DOMINGO Ť Ť ABRIL Ť 2001

Ť Es hora de superar reclamos y condenaciones, señala el obispo

Llama Arizmendi a partidos a legislar en pro de indios

ALMA E. MUÑOZ

El obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, llamó a los partidos políticos a elaborar un nuevo marco legal que brinde a los indígenas "su justo lugar" en la sociedad mexicana. "Ya debe pasar el tiempo que sólo se escucharon reclamos y condenaciones. Ya no es la hora de las armas, pues éstas sólo aumentan la miseria", mencionó el prelado, para quien es tiempo de discutir la iniciativa de ley sobre derechos y cultura indígenas en un ambiente democrático.

"Todo cambiaría en México y en Chiapas si en vez de apedrearnos unos a otros, de acusarnos y de excluirnos mutuamente, de ofendernos y de sembrar sólo dudas y sospechas de lo que hacen los demás, tuviéramos una actitud más comprensiva hacia las posturas diferentes a la propia".

Por eso, al legislar sobre derechos y cultura indígenas, dijo después de congratularse por la presencia de los comandantes zapatistas en la Cámara de Diputados, "no hay que caer en actitudes farisaicas donde unos sólo espían qué hacen, dicen o proponen los de otros partidos o grupos para descalificarlos en forma simplista y categórica, en lugar de valorar lo bueno que tienen y apoyar todo lo que sirva para promover una vida digna a favor de quienes han sufrido tanta marginación".

Arizmendi Esquivel recordó a los integrantes del Congreso de la Unión que "las leyes son para vivir en paz y en armonía, no para enfrentarnos y destruirnos. Y en un régimen democrático y plural lo que nos salva es la comprensión mutua, no la condenación sistemática. Lo definitivo no es el triunfo de un partido, sino el bien integral del país. Por ello, más que proceder por consignas lo fundamental es sabernos escuchar, valorar las razones de los otros y apoyar lo que sea más justo".

Otorgarles a los indígenas "su justo lugar" es la forma, para el religioso, de "desactivar la guerra, de dejar las piedras, los palos y demás instrumentos de muerte para aceptarnos como hermanos, perdonarnos y ayudar a quien más lo necesite".

Confío, finalizó, que "así lleguen los nuevos tiempos para Chiapas y para México, donde no haya bestias salvajes, chacales y avestruces, sino cantos de alegría y esperanza; ríos de amor y de comprensión".