Ť Abuso de poder, malversaciones financieras y dos heridos durante su arresto, los cargos
Milosevic, bajo detención preventiva por 30 días, prorrogables a 6 meses
Ť Encuentran un arsenal al registrar su residencia; terrorismo y conspiración podrían sumarse a las acusaciones en su contra Ť El ex presidente yugoslavo rechaza las acusaciones en su contra
AFP, REUTERS, DPA Y AP
Belgrado, 1o. de abril. Tras su arresto en la madrugada de este domingo, el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic fue puesto bajo detención preventiva durante 30 días, prorrogables hasta por seis meses, acusado de abuso de poder y malversaciones financieras cometidos durante los 13 años de su gobierno. Además, la fiscalía de Belgrado presentó una nueva acusación contra el ex presidente por herir a dos policías durante el operativo para detenerlo.
Según versiones extraoficiales, a esos cargos podrían sumarse los de terrorismo y conspiración criminal con fines de desestabilizar el sistema constitucional, después de que las autoridades localizaron un arsenal en la residencia donde el ex mandatario resistió su detención desde el viernes pasado.
Milosevic fue sometido este domingo a un interrogatorio por parte de un juez instructor y rechazó las acusaciones en su contra. "Durante la audiencia el ex presidente afirmó que era inocente de las acusaciones de abuso de poder y malversación de fondos públicos. Decidió defenderse y decir la verdad", declaró su abogado Toma Fila, quien anunció que este lunes apelarán a la decisión del magistrado de enviarlo a prisión preventiva mientras se realizan las investigaciones.
Fila aseguró que su cliente se entregó "por voluntad propia" y acusó a las autoridades serbias por la violencia que antecedió al arresto del ex mandatario al enviar policías antimotines a su residencia en el barrio de Dedinje. Agregó que el ex dirigente está tomando tranquilizantes y se encuentra exhausto. No obstante, dijo, "es un hombre razonable que no quería más derramamiento de sangre serbia".
El ministro serbio de Justicia, Vladan Batic, indicó que el ex hombre fuerte de Yugoslavia será tratado como cualquier preso y "no será sujeto a ningún tipo de hostigamiento físico, ni presión sicológica".
Pese a las insistentes afirmaciones de Belgrado en el sentido de que no extraditará a Slobodan Milosevic al Tribunal Penal de La Haya, y a que en las acusaciones fincadas en su contra no se incluyó las de delitos de lesa humanidad, Batic dejó abierta la posibilidad al señalar que "pod emos decidir sobre la extradición de Milosevic u otro ciudadano yugoslavo sólo después de que sea aprobada una ley de cooperación con La Haya".
Milosevic está acusado de crímenes contra la humanidad cometidos durante el conflicto en Kosovo que culminó con los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en 1999.
El ministro serbio del Interior, Dusan Mihajlovic, declaró que "el señor Milosevic contará con todos los derechos que le concede la ley", y precisó que se enfrenta a una pena de entre cinco y 15 años de prisión si es declarado culpable. Sin embargo, rechazó confirmar las versiones en el sentido de que el ex mandatario decidió entregarse después de obtener garantías de que no sería enviado al TPI.
Milosevic fue trasladado en la madrugada de este domingo a la prisión central de Belgrado en una limosina escoltada por vehículos policiales, 26 horas después de que inició un operativo para lograr su arresto que se convirtió en un forcejeo entre el ex presidente, acompañado de su familia, allegados y guardaespaldas fuertemente armados, y las unidades de élite de la policía serbia.
El arresto se logró después de dos intentos fallidos por parte de la policía en los que se hubo tiroteos con saldo de dos uniformados heridos. Después siguieron varias horas de negociaciones en las que Milosevic amenazó con suicidarse. En el momento en el que fue sacado de su residencia, su hija Marija Milosevic realizó cinco disparos al aire.
El jefe del Estado Mayor del Ejército yugoslavo, general Nevojsa Pavkovic, afirmó que los militares no intentaron impedir el arresto del ex mandatario, como afirmó el sábado el ministro del Interior, quien dijo que los militares encargados de proteger la residencia se pusieron a las órdenes de los hombres de Milosevic.
Tras la rendición, la policía serbia registró la casa del ex presidente y encontró, entre otros, 30 armas automáticas, tres ametralladoras, lanzacohetes, dos vehículos blindados, 23 pistolas de diverso calibre y una gran cantidad de municiones y granadas de mano. En la casa de su hija las autoridades encontraron tres pistolas de 9 mm. y una de pequeño calibre.
La radio independiente B92 informó que en la residencia de Sinica Vucinic, jefe de los guardaespaldas de Milosevic, se localizaron documentos "comprometedores con planes para organizar una insurrección armada en abril". Vucinic, miembro del partido Izquierda Yugoslava liderado por la esposa del ex presidente Mira Markovic, fue arrestado unas horas después. Otras cuatro personas fueron detenidas en la residencia del ex presidente, pero no se precisó su identidad.
Poco antes de vencer el plazo
La detención de Milosevic ocurrió unas horas antes de que venciera el plazo del gobierno estadunidense para que Belgrado cooperara con el tribunal de La Haya, condición para liberar una ayuda financiera por 50 millones de dólares.
Sin embargo, el primer ministro serbio, Zoran Djinjic, sostuvo que el plazo impuesto por Washington no fue un factor decisivo en el arresto de Milosevic y subrayó: "un condicionamiento de este tipo es inaceptable para un país soberano".
El Partido Socialista de Serbia, de Milosevic, y la Izquierda Yugoslava, de su esposa, pidieron que el ex mandatario sea puesto en libertad, porque "es un hombre que nunca ha huido de su país", y calificaron el proceso en su contra como "una farsa".
Por otra parte, el gobierno de la ex república yugoslava de Macedonia aseguró que controla la situación en el norte del país, después de una serie de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y rebeldes albaneses. Sin embargo, Skopje aún no ha declarado el fin de su ofensiva contra los insurgentes, porque "el peligro aún no está descartado".