JUEVES Ť 5 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Gusinski podría vender sus acciones a Ted Turner
El golpe al canal NTV, desfase entre lo que dice y hace Putin
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 4 de abril. Consumado el asalto a NTV, el único canal de televisión hostil al Kremlin, queda en el aire una pregunta cuyas dos únicas respuestas son igualmente negativas para la imagen del presidente Vladimir Putin: si el golpe de timón que dio ayer la parte de accionistas que representan al Estado, aparentemente con numerosas violaciones a la ley, ocurrió sin su conocimiento previo, sería grave; si, por el contrario, fue una acción autorizada por él, sería mucho peor.
En ambos supuestos, los hechos no favorecen al mandatario ruso porque evidencian un desfase entre lo que proclama y lo que resulta, sea por indicación suya o decisión de sus subordinados, que para todo efecto práctico es igual.
Es lamentable que el mismo día en que Putin defendió ante el Parlamento, en su mensaje anual, equivalente a los informes presidenciales en México, la necesidad de impulsar una reforma del sistema judicial para acabar con las arbitrariedades en la impartición de justicia, un juez haya revocado por la mañana su propio fallo, emitido unas horas antes, que calificaba de ilegal y prohibía la celebración de la junta extraordinaria de accionistas de NTV, convocada por Gazprom, el monopolio estatal del gas.
Gazprom, poseedor de 46 por ciento de las acciones, alega que obtuvo quorum al aliarse con Capital Research, un fondo de inversión estadunidense, que tiene 4. 44 por ciento, aunque al momento de llevar a cabo la junta de accionistas nadie pudo mostrar una carta poder para representar legalmente a los inversionistas foráneos.
El documento, enviado desde Nueva York, llegó un día después de celebrada una junta que decidió modificar la composición del Consejo de Administración de NTV, excluyendo del mismo al magnate Vladimir Gusinski y su gente, que aún controlan 30.60 por ciento de las acciones. Cabe recordar que cerca de 19 por ciento de las acciones fueron entregadas a Gazprom por el grupo de Gusinski como garantía de pago de distintos préstamos y, por decisión judicial, todavía no pueden ser consideradas en ninguna votación, hasta que se devuelva el dinero o los papeles pasen a manos de un nuevo propietario.
La junta de accionistas, organizada por Gazprom, nombró como nuevo director general de NTV al ciudadano estadunidense Boris Jordan, de origen ruso y pésima reputación. Como financista llegado de ultramar para hacer fortuna, Jordan tiene fama de haberse beneficiado de turbias privatizaciones en los tiempos de Boris Yeltsin, como socio del entonces encargado de las mismas, Alfred Koj, designado ahora nuevo presidente del Consejo de Administración del canal de televisión.
La irrupción en escena del binomio Koj-Jordan mereció comentarios poco halagadores, incluso de personas que nunca han simpatizado con el anterior equipo de NTV, como el presidente de la Duma, el comunista Guennadi Selezniov, que se mostró sorprendido por la decisión.
De acuerdo con su peculiar forma de hacer política, Putin se mantiene al margen del conflicto.
La pretendida equidistancia pasa por alto que el problema de fondo es político y no tanto económico. El Presidente no puede ser imparcial en un diferendo que él mismo inició al preguntarse, en memorable conferencia de prensa el año pasado, "Ƒhasta cuándo vamos a tolerar que se siga financiando a un canal que le debe dinero al Estado?", pregunta que desató un verdadero acoso judicial contra el consorcio mediático y su dueño formal, Vladimir Gusinski.
Es difícil de creer que, con gente que provoca tal grado de rechazo como Koj y Jordan, Putin aspire a una mayor credibilidad, cuando reitera como prioridad el combate frontal a la corrupción, otra parte medular de su Mensaje ante el Parlamento.
Al respecto, el ex presidente Mijail Gorbachov, que encabeza el Consejo Público Consultivo de NTV, afirmó esta tarde que no se aceptará ningún contacto con "los usurpadores" (Koj y Jordan), al tiempo que solicitó ser recibido por Putin.
Tampoco responde a ninguna lógica haber provocado todo un escándalo, que relegó a segundo plano informativo, aquí en Rusia, un discurso de Putin, para muchos el mejor que ha pronunciado desde que despacha en el Kremlin, de corte liberal y comprometido con las reformas y defensa de los valores democráticos.
La torpeza, no atribuible a una simple coincidencia de fechas, sólo puede tener una explicación: el golpe de mano a NTV fue un apresurado intento de anticiparse al inminente cierre de la venta de la participación accionaria de Gusinski al magnate estadunidense Ted Turner, un trato que echaría por tierra la obsesión del Kremlin de establecer un férreo control sobre la política informativa de NTV.
La junta extraordinaria de accionistas se realizó poco después de que aparecieron en la prensa las primeras filtraciones acerca de un entendimiento entre Gusinski y Turner, confirmado este miércoles por el también dueño de la cadena estadunidense CNN.
Ante esa perspectiva, el Kremlin sacrificó incluso el impacto noticioso de la comparecencia de Putin ante el Parlamento, pero no tomó en cuenta un detalle: los 350 reporteros, presentadores, redactores y personal técnico de NTV, hasta el momento, se atrincheraron en las instalaciones del canal y, en señal de protesta por la imposición de "jefes" que desconocen como producto de una junta de accionistas "ilegal", emiten sólo espacios informativos.
Salvo los comerciales de rigor, para no echarse encima a los anunciantes, el resto del tiempo al aire, ya durante más de 24 horas consecutivas, muestra silenciosamente, mediante varias cámaras, lo que sucede al interior de las instalaciones, en un intento por prevenir su toma por asalto policial.
Así las cosas, y como Moscú no es Praga, pese a la creciente solidaridad que están sumando los periodistas de NTV, las opciones del Kremlin se reducen. De hecho, sólo le quedan tres: confiar en que el binomio Koj-Jordan, especialistas en repartir dinero de los contribuyentes, logren fracturar la resistencia de los rebeldes, propiciando una escisión que les permita una entrada triunfal en las instalaciones; bloquear la señal de NTV como preludio al uso de la fuerza, con alto riesgo de violencia; o aceptar la propuesta del personal atrincherado de declarar una moratoria de tres meses sobre cualquier cambio en el Consejo de Administración y de ejecutivos del canal, tiempo suficiente para que NTV tenga un nuevo accionista mayoritario, Ted Turner.