Ť Presionan Washington y Londres para que sea entregado al Tribunal de La Haya
Se rinde Slobodan Milosevic y se entrega a las autoridades judiciales
Ť El ex mandatario no será extraditado, advierte Belgrado; permanece bajo arresto domiciliario
Ť Acusan que el jefe del estado mayor del ejército yugoslavo impidió el sábado la aprehensión
AFP, DPA, AP Y REUTERS
Belgrado, domingo 1º de abril. Tras un lar-go impasse, maratónicas negociaciones y amagos de nuevo operativo policial, el ex presidente Slobodan Milosevic terminó por rendirse y se entregó a las autoridades ju-diciales yugoslavas para responder por cargos de abuso de poder y malversación de fondos.
La rendición ocurrió a las 5 de la mañana del domingo, pero previamente se habían desatado una se-rie de versiones contradictorias de que era inminente el operativo po-licial cuando el ex mandatario se seguía negando a ceder, y otras que hablaban de que las negociaciones habían "fructificado".
Poco antes de que se confirmara oficialmente el arresto de Milosevic, reportes de prensa señalaron que se escucharon al menos cinco disparos en la residencia y enseguida una caravana de vehículos abandonó el lugar, sin que nadie pudiera ver el traslado del detenido hacia la prisión central.
El arresto fue confirmado por fuentes del Ministerio del Interior serbio, del Partido Socialista del ex presidente, emisoras de radio y la prensa local. Un estrecho colaborador, Branislan Ivkovic, indicó que Milosevic se entregó a las au-toridades en forma voluntaria para "apegarse al proceso legal".
La BK-TV, que citó una declaración del gobierno, dijo que "órganos autorizados lo detuvieron" y "no hubo resistencia".
Previamente a la detención, Belgrado había denunciado que militares obstaculizaron hasta entonces el cumplimiento de la orden emitida por un juez, mientras el presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, tras reunirse con las cúpulas políticas serbia y yugoslava, dijo que "nadie puede ser intocable".
Aunque medios de prensa locales señalaron que antes del arresto hubo disparos en el interior de la mansión de Milosevic, no se re-portó ningún herido pero el incidente se prestó a especulaciones.
Rumores y amenazas
Se rumoró que fue uno de los colaboradores de la esposa de Milosevic quien disparó, y otras versiones indicaron que el ex presidente amenazó con matar a su esposa e hija para evitar su arresto. Ambas permanecían en la residencia hasta la mañana de este domingo.
Lo cierto es que en esa reunión de emergencia del gobierno se acordó concretar la detención del ex mandatario, y que esta cuestión no debería provocar "una crisis de Estado por una sola persona".
Milosevic había resistido atrincherado desde el viernes en su re-sidencia del barrio Dedinje, con 50 hombres armados, y desde allí advirtió que no se entregaría "vivo" a los efectivos que trataron de detenerlo y cuyas acciones llevaron a un tiroteo con sus seguidores que terminó en varios heridos leves.
Por la tarde del sábado, el ministro serbio del Interior, Dusan Mi-hajlovic, dio una primera conferencia de prensa en la que informó que el ex mandatario estaba bajo arresto domiciliario hasta ser presentado a las autoridades judiciales, bajo cargos de abuso de poder y delitos financieros.
Aclaró que Milosevic no sería extraditado por crímenes de guerra, con lo que prácticamente atenuó las expectativas creadas en Washington, Europa, la Organización de Naciones Unidas y el Tribunal Internacional de La Haya, que lo reclama.
Funcionarios del gobierno estadunidense dijeron que seguían "observando de cerca la situación" y que esperaban que el conflicto terminara en forma pacífica.
Washington está presionando para que Milosevic sea llevado al tribunal de La Haya, y está condicionado su ayuda económica a Yu-goslavia a cumplir con una serie de medidas "democráticas".
Rusia, un aliado tradicional de los serbios, señaló que se trata de un asunto interno e instó a los países occidentales a que se abstengan de presionar a Belgrado en el presente caso, porque eso podría repercutir negativamente contra las fuerzas democráticas.
El ministro británico del Exterior, Robin Cook, estimó que este era "el final de la partida" de Milosevic, al considerar que cualquiera que sea la evolución de los sucesos debe terminar en La Haya.
Cook, cuyo gobierno envió de regreso a Chile al ex dictador chileno Augusto Pinochet por "razones de salud", dijo que no le mo-lestaba que se le inculpara de fraude, pero que después debería ser trasladado a La Haya para ser juzgado por crímenes de guerra.
Serbia, por conducto de su primer ministro Zoran Djindjic, lla-mó a los seguidores de Milosevic --allegados políticos, guardaespaldas y militares-- que lo defendían a que "depongan las armas", luego de que la policía serbia fracasara en sus esfuerzos por detenerlo la madrugada del sábado.
En el mismo comunicado el go-bierno serbio denunció la actitud de ciertos componentes del ejército que "obstruyeron sistemáticamente" la acción de la policía.
Pero Djindjic afirmó que desde hace algún tiempo "importantes cantidades de armas pesadas y ex-plosivos" fueron almacenados en la residencia de Milosevic.
Los reportes indican que los hombres que protegían a Milosevic portaban fusiles automáticos, metralletas, bombas y lanzacohetes, mientras que afuera de la residencia se mantenía un fuerte cerco policial, cuyos efectivos esperaban órdenes para actuar.
Mihajlovic afirmó que el ejército yugoslavo obedeció las órdenes de colaboradores de Milosevic para "obstruir" los intentos de la autoridad para arrestarlo.
Añadió que el ejército "no quiso dejar entrar a la policía" a la residencia, donde mantenía el cerco desde el viernes tras desalojar de la calles a sus simpatizantes.
"El ejército cumplió órdenes de personas no autorizadas al servicio de Milosevic" que se encontraban atrincheradas con armas automáticas, subrayó Mihajlovic.
El mismo Mihajlovic se trasladó la noche del sábado al barrio residencial donde se encontraba el ex mandatario, mientras continuaban las negociaciones con la intención de persuadirlo de que se entregara voluntariamente a la justicia.
La conexión castrense
El diario local Politika dio la versión de que el jefe del estado ma-yor del ejército yugoslavo, general Nebojsa Pavkovic, habría sido quien personalmente impidió inicialmente el arresto de Milosevic, y sugirió que ese oficial no pudo tomar él solo la decisión.
Más tarde el estado mayor del ejército emitió un comunicado en el que negó que la institución castrense haya obstaculizado deliberadamente el operativo de arresto, que dirigía el Ministerio del Interior, por lo que subrayó que tales denuncias eran "inexactas".
"Subrayamos que el ejército no ha tomado ninguna medida para cambiar el nivel del estado de alerta y que no hay movimiento" de sus tropas, "que se apega a los re-glamentos y se dedica a ocupaciones previstas", asienta el texto.
El ejército cuenta con unos 80 mil efectivos y depende exclusivamente del poder federal y de su presidente Vojislav Kostunica, en tanto que la mayor parte del personal de la policía (de unos 25 mil hombres) depende exclusivamente del gobierno serbio. Por tanto, ca-da fuerza actúa con total independencia y jerarquías.
Los operativos de fuerza fueron interrumpidos tras el fracaso inicial que provocó tiroteos, ya que con ello se había tratado de evitar un derramamiento de sangre.
No obstante, Mihajlovic aseveró antes de la rendición que "Milosevic será arrestado de forma pacífica o violenta", mientras que representantes socialistas se hallaban en contacto con las autoridades para evitar un enfrentamiento.
La noche del sábado, la Fiscalía de Belgrado había emitido una nueva orden de arresto del ex mandatario, acusado de provocar el ti-roteo en el que dos policías resultaron heridos por guardaespaldas.
El ministro de Justicia de Serbia, Vladan Batic, afirmó que incluso se le podría acusar de instigación a la rebelión armada.