JUEVES Ť 5 Ť ABRIL Ť 2001
MEXICO S.A.
Carlos Fernández-Vega
ERA INEVITABLE: los mitos geniales atacan de nuevo.
UNA VEZ MAS, y por decreto -quince minutos de por medio-, los pobres no lo serán tanto, al igual que los ricos, y la enorme deuda social imperante en el país se cancelará con la aprobación del paquetazo sobre la Nueva Hacienda Pública Distributiva.
ƑCOMO LOGRARLO? -se preguntaría el mismísimo Pedro Aspe. Muy sencillo: 15 por ciento de IVA en todo y para todos, reducción del ISR (a mayor ingreso menor carga fiscal, porque, Fox dixit, "se nos va la inversión"), sobretasa en gravámenes locales, bonificaciones al salario (al que lo tiene), mayores recursos del Progresa a los campesinos (sin fines clientelares, por supuesto), y otros artificios tecnocráticos que harán de México, de la noche a la mañana, un país justo, equilibrado y sin deuda social.
HASTA AQUI la remembranza de Lewis Carroll.
LO CIERTO ES que la iniciativa foxista y el marketing de Los Pinos utilizan un amplio abanico de argumentos para justificar las supuestas bondades que se obtendrán, pero a todas luces deja de lado el quid de este nuevo saqueo al grueso de los mexicanos: no hay con qué pagar la deuda pública (interna y externa) y, junto a ella, el rescate bancario, entre otras prioridades. De todas formas el paquetazo no resulta novedoso; simplemente refrenda la línea de acción: privatiza ganancias y socializa pérdidas.
PERO QUÉ MAS da, si el propio presidente Fox advierte que muchos mexicanos "viven de gorra" y reitera que el presupuesto de egresos de la federación no alcanza. Pero Ƒpor qué no alcanza? Las razones resultan obvias, pero hay que recordar las principales: el lacerante pago del servicio de la deuda pública (interna y externa), el costo financiero del Fobaproa (ahora IPAB), los rescates a empresarios carreteros y azucareros, los famosos Pidiregas (Programas de Inversión de Impacto Diferido en el Registro del Gasto) y otras joyas de la administración pública federal, cuyos pasivos, en conjunto, se acercan peligrosamente a 50 por ciento del producto interno bruto.
SI BIEN ES CIERTO que buena parte de esta costosísima situación es porción fundamental de la herencia zedillista y demás administraciones tricolores, también lo es que el PAN, por medio de sus bancadas en las cámaras de Diputados y Senadores, avalaron con su voto buena parte del paquete.
LA CARGA FISCAL en México representa aproximadamente el 11 por ciento del producto interno bruto y es considerada una proporción reducida con respecto a otras naciones. Sin embargo, alrededor de la mitad de ese porcentaje se destina a pagar débito, por lo cual la deuda social puede seguir acumulándose. Tan sólo en el 2001 el presupuesto de egresos atenderá, entre otros conceptos, el pago de 145 mil millones de pesos por el costo financiero de los adeudos del gobierno federal (cifra casi exacta a la que se obtendría por la aprobación, tal como fue presentada, de la nueva iniciativa fiscal), casi 23 mil millones adicionales por el servicio del débito de las entidades y alrededor de 80 mil millones por los intereses generados por el Fobaproa.
EN EFECTO, el presupuesto no alcanza. Pero tampoco aligera la carga el hecho de que el fisco federal ni siquiera roza (šfaltaba más!) los intereses de los barones del dinero. Independientemente que la reducción del ISR los beneficia y que la especulación bursátil permanece intocada en materia impositiva, el secretario Gil y sus muchachos no cobran los impuestos como debe ser. Lejos de presentar querella contra los que eluden sus compromisos con las arcas nacionales, permiten a los banqueros que pospongan el pago de sus obligaciones fiscales.
EXPLIQUÉMONOS: la siempre apapachada banca privada del país debe a la Secretaría de Hacienda -sin contar el Fobaproa- alrededor de 45 mil millones de pesos en impuestos. La autoridad fiscal, generosa que es, le ha permitido que los paguen "más adelante", tal vez en el 2003. Es decir, son impuestos causados y reconocidos por los bancos, pero no cubiertos al erario nacional en tiempo y forma, en un mecanismo renegociador de sólido privilegio para los mismísimos barones. ƑSerá necesario preguntar la razón por la cual los banqueros, en su más reciente convención anual, otorgaron su amplio y sonoro apoyo a Fox y su Nueva Hacienda Pública Distributiva?
SIN DUDA ESTE ESQUEMA es un agregado en el paquete de herencias zedillistas, pero si la autoridad fiscal hiciera su trabajo adecuadamente, el gobierno foxista, sin ir más lejos, tendría en el cobro de los impuestos diferidos de la banca una tercera parte de la captación estimada en su paquetazo.
EL PRESIDENTE y los legisladores panistas están en todo su derecho de "asumir el costo político" (como lo asumió el PRI en su momento) resultante de la multicitada iniciativa. La pérdida de rating, quinta esencia de la nueva clase política mexicana, es su riesgo. Pero sin lugar a dudas no es válida la pretensión de que sea el grueso de los mexicanos quienes paguen, de nueva cuenta, el costo económico de las genialidades tecnocráticas.
NO ES OCIOSO recordar que en México, de acuerdo con el Banco Mundial, el 10 por ciento de la población más rica concentra el 42.8 por ciento del ingreso, mientras que el 40 por ciento más pobre apenas si se reparte el 10.8 por ciento. Y la propuesta fiscal es el cobro generalizado del IVA y la reducción de los impuestos sobre las ganancias.
A PESAR DE TODO ello existe la esperanza que 250 diputados, más uno, incluidos algunos panistas, no se dejen tentar por el marketing gubernamental y tengan muy claro el lacerante panorama social que priva en México y las consecuencias resultantes de aprobar la susodicha iniciativa.
LAS REBANADAS DEL PASTEL: Los mexicanos están de fiesta porque el pasado primero de abril se cumplieron seis años de que el popular Humberto Roque Villanueva y sus muchachos les regalaron un 50 por ciento de aumento en la tasa del IVA. En aquella fecha Ƒqué decían de la roqueseñal los ahora incondicionales de la iniciativa presidencial, cómo reaccionaron? El propio Vicente Fox, entonces candidato al gobierno de Guanajuato, exigía explicaciones a legisladores del tricolor por votar a favor del aumento en la tasa del IVA, mientras que el actual líder panista en el Senado, Diego Fernández de Cevallos, declaraba a la prensa que dicho incremento "es una medida monetarista que no servirá de nada", y monseñor Abascal, entonces presidente de la Coparmex, se pronunciaba por la reducción de impuestos, al tiempo que subrayaba que "el pueblo no vive de indicadores macroeconómicos, sino de leche, pan y tortillas". Para redondear el escenario, la diputación blanquiazul, encolerizada por el mayoriteo, presentaba ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, una propuesta de reformas a la Ley del IVA para que "medicinas y alimentos sean gravados con tasa cero en todas sus etapas de producción, comercialización y venta final al consumidor", propuesta que, obviamente, no prosperó. Todo ello, por supuesto, en 1995, cuando el PAN se indignaba por el mayoriteo y el servilismo de los legisladores priístas hacia el presidente de la República. šQué tiempos aquellos!
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