DOMINGO Ť 1Ɔ Ť ABRIL Ť 2001
Ť Participantes del panel Movimientos de resistencia contra la globalización
El neoliberalismo ha unido voluntades... en su contra
Ť Desde Seattle hasta Cancún se ha protestado por la caída del nivel de vida: Almeyra
MARIA RIVERA
La pérdida de legitimidad del modelo neoliberal ha provocado el surgimiento de un movimiento de resistencia que comprende lo mismo a indígenas, homosexuales, mujeres, obreros, que a desempleados y ecologistas. Desde Seattle hasta Cancún, estos grupos globalifóbicos están protestando contra la caída continua del nivel de vida, la creciente concentración del poder y el aumento de la injusticia social, explicaron los participantes del panel Movimientos de resistencia contra la globalización, organizado por La Jornada y Casa Lamm.
Estos movimientos son hijos de la derrota (la caída de los regímenes socialistas de Europa oriental) y parten del retroceso ideológico, social y político que ha imperado en las últimas décadas. De ahí que sus reivindicaciones y perspectivas resulten aparentemente más elementales que las que se expresaban 30 años atrás, y tengan como eje de su actuación acciones concretas. Sin embargo, apuntó el profesor universitario Guillermo Almeyra, resultan subversivos porque ponen en cuestión principios básicos del sistema actual, como la entronización de la idea del lucro sin pensar en sus consecuencias sociales o el abandono de toda ética y principios morales.
Unir lo aparentemente distinto
El analista de La Jornada se preguntó: Ƒse puede unir lo aparentemente distinto, lesbianas con obreros, desocupados con indígenas? Sí, se respondió. ''No es posible sumar peras con manzanas a menos que se les considere fruta a todas, ahí sí pueden ir juntas. En este caso, la gente no se suma por lo que tiene de específico sino por lo que tiene en común: la búsqueda de la justicia, del respeto, es decir, lo que no les puede dar el neoliberalismo''.
Puso como ejemplo al movimiento zapatista, que con base en reivindicaciones propias logró movilizar a otras fuerzas. ''Ahora resulta que los que están fuera del mercado, que eran considerados como excedentes, producen un cambio democrático muy importante para el país. Pesan y deciden. Los que no tenían ninguna voz, ahora la tuvieron en el parlamento. Es evidente también que a los que el neoliberalismo condena a la desaparición se imponen por otros métodos y de paso nos enseñan que este sistema no es un maremoto que nadie puede detener. Las acciones de la gente cambian también la política. Los indígenas están elaborando las bases para una contrapropuesta al neoliberalismo, colocando la economía sobre una base diferente, ética, rechazando la idea de que todo está regido por la ley de la ganancia''.
Angel Guerra, organizador del foro por parte de la Casa Lamm, también pidió recordar la lucha emprendida por los pobladores de la isla de Vieques, en Puerto Rico, contra la base militar estadunidense a raíz de la muerte de David Sanes, guardia civil de la Marina, víctima de una bomba lanzada por error en 1999.
Poco más de 9 mil pobladores viven entrampados en esa pequeña franja ''entre el campo de tiro y los polvorines militares'', explicó el investigador. A partir de su lucha, que consiste en penetrar y permanecer sin permiso en la instalación militar, impidieron la reanudación de bombardeos por más de un año, así como el funcionamiento del campo de tiro, pese a que cientos de ellos han sido arrestados.
Héctor de la Cueva, asesor sindical que ha participado en todas las protestas antiglobalización de Seattle a Cancún, pidió un nuevo enfoque para estas formas de resistencia. ''No son simplemente la reaparición de antiguos movimientos sociales, son nuevos que parten de una realidad distinta. Por ejemplo, cuando se habla de Seattle, todos creen que fue un bloque homogéneo de fuerzas sociales las que enfrentaron a la Organización Mundial de Comercio, y no es cierto, es un mosaico extremadamente diverso de fuerzas sociales con intereses encontrados, pero que a la hora de la acción, a la hora de las calles, se han encontrado''.
Indicó que en estos movimientos confluyen lo mismo fuerzas políticas tradicionales, como los partidos, que estructuras sociales de amplia tradición, como los sindicatos, pero también han aparecido nuevos actores como el zapatismo, las feministas, los que impulsan la campañas del jubileo contra la deuda externa o el movimiento de Attac, que lucha por gravar los capitales extranjeros.
A su vez, Santiago Chávez, uno de los agredidos por la policía durante las protestas en Cancún, plantea la unidad con base en acciones concretas. No cree -ejemplifica- en la lucha contra la destrucción ambiental del planeta, pero sí en aquellos que defienden el bosque de Tlalpan y sobre todo cree en el activismo. ''Hay que moverse, aunque sea para bailar'', concluye.