DOMINGO Ť 8 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Bárbara Jacobs
Marzo otro poco
Entre lo que recorto de aquí y de allá, entre lo que subrayo, regida igualmente por el instinto y la falta de método, en marzo, el imperio de las botas del subcomandante Marcos (ver la foto en Proceso del domingo 11). Marcos carga un tema de hace 500 años, y o te enteras de qué se trata y lo abrazas o él dará su vida porque lo oigas y te enteres. A su lado, Moby Dick es un combatiente joven. Melville lo escribió antes de cumplir treinta años, y el libro fue recibido hace apenas 150 por la crítica de su país "con dolorosa indiferencia, incluso con hostilidad". Pero con el fin de que se vea a cuenta de qué viene mi asociación de ideas, entre el destino de la lucha de Marcos y el de esa obra maestra, recordar también que luego la antinovela de Melville pasó a ser un clásico de la literatura universal, por más que los universitarios de Estados Unidos hubieran erigido recientemente Moby Dick, "tan sólo detrás de El paraíso perdido, de Milton, como el segundo mayor bodrio escrito en inglés". Ver el ABC Cultural de Madrid del sábado 3 de marzo, donde J.R. Hernández Arias y Tomás de Mattos recuerdan estas cosas. Moby Dick, rechazado y bodrio, un clásico de la literatura universal.
Marcos y Melville podrían referirse por igual al paraíso perdido de los valores que hay que recuperar; o te enteras de cuáles son, y aplicas éstos aquí y éstos allá, o Melville y Marcos darán su vida por que los abraces y te enteres. Cómo definir o interpretar la expresión en la mirada de la foto de Marcos (ver la última página del Perfil de La Jornada del 29). e.e. cummings recuerda en su autobiografía, escrita en forma de conferencias ilustradas con poemas propios o de Shakespeare o de Dante que leo entre el martes 13 y el sábado 17; recuerda, de las Cartas a un joven poeta de Rilke, que las obras de arte se hacen en tal soledad que la crítica no es el instrumento más aconsejable para entenderlas; que para atraparlas y abrazarlas y juzgarlas con justicia hay que recurrir al amor, o sea, a una especie de mezcla de intuición y de conceptos pescados sin método de aquí y de allá, con lo que yo interpretaría o definiría la expresión de la mirada de Marcos como Ƒcompasiva? O Ƒque no encuentro lo mismo en la nueva imagen para Cristo que anda ahora en los periódicos?
Para atrapar, abrazar y juzgar una obra de arte, ama, Ƒo, ámala? Una obra de arte o una causa social como obra de arte porque es justa. Cuando amas, juzgas (y atrapas y abrazas) con justicia porque el objeto de tu amor, sea una obra de arte, una idea, o una causa social, es justa. No pidas más. La visión en vivo de Marcos, Marcos entre los comandantes indígenas al pie de la Rectoría, en la explanada de la Rectoría de la Ciudad Universitaria, Marcos ante la multitud. La visión en vivo a la distancia, desde ángulo de acá, una diagonal visual, más de costado que posterior, debajo de un asta con su bandera, el miércoles 21, túnel de diagonales, después de subrayar en un pequeño volumen de conferencias de Thomas Mann, "Tal vez las cosas tuvieron que ocurrir así".
Mann se refería a la lucha solitaria de Freud. "resulta conmovedor el hecho de que Freud haya recorrido el duro camino de sus conocimientos en total soledad, en completa independencia", y "sin ser favorecido por relaciones personales". Resuena, total soledad; y, sin ser favorecido por relaciones personales, lo que Mann, porque lo juzga con justicia, porque el objeto de su amor era una idea y una causa social y justa, interpreta bien, "es indudable que la energía de sus conocimientos aumentó con estas circunstancias tan poco propicias". Mann atrapa y abraza las ideas de Freud como si fueran una obra de arte.
Leo en marzo concesiones de premios arreglados a escritores; ventilación de plagios entre escritores; renuncias o aceptaciones de escritores a puestos gubernamentales; revelación de corrupciones de escritores; amenaza de escritores colombianos de no volver a España si les exigen visa de entrada; la escalofriante declaración de un escritor devenido canciller al dar la bienvenida como embajador a Gary Prado, escritor, y "el más lúcido y profesional de los cazadores del Che", tan orgulloso de serlo, en efecto, que admite que, de haber tenido la orden, lo habría además matado; y, aterrorizada, me meto en las botas de Marcos, miro a través de sus ojos y, a la sombra de su bandera, yo, escritora, me esfuerzo en sentir compasión.