VIERNES Ť 13 Ť ABRIL Ť 2001

¿LA FIESTA EN PAZ?

Ť Leonardo Paez

Aguascalientes: feria al garete

Ťbautista-juan-toros-2-jpgYA PODRÁN DESFILAR democráticamente electas, faltaba más, administraciones priístas, panistas ?como la actual, con otro Felipe González? o incluso perredistas, que el grave daño hecho por el salinismo neoliberal y antitaurino a la fiesta brava de Aguascalientes, parece irreversible.

PERO SALINAS NUNCA se interesó por lo taurino, podrá decir más de un lector. Y en efecto, en su galopante ignorancia de todo aquello que no fuera el dinero y su acumulación, el inolvidable gurú de la incorporación de México a la modernidad jamás externó el menor juicio ?favorable o en contra? en torno de la fiesta brava del país que intentó modernizar. (A lo sumo alguna sigilosa visita de Eloy Cavazos a Los Pinos, quesque para solidarizarse con Solidaridad.)

SIN EMBARGO, NO se requirieron palabras cuando la mentalidad cen-tavera de ciertos gobernadores sali- nistas contó con la anuencia de sus descerebrados congresos locales para arrancar de cuajo tradiciones multicentenarias.

OTTO GRANADOS ROLDAN fue uno de estos mandatarios estatales que durante el salinato arrió con todo en materia taurina, desbaratando de paso lo realizado por dos de sus antecesores: el Dr. Francisco Guel y el Ing. Miguel Angel Barberena, quienes con dinero del pueblo y créditos de instituciones oficiales, construyeron (1974) y ampliaron (1990) respectivamente la Plaza Monumental de Aguascalientes (16 mil localidades).

LA IDEA TORPE de que privatizar es modernizar, animó entonces al gobernador Otto, con la autorización de su jefe Carlos, a poner en venta, a mediados de los noventa, el magnífico inmueble, con el vergonzoso silencio de la afición aguascalentense, excepto la solitaria, airada e infructuosa voz del aficionado Benito Palomino Topete, hijo del ex gobernador Benito Palomino Dena.

FUE ALBERTO BAILLERES, dinámico empresario metido a taurino, ganadero de bravo y dueño de por lo menos una docena de plazas semivacías, el feliz comprador del importante coso. Oficialmente se habló de 42 millones de pesos, pero extraoficialmente se afirma que el gobierno sólo recibió 28. En cualquier caso, el gobernador Granados vendió algo que no le pertenecía a su administración, sino al pueblo de Aguascalientes.

YA ENCARRERADO, BAILLERES enseguida logró "convencer" a Guillermo González Martínez, propietario de la tradicional y remozada plaza San Marcos (5 mil localidades), de que se la vendiera, para así anular toda posibilidad de competencia taurina en "la ciudad de la gente buena", sobre todo para rematar magníficas plazas de toros sin ton ni son.

POR MERA COINCIDENCIA, el entonces secretario de Finanzas de Otto Granados era el contador público Enrique Clemente, hermano de David Clemente, gerente de Espectáculos Taurinos de México, SA (ETMSA), la ineficiente empresa taurina de Alberto Bailleres, que ni compite consigo misma, ni con la México, ni saca figuras, ni desea confeccionar carteles atractivos. Y si no, a las entradas a la monumental en la inminente Feria de San Marcos nos remitiremos.