MARTES Ť 3 Ť ABRIL Ť 2001
Teresa del Conde
La colección Jumex
(Primera parte)
Uno puede pensar, respecto de la selección ahora exhibida en el atinado recinto que la aloja, que el continente está en cierto modo mejor que el contenido, pero lo que no es posible es dejar de aplaudir la iniciativa de quienes con seriedad y a la vez con pasión han logrado que tanto la edificación como la museografía se correspondan con una realización concreta: la documentación de los vocabularios primordialmente neoconceptuales que han permeado los últimos años del siglo XX y la vuelta del milenio. La curadora Patricia Martin y su equipo hicieron su mejor esfuerzo para lograr que el pasado 3 de marzo se abriera al público el recinto, que es un auténtico Kunsthale dotado de todo lo que se necesita para la debida apreciación de las piezas.
La construcción, por su situación en el municipio de Ecatepec, en la misma planta Jumex, resulta ser modelo a imitar para este tipo de promociones. Me pareció mejor que el Museo Würth (cerca de Stuttgart) y aun que el que alberga la colección Satchi & Satchi en Inglaterra, aunque es cierto que este último es de mayores dimensiones. El de Jumex fue ideado por Douglas Chrismas y llevado a cabo, se me informa, por el joven arquitecto Gerardo García, que merece las más cumplidas felicitaciones.
Una pieza que en lo personal mayormente me atrajo y ante la que permanecí más tiempo en estado llamémosle contemplativo corresponde a Ugo Rondinone, de efecto op, ofrece una serie de círculos concéntricos difuminados, capaces de marear al espectador o por lo menos de turbar sus hábitos perceptivos. Es un artista relativamente joven (1963) como lo son en su mayoría todos los seleccionados para esta muestra, que entre otras cosas tiene la virtud de abolir los nacionalismos, porque si de arte contemporáneo hablamos, éstos no caben, o no deberían caber, en lo que funciona como corte sincrónico de los vocabularios globalizados.
Naturalmente hay reciclajes, como el representado por Nancy Rubens, una escultura en chatarra que a primera vista pareciera ser pieza de John Chamberlain realizada en los años sesenta, pues la similitud es notable y lo único que hace posible distinguir a esta autora de aquel maestro es el título que le dio: Mesa y avión (1997). Es, por tanto, una colisión que se anticipó al terrible estallido del Concorde. Está situada no lejos de un Aterrizaje en la luna del ingenioso Demián Ortega, que creó su paradoja (no se puede ''aterrizar" en el satélite) mediante el comic que integró a la recámara inscrita en una estructura tubular. Las cajas luminosas con dibujos de mapas de Pablo Vargaslugo siempre me han gustado, pero creo que ya vi demasiadas, o será que también está representado con esa misma serie de trabajos en la exposición Ubicaciones, comisariada por Edgardo Ganado Kim para el MUCA, en Ciudad Universitaria.
Me habían comentado que ambas selecciones, ésta y la Jumex, guardaban nexos, no me lo pareció así, salvo por el hecho de que hay artistas que comparecen en los dos sitios, entre otros Gabriel Kuri, representado en Jumex quizá en exceso, con el persistente chicharrón y las dos carretillas que pueden también apreciarse en el Palacio de Bellas Artes. Igualmente lo está Gabriel Orozco con su mesa de billar ovalada y una serie de fotografías, algunas bien interesantes, como la del paracaídas en Islandia, que es incluso poética. Pero en materia de fotografía, medio que prevalece en la colección Jumex, lo que a mi juicio guarda mejor nivel corresponde a los trabajos en negro y blanco de Santiago Sierra (1966).
Hay instalaciones divertidas e ingeniosas, como El acrecentamiento de lo idílico, de Tobías Rehberger (1966) que ocupa un espacio cerrado en donde sólo hay dos catres contrapuestos, que hacen sonreír de buena gana a quien los ve e imagina el posible idilio, entre los muebles, no entre personas de carne y hueso.
La obra de mayor envergadura dentro del contexto de lo que ahora se exhibe es el video Diamont Sea, de Doug Aitken (1968) proyectado en pantallas de diferentes dimensiones que ofrecen sincronía a intervalos, o bien imágenes que difieren, también a intervalos. La definición de las mismas va vinculada al tamaño de la pantalla, cosa propositiva. Encontré allí ciertas reminiscencias de Buñuel y del pintor estadunidense Edward Hopper (1882-1967) si bien el video está filmado en Africa. El videoasta parece permeado de la scuola metafisica y eso me pareció muy acertado, lo mismo que la musicalización o ausencia de la misma, porque en ideaciones como ésta es importante también escuchar los silencios.