VIERNES Ť 6 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Instruyó para no avanzar en zonas que dejó el Ejército

Reasumió Marcos el mando de las fuerzas del Ejército Zapatista

Ť Pronunció en La Realidad el último discurso de la marcha por la dignidad Ť Agradeció a todos su apoyo

JESUS RAMIREZ CUEVAS Y HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADOS

La Realidad, Chis., 5 de abril. En el que fue el último discurso de la marcha por la dignidad indígena, iniciada el 24 de febrero pasado, el subcomandante Marcos anunció: "en este momento estoy asumiendo nuevamente el mando supremo de las fuerzas regulares e irregulares del EZLN. Les estoy dando instrucciones para cumplir la orden para que no haya avance militar de nuestras tropas en ningún lugar que el Ejército ha desocupado y que va a desocupar en los próximos días".

Ante miles de campesinos tojolabales que recibieron anoche a los delegados comandantes Alejandro, Daniel, Filemón, Fidelia, Míster, Abraham y Tacho, y "al compañero subcomandante yo", Marcos recordó: "durante 40 días y 40 noches estuvimos fuera de esta que es nuestra casa.

"Ahora traigo de regreso a la última parte de los 23 delegados que enviaron ustedes para los trabajos que nos encargaron. Los últimos siete compañeros están aquí. A los demás ya los entregamos en los distintos Aguascalientes de Oventic, Morelia, y ayer en la noche en La Garrucha".

En los primeros minutos del día de hoy, el jefe rebelde rindió nuevamente cuentas a las bases de apoyo de las comunidades: "Como ustedes nos encargaron, fuimos a cumplir con esos trabajos, y gracias a muchos compañeros y compañeras, principalmente de la sociedad civil nacional e internacional, pudimos cumplir con la misión exactamente como nos lo habían pedido".

Marcos hizo un largo recuento de agradecimientos "a gente que pasa desapercibida la mayoría de las veces y que han puesto mucho trabajo, mucho empeño y mucho sacrificio para que podamos hacer este trabajo que ahora terminamos". Mencionó a los choferes, a los maestros, estudiantes y trabajadores del IPN, UNAM y de la ENAH, a los que participaron en el dispositivo de seguridad, a los voluntarios del CIZ, a la prensa nacional e internacional, que "parece ya está pagando todos sus pecados y que ya están optando por un grado militar dentro del EZLN".

Una mención especial hizo de quienes, mexicanos y extranjeros, "han permanecido en todos estos días en los campamentos de paz en los distintos Aguascalientes y en las distintas comunidades, cuidando también a todos nosotros que estábamos afuera y todos los que quedamos también".

"Terminamos el viaje compañeros y compañeras", continuó. "Durante el camino fuimos encontrando muchas cosas queezln-realidad7 no esperábamos. No esperábamos el apoyo de tantos hermanos y hermanas, principalmente de lo que nosotros llamamos el México de abajo, la gente más pobre, está igual como estamos nosotros, y así también está luchando y está deseando que México se convierta en un país justo.

"Pensábamos que durante nuestra marcha íbamos a tener algo de apoyo, pero no tanto; que íbamos a tener que llevar un arado para ir obteniendo el apoyo de la gente. Lo que fuimos viendo es que con el simple tallar de nuestros pasos se vieron muchas cosas que hay en México y que están muy lejos de los discursos del gobierno o de lo que aparece en la prensa nacional e internacional. Hay abajo un México como el nuestro que está ansiando que el cambio sea real, que el cambio no se quede nada más arriba, solamente entre la clase política. Que haya cambios fuertes, profundos, en el nivel de vida de la gente.

"Nos encontramos con obreros en el camino que salían de las fábricas para saludar a la delegación, maquinistas de ferrocarriles que detenían los trenes y sonaban la sirena para saludar el paso de la delegación, obreros de la construcción que dejan pendiente su trabajo para saludarnos, campesinos sin tierra, pequeños propietarios, maestros, estudiantes, colonos, amas de casa, religiosos, religiosas, fundamentalmente gente que no tiene lo suficiente para vivir con dignidad. La mayoría de la gente que encontramos era joven, muchos niños, la mayoría de estos jóvenes y niños, son mujeres".

Haciendo referencia a los ancianos "o gente de la tercera edad, como dicen en las ciudades, que también nos apoyó y que también tiene esperanza en nosotros", Marcos reconoció: "Si ahora podemos regresar y decir a ustedes, y a través de ustedes y de los hermanos del Congreso Nacional Indígena, que ya no más va a ser una vergüenza ser indígena en México, es gracias a toda esa gente que quizá tiene sangre indígena en sus venas, o tal vez no, pero que entendió que nuestra lucha era justa y que había que apoyarla. Ellos fueron los que obligaron al gobierno a que se comprometiera con el cumplimiento de las tres señales, y luego también consiguieron doblar a la reacción en México para que se escuchara la voz de los indígenas en el Congreso de la Unión. La mayoría de nuestros hermanos presos ya está afuera, esperamos que pronto podamos contar con todos fuera y podamos decir que se ha cumplido la segunda condición".

El subcomandante Marcos pasó revista a las tres "señales" que el EZLN demandó en diciembre pasado como condición para reanudar el diálogo con el gobierno federal: "Esperamos que pronto puedan ya acabar de desalojar los cuarteles de Río Euseba y de Guadalupe Tepeyac que ya están en proceso de desmantelamiento para que las hermanas y hermanos de Guadalupe Tepeyac en el exilio puedan regresar ya a sus casas, después de que podamos, con el apoyo de la sociedad civil, reconstruir el pueblo que ha sido completamente destruido.

"Hay otro punto pendiente, que es la aprobación de la ley de reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas, que va a necesitar todavía de movilizaciones nuestras como de los hermanos del CNI y de la sociedad civil nacional e internacional, para conseguir que verdaderamente se acabe de acomodar el mundo después de haberlo volteado.

"Primero, aquel día 1 de enero de 1994, y ahora con la marcha de la dignidad indígena, donde ya no fuimos solos como aquel enero de 1994, sino que ahora nos acompañaron la inmensa mayoría de los pueblos indios de México y la inmensa mayoría de los más pobres de este país".

Al dar por concluida una etapa más del movimiento zapatista, Marcos reconoció: "todavía faltan cosas que tenemos que hacer. Pero pensamos que lo más importante ya agarró rumbo el camino, ya agarró rumbo el agua, y ya más temprano que tarde podemos tener las condiciones necesarias para reiniciar el diálogo con el gobierno federal y poder terminar pronto ese diálogo, llegar al cumplimiento de esos acuerdos y llegar a la paz y empezar a reconstruir juntos lo que debe ser verdad en todos los pueblos indios de México: una realidad con dignidad, precisamente como ha sido esta Realidad durante estos siete años, una dignidad digna y rebelde. Y que cuando la paz llegue, una realidad también será ejemplo de cómo desde abajo se pueden construir muchas cosas que pueden ser una gran lección para el resto de la humanidad".

"Nos da mucho gusto de veras haber regresado aquí a nuestra casa, nos da mucho gusto verlos a ustedes", concluyó, en referencia a las bases de apoyo que lo escuchaban atentamente.