Ť A casi 30 años de su aparición, hoy segunda y última presentación en nuestro país
Camel: no vendemos 21 millones de copias, y a las disqueras sólo les interesa el dinero
Ť Somos una banda independiente para ofrecer algunas alternativas al público: Andrew Latimer
Ť Nuestros seguidores son una gran familia; nos ven padres, hijos e incluso algún nieto, afirma
JOSE GALAN
Largo camino ha recorrido Camel, el Camello, para llegar a nuestro país. Desde que los hermanos Andrew e Ian Latimer decidieron en 1964 formar el grupo The Phantom Four, que luego se convertiría en Strange Brew, The Brew, Peter Bardens On y, finalmente, en 1971, Camel, que en agosto de 1972 firmó su primer contrato con una disquera, MCA, para editar su primer disco con el nombre del grupo. Casi treinta años después, presentan su espéctaculo en la ciudad de México.
Siempre hablar de rock progresivo lleva necesariamente al pasado, a los grupos de la generación de los sesentas y setentas, que marcaron toda una corriente del rock fusión que perdura hasta nuestros días. Junto con grupos de la talla de Emerson, Lake and Palmer, Genesis, Pink Floyd, Yes, Van Der Graaf Generator y King Crimson ?por citar sólo algunos?, Camel marcó el paso no sólo en el arte conceptual de su diseño gráfico, su sonido con gran apoyo vocal o sus pleitos con la tabacalera que produce los cigarrillos con ese nombre, sino también en la estructura lírica basada en obras de la literatura inglesa.
Una larga espera
Camel llega con el único miembro original al frente, Andrew Latimer, a cargo de la voz y la guitarra eléctrica, pero viene muy bien acompañado por los franco-canadienses Guy LeBlanc en los teclados y Denis Clement en los tambores, así como un veterano del grupo, Colin Bass, en la guitarra bajo. "No sabemos cómo seremos recibidos. Sabemos de la gentileza mexicana, y a nuestros fanáticos queremos darles las gracias por la larga espera. Pero ya estamos aquí", afirma Andrew Latimer en plática con La Jornada.
"Cierto es que para ellos ha sido una larga espera. Y para nosotros también. Creo que antes no había las condiciones y, la verdad, también el grupo atravesó por momentos conflictivos. Pero hemos salido adelante y les daremos a nuestros fanáticos un recorrido por nuestra historia que, para muchos de ellos, va junto con la suya".
Camel es otro grupo de culto. El círculo de seguidores ha permanecido a lo largo de los años en contacto con Camel, desde aquéllos primeros discos de vinil a la venta en la vieja tienda Discos Yoko, en la Zona Rosa, y posteriormente en la famosa tienda Hip 70, desaparecidas desde hace muchos años, hasta la oferta en discos compactos que ofrecen ahora las grandes cadenas comerciales. Camel era un asiduo invitado en aquel viejo programa de radio, Vibraciones, que sirvió para promover toda una corriente del rock en la ciudad de México, como sucedió también con La Chica Musical, antecedente de lo que ahora es WFM, estaciones que se extrañan por la difusión que imprimieron a la cultura del rock en lo que antes era un reducido grupo underground de escuchas y fanáticos.
"Nuestros seguidores son una gran familia. Nos vienen a ver los padres, los hijos e incluso algún nieto por allí", dice Latimer con una sonrisa. "La noche del viernes, cuando firmábamos autógrafos para nuestros fanáticos mexicanos, se me acercó un muchacho de 14 años, quien me confesó que escuchaba nuestros discos desde que tenía ¡un año de edad! Eso es fabuloso".
''Ser músico es como cualquier otro trabajo''
Camel ofreció anoche el primero de dos conciertos en el Salón 21, con gran venta de boletos. Luego de años de pleitos con las disqueras, Camel estableció su propia casa grabadora y se independizó. "La industria de la música es un negocio. Sólo buscan impulsar a dizque artistas como Britney Spears. Es una industria muy manipuladora. Al ser independientes ahora, ofrecemos algunas alternativas al público".
Latimer confiesa que "no somos un grupo que vende 21 millones de copias. Y como la industria sólo está interesada en hacer dinero, no se preocupa por gente o artistas como nosotros. Esa es una vieja historia, y que continuará mientras existan las mismas políticas en la industria".
Por lo pronto, Camel continuará haciendo lo que mejor sabe hacer: música. "Buscamos nuevas experiencias. Ser músico es como un trabajo cualquiera. Como el de reportero. Lo que me motiva es tratar de entender más sobre mí mismo, la forma en que llevo mi vida, siempre con la esperanza de ser cada vez mejor persona".
Latimer dice no escuchar nada nuevo en música, y que sus preferencias radican en la música clásica, en ópera, algo de jazz pero, sobre todo, "en lo que hacen músicos de mi generación. Reviso el pasado, aunque de repente me gustar escuchar nuevas cosas, de gente como Jeff Beck, que es mi contemporáneo".