Ť De las barracas de sidra a los teatros del mundo
Hevia conquistó el Metropólitan con su habilidad dactilar en la gaita
MARIANA NORANDI ESPECIAL
La primera vez que actuó en su natal Asturias, José Ángel Hevia hizo llorar a su madre porque "la gaita era un símbolo rural, de romería, propia de los borrachos apalancados junto a la barraca de sidra". Hoy, veinte años después, presenta su gaita en importantes teatros del mundo. Cuando lanzó su segunda producción hace tres años, Tierra de Nadie, se calculaba que vendería 25 mil copias y acabó vendiendo 1 millón 700 mil. Al llegar a México más de un periodista pronosticaba que este gaitero no llegaría a profundizar en la sensibilidad musical del público mexicano, y este viernes Hevia conquistó a los defeños en el Metropolitan. En un concierto de dos horas, donde presentó su tercer trabajo Al otro lado, se pudo comprobar una vez más que con este gaitero no se pueden hacer pronósticos ni especulaciones, pues siempre supera cualquier previsión, cualquier meta.
En un escenario sencillo, sin más decorado que un buen juego de luces ambientales, Hevia salió al escenario acompañado de siete músicos, entre ellos, en la percusión tradicional, su hermana María José. Comenzó interpretando temas de sus anteriores discos intercalando piezas de su más reciente trabajo, por lo que se pudo disfrutar de un variado repertorio con temas como Si la nieve, El sitiu o El saltón, pero no fue hasta Tanzila donde encendió a un público algo aguadón. Este tema representa la materialización de un viejo proyecto de Hevia de unir dos culturas musicales, la árabe y la celta. Para su grabación contó con la colaboración de la banda de gaiteros del Ejército de Jordania cuyo vídeo fue rodado en la ciudad de Petra. La banda jordana, en el concierto del viernes, fue sustituida por un sexteto de gaiteros del Centro Asturiano de México, que vestidos con trajes tradicionales, dieron el toque más folclórico al espectáculo.
A medida que iba transcurriendo el concierto, Hevia se iba soltando en el escenario y ganándose cada vez más al público, entre ellos, a un gran número de asturianos presentes. Con el sonido de flautas, de la gaita tradicional asturiana y de la gaita Midi (electrónica multitímbrica) que él mismo inventó y patentó, capaz de sonar como una banda de gaitas o como otro instrumento, Hevia interpretó composiciones que lo llevaron a cruzar fronteras, como Busindre Reel o Naves.
Tres encores cerraron el concierto, tocan do al final, él solo en el escenario, un floreado (ejercicio que sirve para calentar la gaita) de su maestro Remis, Gaitero Mayor de España. Este ejercicio fue toda una demostración de habilidad dactilar, dejando claro que este gaitero es todo un fenómeno.
El boom de la música celta
Cuando Hevia comenzó a tocar la gaita, en Asturias sólo existían 25 gaiteros, hoy, 25 años después, hay 3 mil 500, siendo él el mayor precursor español del boom de la música celta y de gaita. Fusionando música tradicional asturiana, celta y electrónica ha creado un producto genuino, que combina perfectamente la alta tecnología con la tradición. El resultado de esta singular mezcla es una música que responde a emociones, sentimientos y experiencias.
Sus composiciones están llenas de imágenes y colores que evocan paisajes asturianos, prados, minas, acantilados cantábricos, bosques y personajes mítico-mágicos. Este músico, que en 1992 ganó el premio del prestigioso Festival Intercéltico de Lorient (Francia), es un constante experimentador musical como lo demuestra en este último disco donde introduce otro mundo cultural, el árabe.
Pero si ha aportado algo realmente revelador y vanguardista al panorama mundial de la música es el hecho de rescatar este tradicional instrumento ?transmisor de toda una cultura? de los recovecos de los montes, de los rincones de las sidrerías, del paulatino olvido de un pueblo y darlo a conocer al mundo con orgullo, a contracorriente de los gaiteros puristas, devolviéndole el lugar y prestigio que tuvo siglos atrás.