MIERCOLES Ť 11 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Promesas del Tibio se le vinieron abajo

Entrenadores del COM acusan falta de pago; algunos desde hace 7 meses

ROSALIA A. VILLANUEVA

"Si pagamos cacahuates contratamos changos y no queremos eso'' fue la respuesta del presidente del Comité Olímpico Mexicano, Felipe Muñoz, al reconocer que los salarios de los entrenadores del COM son relativamente bajos, pero dijo que la institución "hará su mejor esfuerzo'' para que aquéllos se capaciten y con currícula y resultados deportivos se les aumente el sueldo.

El funcionario dijo estar consciente de la situación, pero grande fue su sorpresa al escuchar a los técnicos que se acercaron con Nelson Vargas para informarle que desde enero no les pagaba el COM.

Lo anterior, pese a que el titular de la Conade les explicaba que esa institución había recibido un presupuesto de 80 millones de pesos y que haría todo lo posible para saber en dónde estaba el problema, porque la Conade y CIMA cumplen mensualmente en pagarles a sus técnicos.

Vargas destacó que la falta de capacitación de entrenadores de alto rendimiento ha sido "el talón de Aquiles'' del deporte mexicano y "no hemos sido capaces para sacar adelante esto''; mientras no se erradique nunca se darán los resultados esperados, por lo que se comprometió a dar prioridad al problema.

Las promesas que envió el Tibio de "progreso, incremento parejo, remuneración, capacitación, profesionalización'' hacia sus agremiados en la primera sesión de trabajo a la que tuvo como invitado especial a Vargas, se le vinieron abajo.

La entrenadora de nado sincronizado Josefina Rueda denunció que el COM no le ha pagado desde enero el sueldo de 4 mil pesos mensuales; Martha Lara, de clavados, prefirió ir directamente con Nelson, ya que era el mismo caso de la profesora Rueda.

"La FMN tenía presupuesto para pagarles hasta marzo, ignoro por qué no lo hizo; si usted tenía contrato hasta diciembre a lo mejor ya no la contemplaron, pero este problema es del COM'', decía Vargas.

Un entrenador de gimnasia reveló que desde hace siete meses tampoco le pagan. Nelson encogía los hombros y observaba de reojo al Tibio que no se inmutaba de las quejas de sus agremiados.