JUEVES Ť 5 Ť ABRIL Ť 2001

Orlando Delgado

ƑNueva hacienda pública redistributiva?

Finalmente, la propuesta de reforma fiscal del presidente Fox fue entregada a la Cámara de Diputados; antes, el pasado lunes para ser exactos, el Ejecutivo inició la campaña para convencer a la población y a los grupos parlamentarios de las bondades de su iniciativa.

La exposición de motivos plantea cinco asuntos: un programa para eliminar la economía informal; una amplia argumentación para justificar el IVA en alimentos y medicinas; la propuesta de obligar a las empresas multinacionales a pagar impuestos en México; el fortalecimiento del SAT; y, por último, cambios en materia de consolidación fiscal.

El texto se propone incidir en la discusión sobre las reformas al IVA, que se considera uno de los pilares de la propuesta, mostrando que los sectores de menores ingresos recibirán más de lo que paguen por el IVA. La información es conocida: para cada uno de los deciles de ingreso el impacto resulta diferenciado, ya que mientras para el primer decil, los de menores ingresos, el gasto adicional por la reforma del IVA será de 9.34 por ciento, para el último decil, el de mayores ingresos, el impacto será de 5.68 por ciento. Otros cálculos han señalado impactos mayores: de 12 por ciento para los de menores ingresos y de 7 por ciento para los más ricos.

Lo relevante en la argumentación de la propuesta y en la copiosa propaganda es que lo que pierdan los pobres con el cobro del IVA lo recuperarán por tres vías: por los recursos otorgados a través de Progresa; por el programa de salud, que permitirá exentar las medicinas del cuadro básico; por la reducción en el impuesto sobre la renta. Estas "redistribuciones" serán mucho menores que lo que se espera recaudar: los ingresos adicionales derivados de la reforma fiscal serán del orden de 120 mil millones de pesos, mientras se entregará a los pobres extremos 6 mil 480 millones (108 pesos a cada familia); 780 millones subsidiarán la canasta básica de medicamentos, 350 millones se dedicarán a las consultas médicas gratuitas, en total, 7 mil 610 millones.

La reforma, en consecuencia, permitirá incrementar los ingresos públicos en 112 mil millones de pesos, que se consideran indispensables para que el gobierno foxista pueda llevar adelante sus propuestas. La propaganda solamente se ha ocupado de argumentar la justeza de la propuesta, sin embargo, no ha establecido con claridad el uso de esos recursos. Pero es claro el monto de los requerimientos financieros del gobierno federal, que incluyen al Fobaproa-IPAB, los Pidiregas, el rescate carretero, por lo que pensar que los recursos adicionales podrían ser utilizados para estos fines no resulta una "obsesión enfermiza".

Además, resulta poco creíble la idea de una nueva hacienda pública con un carácter redistributivo, cuando los estratos de altos ingresos resultarán beneficiados, ya que se propone que la tasa máxima del impuesto sobre la renta se reduzca de 40 a 32 por ciento, lo que constituye, como señala Boltvinik, una reducción de los impuestos a los ricos. En el caso de las operaciones bancarias, se propone grabar los intereses reales positivos por los depósitos, pero se exenta del pago del IVA a los bancos, lo que resulta ciertamente inadecuado.

Esta nueva hacienda, en realidad, se parece mucho a la anterior, ya que descansa en una propuesta tributaria que se concentra en los impuestos al consumo, cuya recaudación es de mayor facilidad, reduciendo los impuestos a los ingresos. Entre los países miembros de la OCDE, la importancia de los impuestos al ingreso es mucho mayor que la existente en nuestro país y, por supuesto, que la contenida en la propuesta que está a discusión. Tampoco se modifica la tributación patrimonial, importante en algunos países europeos, y se mantiene inalterada la tasa cero a las operaciones que se realizan en la bolsa de valores.

Así las cosas, la nueva hacienda repite principios ya vistos y mantiene intocados a los grandes capitales, lo que ratifica que su carácter redistributivo es apenas declarativo. La reforma fiscal, por lo tanto, pese a no ser novedosa ni redistributiva, podría ser aprobada por consideraciones ajenas a la propuesta; recordemos que la bancada panista, que ha jurado lealtad, por lo menos en este tema, a su Presidente, está constituida por 207 diputados, de modo que sólo requiere 44 votos adicionales, los que buscarán entre los priístas. Veremos quiénes serán y qué argumentos les convencerán; no sería difícil que fueran los mismos argumentos que convencieron a los panistas de votar a favor del Fobaproa.