DOMINGO Ť 8 Ť ABRIL Ť 2001
José Antonio Rojas Nieto
Dinero rápido, dinero fácil
ƑNo le parece raro que este nuevo gobierno no informara con cuidado y sin mañas por qué es necesaria su propuesta fiscal? ƑNo le parece raro que antes de presentarla no hubiera impulsado una intensa y amplia labor de análisis y discusión de la realidad fiscal de México? ƑY que no presentara una estrategia para los próximos seis, 10, 15 y hasta 20 años, mostrando los caminos a seguir para superar nuestra pobreza fiscal, amparada hasta hoy en el convencimiento social de la deshonestidad y la corrupción de los gobiernos anteriores? ƑNo le parece que pudo haber destinado el dinero con que hoy publicita su propuesta a impulsar un análisis social amplio que le permitiera construir, sobre su propuesta inicial, una estrategia fiscal de grandes líneas, no necesariamente agradable a la sociedad, pero reconocida como necesaria e inevitable por ella? ƑNo cree que una propuesta rediseñada y reconstruida hubiera sido punto de partida de una actuación fiscal nueva de gran aliento, ya no sólo en los ingresos, sino también en los gastos? ƑHay una razón para que este nuevo gobierno enfrente este asunto a la vieja usanza del decrépito partido oficial anterior? Sí, por desgracia. Frente a los grandes financieros e industriales internos y externos que apoyaron a Fox (nunca hay que olvidar dónde tomó sus primeros días de vacaciones el entonces presidente electo), resulta imposible no sólo intentar modificar sino siquiera cuestionar los compromisos financieros derivados del rescate bancario.
Es cierto -eso debemos reconocerlo-, nuestro país requiere una renovación fiscal de fondo: ingresos para liberar a los Derechos de Extracción de Hidrocarburos y permitir el reforzamiento productivo de la industria estatal, sin merma en el gasto social. Pero también para liberar -así sea gradualmente- los egresos, sobre todo del enorme y pesado pago de intereses internos y externos; y de los compromisos financieros derivados de ese rescate bancario, pero también de la incapacidad para formular una estrategia gradual de racionalización, restructuración y redimensionamiento de los subsidios, en prácticamente todos los órdenes de nuestra vida cotidiana. El origen de los recursos fiscales de los últimos 15 o 20 años muestran la necesidad y la urgencia de la reforma. Pero ésta no se identifica con la aplicación extensa del IVA, que es -eso sí- garantía de dinero rápido, de dinero fácil. ƑNo es posible explicar de manera sencilla por qué los ingresos fiscales no petroleros nunca han superado el 12 por ciento del PIB, cuando se recomiendan participaciones más altas para permitir que -supuesto el uso honesto y transparente de los recursos- se fortalezcan los servicios públicos, la infraestructura, el gasto en educación, salud, vivienda, recreación, deporte y cultura? ƑNo es posible mostrar la necesidad de que los recursos fiscales se incrementen gradualmente hasta alcanzar un nivel ideal cercano a 20 por ciento del producto, permitiendo que los recursos petroleros -también gradualmente- se destinen al fortalecimiento productivo de la industria estatal, todavía fuente de fortaleza del Estado? Claro que se puede.
Lo de hoy no es una reforma fiscal. Una reforma fiscal de fondo no se puede lograr de un día para otro. Pero de un día para otro, gravando con IVA todo el consumo, sí se puede reunir mucho dinero, al menos 15 mil millones de dólares, más de dos puntos de PIB que se requieren para los compromisos financieros. Por eso la prisa. Por eso la torpeza.
El nuevo gobierno no se quiso arriesgar al debate y a la modificación pública de la visión que le presentaron sus técnicos de Hacienda y sus asesores de Los Pinos. "Señor, los compromisos financieros heredados del gobierno de los que usted llamó "tepocatas y alimañas" pero que su partido apoyó en su momento para los rescates, representan casi tres puntos de un PIB que este año no crecerá más 3 por ciento. Si usted quiere ya no que se mejore, sino que al menos no se deteriore el gasto en infraestructura y el gasto social que usted prometió incrementar rápida y extensamente, si no quiere eso, urge que hoy, sí señor Presidente, hoy, hoy mismo se incrementen los ingresos gubernamentales. Esto, señor Presidente, no se podrá con el petróleo este año (ojalá y nos equivocáramos) como acaso en el 2000 se pudo; la probabilidad de que nuestro crudo registre un promedio superior a los 18 dólares es muy baja. No podemos arriesgarnos a eso, máxime cuando hay una fuerte desaceleración de la economía estadunidense. Por eso, considerando estos hechos y contando con la gran popularidad que usted tiene -lo apoyarían los banqueros, los industriales, los corredores de bolsa, las firmas de calificación económica, el gobierno vecino, y 5 millones de pobres a los que pensamos darles unos cien pesos al mes, todos ellos, señor, lo apoyarían. Considérelo, con su popularidad es posible incluso que logre el apoyo interno para tener de forma rápida y fácil esos 15 mil millones de dólares; con la ampliación del IVA. Incluso, si hay muchas reacciones, podríamos renunciar al IVA a los libros. Pero debemos ser concientes de algo señor: nunca nadie va a respaldar que se paguen más impuestos. Por eso, al menos hay que lograr los cerca de 50 votos para ganar la propuesta en el Congreso. Lo sentimos, señor, pero no hay de otra". Bueno muchachos y muchachas. Hagámoslo, que Dios nos bendiga".