DOMINGO Ť 1Ɔ Ť ABRIL Ť 2001
Ť De Michael Frayn, el montaje teatral se presenta en el Foro Shakespeare
Copenhague, la imperfección de la ciencia exacta
Ť La obra relata el conflicto moral de los creadores de la bomba atómica; dirige Mario Espinosa
ARTURO CRUZ BARCENAS
La ciencia exacta no es perfecta. Tal puede ser la moraleja de la obra de teatro Copenhague, de Michael Frayn, dirigida por Mario Espinosa, con la actuación de Claudio Obregón, en el papel de Niels Bohr; Julieta Egurrola (Margrethe Bohr), y Luis Miguel Lombana, como Werner Heisenberg. El sueño de la razón ha creado muchos monstruos y la bomba atómica, terminajo que hoy parece anticuado por la proliferación de los videojuegos y sus eufemismos rimbombantes, dejó en entredicho las responsabilidades morales de los físicos durante la Segunda Guerra Mundial.
Porque después de 1941 el mundo ya no fue el mismo. Los teóricos del conflicto bélico han marcado que en la última conflagración mundial hubo mucha ideología, demasiada propaganda. La guerra es la misma en la historia. De Herodoto a Tolstoi. De Roma a Hiroshima. "Uno más uno puede dar lugar muchas cosas", reflexiona Heisenberg, joven alemán, mente y frialdad matemática. ƑCiencia sin más? ƑCiencia para qué? Pocos pueden presumir de hacer ciencia de frontera, en el límite. Bohr y Heisenberg estuvieron inmersos en el conocimiento que es difícil a la mayoría. Lo que para la masa es castigo, para ellos es juego. Eso lo entendió Carrol.
"Durante años, el mundo ha criticado el papel que jugaron los físicos Werner Heisenberg, joven alemán, director del proyecto atómico de su país, y su viejo maestro y amigo Niels Bohr, científico danés de origen judío, en la creación de la bomba atomómica y su resultado final en Hiroshima", se lee en el programa de mano de esta obra que inició temporada en el Foro Shakespeare, el pasado viernes, con la producción general de la empresa Argos Becker Jinich. Si Dostoievsky creó un personaje al que le remuerde la conciencia por una muerte, Ƒqué debieron de haber experimentado los lúcidos científicos, herederos de Anáxagoras ("el hombre es la medida de todas las cosas", dijo) al tener la losa de miles y miles de muertes. Porque algo de culpa les toca. No todo es política, no todo es ciencia.
Copenhague relata el conflicto moral de los referidos hombres de ciencia, quienes vieron en el invisible átomo la amenaza de destrucción de todo lo visible. Sería la oscuridad. Para siempre. La trama se desarrolla entre hechos ficticios y reales e intenta descubrir el verdadero motivo del viaje Heisenberg a Copenhague en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, en una Dinamarca ocupada por los nazis. El hombre es el lobo del hombre, dijo Hobbes, quien también expuso la máxima de que todo esta permitido cuando lo que está en juego es la vida. ƑCómo salvaron el pellejo Heisenberg y Bohr? ƑSirvieron o no a los aliados?
En esta obra, lección de historia y brillante penetración en el mundo del átomo, Michael Frayn (Londres, 1933) reafirma su profundidad y tensión dramáticas. Copenhague fue estrenada en Londres en 1998 y en Nueva York en el 2000. En ambas ciudades recibió críticas positivas y fue un éxito de taquilla. Sus premios son los más importantes de Estados Unidos e Inglaterra.
Frayn estudió filosofía en Cambridge y se ha desempeñado como reportero y columnista. No es un musical, por supuesto, no es fácil de digerir. En la premiere algunos hasta se durmieron. La ciencia exige concentración. Es, puede decirse, una lección de historia y de física, de santidades y demonios. Esa historia de temas nucleares sigue hoy. ƑDónde están los Bohr y Heisemberg de nuestros días? Copenhague. Foro Shakespeare, Zamora 9, colonia Condesa. Teléfonos 5553-5244 y 5553 4642. Funciones: jueves y viernes, 20:30 horas; sábado, 19:00, y domingo, 18:00.