sí y cuál no?
-Se han usado muchas palabras. Yo no quiero embarcarme ni comprometerme con ellas, pero en todo caso si con alguna me puedo comprometer es la que está en el título del libro: renovación.
"ƑQué tan profunda debe ser? Muy profunda. Algunos plantean una refundación, como el grupo Renacimiento. Los compañeros de este movimiento trabajan con la vista puesta en la asamblea, como lo hacemos muchos. Esta convergencia de objetivos nos hace ver que debe trabajarse sobre la base de la renovación".
-ƑPara llegar a lo que plantea el grupo Renacimiento, de construir un nuevo partido, con otra ideología, colores y nombre..?
Tradición malbaratada
--No se necesita construir un nuevo partido, ya lo tenemos. Es la renovación, no el desechamiento o el descarte del PRI para crear otra organización política. El tricolor viene de grandes movimientos liberales y emancipadores del siglo 19. Esto hay que recogerlo, no perderlo. Sería malbaratar una tradición, una herencia y un capital político de enorme importancia.
-Pero el PRI fue concebido para corresponder al poder presidencial. Usted de alguna forma lo afirma en su texto. Es el mismo argumento del grupo Renacimiento para insistir en un nuevo partido.
-Tienen razón al afirmar que se erigió y desarrolló en torno a la figura presidencial, en torno a un liderazgo. Los partidos políticos suelen establecerse en torno a ciertos liderazgos, ideológicos o personales.
"Bueno, este partido tiene un acervo derivado de la Revolución mexicana. Para evitar fracturas en esa hermandad, en esa familia revolucionaria, se construyó el PRI, y el único líder posible, necesario, providencial, era el presidente de la República.
"Y los priístas convenimos -en aquel entonces los miembros del PNR y después del PRM- no por la fuerza de las bayonetas, sino por un convencimiento que nos pareció natural, conveniente y práctico en que el presidente de la República fuera el líder moral, político y el jefe nato del PRI".
El directivo priísta afirma que con corrientes como el grupo Renacimiento es posible que los actuales dirigentes del tricolor encuentren puntos de acuerdo. "En el fondo queremos lo mismo: que el PRI se preserve en condiciones democráticas. Y si queremos lo mismo, podemos llegar a acuerdos en cuanto a la forma".
-Desde hace dos años usted venía señalando ese cambio necesario del PRI, de desmarcarse del gobierno, pero nadie hizo caso y ahí está el resultado: perdieron.
-No sólo lo dije yo, porque habría sido una voz en el desierto. Lo dijeron muchos. Sólo que ahora sí está cambiando por hechos ajenos a nosotros, pero esto que fue una calamidad es también una oportunidad. Después del 2 de julio el PRI sólo tenía dos opciones: deshacerse o reconstruirse.
-De sus apreciaciones sobre lo que ocurrió el 4 de julio se trasluce una intención del presidente de imponerles un nuevo dirigente del PRI.
-ƑDel presidente de la República? ƑDel presidente que entonces era presidente? ƑDe Ernesto Zedillo? -cuestiona mientras bebe café.
-Sí.
-Yo creo que no la hubo.
-Sin embargo, usted afirma en su libro: "Ya había un candidato".
-Yo creo que no hubo esa intención. Lo que ocurrió el 4 de julio fue una oposición rotunda a que se realizara la sesión del Consejo Político Nacional. ƑPor qué? Porque ya Dulce María Sauri, en un acto de pundonor, había planteado la posibilidad de su renuncia. Y una renuncia en ese momento, cuando no estábamos preparados, habría generado un vacío en el PRI y una mala oportunidad para que se colmara de cualquier manera.
"ƑDe qué manera? No lo sé, pero no habría sido democrática. No tengo constancia de ello, pero al irse un presidente y al no estar preparados para elegir a otro democráticamente, quién sabe qué hubiera pasado.
"Ante esa percepción, ese riesgo y ese temor, nos opusimos frontalmente a la renuncia de Sauri. Primero, porque ella no era responsable de la derrota, y segundo porque era muy peligroso que se retirara pues las tentaciones autoritarias podían venir a colmar los espacios vacíos. Por eso pensamos que de ninguna manera debía abrirse ese vacío".
-ƑLas tentaciones del presidente?
-Las tentaciones de quien fuera. Podrían ser las de un hombre o las de un grupo, las del que fuera.
-Pero usted dice en su libro: "A esta mala noticia (la de la derrota) se agregaba otra, quizá por consecuencia de aquella: ya había candidato al cargo que dejaría Dulce María Sauri Riancho".
-Sí. Sí había ese rumor en el ambiente. ƑUsted no lo recuerda?
-Sí, pero nadie ha reconocido que ya había un candidato. Nadie lo declaró abiertamente.
-Ahí está escrito. Se hablaba ya de personas, a las que no voy a citar porque están en la mente de todos, y para qué lastimo a alguien. Era natural: en el momento que surge un vacío político, surgen los nombres y éstos no provenían de la libre, espontánea y reflexiva meditación de los consejeros. ƑNo estaban convocando para una sesión a las 10 de la mañana y luego para otra a las 7 de la noche, ya que la primera se frustró porque no queríamos? Y no quisimos. ƑContra quién o frente a quién? šFrente al que fuera!
"Este partido dijo 'šya! Acabamos de tener una derrota electoral terrible, nos ha dolido, nos ha sacudido y nos ha puesto otra vez ante una necesidad interna: democracia, autonomía frente a cualquier instancia ajena'. Póngale el nombre que quiera. Nosotros dijimos no, y persistió la presidenta que estaba. Y ya, vuelta a la página. Al futuro".
-Porque además había muchos agravios del presidente, como el del aniversario de la Revolución. Usted afirma también que Zedillo congeló al partido.
-Lo dije, lo dije. Para mí fue aleccionadora la forma en que cada quien celebró el 20 de noviembre. Ese día, en el Monumento a la Revolución, el gobierno celebró una reunión fúnebre, puso una corona en la tumba de los muertos. ƑCómo se llamaban esos muertos? Bueno, pues la Revolución mexicana y los personajes de ésta.
"Nosotros aquí en el partido celebramos la Revolución. No le extendimos constancia de defunción, celebramos un aniversario más de un movimiento del que nos ufanamos y al que no queramos enterrar o ponerle coronas. No estamos enamorados del pasado, pero sí conscientes de la corriente histórica de la que venimos.
"Fueron dos maneras de entender el 20 de noviembre. Sí, efectivamente, el gobierno estimó que era una fecha luctuosa. Nosotros, por fin un partido autónomo y distinto del gobierno, lo concebimos diferente: no fue una ocasión luctuosa, sino una fecha a celebrar".
-ƑCon esa corona, el presidente no le estaba poniendo también una corona al partido de la Revolución?
-Yo no sé qué estaba diciendo el gobierno federal, pero evidentemente no estábamos diciendo lo mismo. Si alguien le quería poner corona funeraria a la Revolución junto con su partido, ese alguien no era el tricolor.
-ƑEn qué acciones aprecia, como cita en su libro, que hay movimientos de priístas que le apuestan más a satisfacer "ambiciones y codicias"?
-Sí hay quienes ven las cosas de manera distinta o que reprochan lo que se hace o se retiran del partido. Hay inercias y resistencias. Todos somos portadores de nuestro pasado y éste se resiste al cambio. Tenemos costumbres que cuesta trabajo vencer, pero como la única alternativa de supervivencia es vencerlas, lo estamos haciendo. Si alguien no quiere, se quedará a la vera del camino.