SABADO Ť 31 Ť MARZO Ť 2001
José Luis Manzo
ƑExisten subsidios al consumo eléctrico?
Bastó que el Secretario de Energía afirmase que existen subsidios a los consumidores de electricidad y que es necesario eliminarlos porque "son un cáncer", para que el Senado de la república saliese al quite exhortando al presidente Fox a no hacerlo, porque se perjudicaría gravemente la economía familiar y las actividades productivas (La Jornada, marzo 30, 2001). Ya se discute si conviene o no eliminar los subsidios que se otorgan a los consumidores de electricidad, sin saber a ciencia cierta de qué se está hablando.
Existen dos enfoques alternativos sobre lo que debe entenderse por el "subsidio" que el productor de un bien o servicio otorga a los consumidores a través del precio de venta. En el primer enfoque, existe subsidio sólo si el precio de venta es menor al costo de producción; en este caso, el subsidio que recibe el consumidor es igual a la pérdida que sufre el vendedor. No existe subsidio si el precio es igual al costo, pues la empresa está en equilibrio; no gana pero tampoco pierde. Tampoco existe subsidio cuando el precio es mayor al costo, pues la empresa obtiene una ganancia, por pequeña que sea.
En el segundo enfoque, la idea central es que la empresa debe maximizar la ganancia y vender su producto al precio más alto que le permitan las circunstancias y su poder de mercado, independientemente de qué tan barato le salió producirlo y de qué tan alta o baja sea la capacidad de compra de los consumidores. Si la empresa puede vender sus productos en Estados Unidos a los precios que rigen allá, precios que en general son más altos porque los costos son mayores, entonces, la empresa puede venderlos localmente tomando como base los precios estadounidenses. En este enfoque, existe subsidio si el precio de venta interno es inferior al precio internacional. Así, lo que la empresa deja de ganar, representa un subsidio para el consumidor local.
Desde hace tiempo Pemex viene aplicando el segundo enfoque y por ello vende internamente los combustibles que produce (gasolinas, gas natural, gas L. P., etc.) a precios de Estados Unidos, e incluso superiores. Ahora se pretende hacer lo mismo con la electricidad producida por la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Sin embargo, conforme al primer enfoque, CFE no otorga subsidio alguno a sus clientes, pues el costo promedio de producción de la energía eléctrica (que incluye generación, transmisión y comercialización) es inferior a su precio promedio de venta. Es decir, CFE obtiene utilidades. Pero la Secretaría de Hacienda altera los resultados operativos y financieros de CFE inventándole cobros, para hacerla aparecer ante la opinión pública como una empresa ineficiente que registra pérdidas, a la que es preciso canalizarle parte de los impuestos que pagan los contribuyentes para cubrir ese déficit. Según esa versión, tales impuestos podrían liberarse para ser canalizados a la construcción de escuelas y hospitales, si CFE incrementa las tarifas eléctricas para igualarlas a las de Estados Unidos, y así generar más ingresos propios para cubrir su déficit. En artículos anteriores se ha demostrado que esta argumentación es falsa.
ƑCuál de los dos enfoques deben aplicar Pemex y CFE? Mi opinión es que el primero, pues resulta más racional y benéfico para una población empobrecida y una planta productiva nacional sin apoyos y en franca desventaja frente a una apertura externa desigual. Los energéticos deber ser vendidos localmente tomando como base el costo de producción y agregarle una ganancia atractiva pero prudente. Aplicar el segundo es actuar con ventaja y de manera abusiva, al utilizar contra los consumidores locales todo el poder que le da a cada una de esas empresas el ser la única empresa vendedora de combustibles y de electricidad. Además, la búsqueda de la máxima ganancia aún a costa de los intereses de los consumidores es propio de la filosofía de una empresa privada voraz, no de una empresa pública que, además de obtener utilidades, debe contribuir sobre todo al desarrollo nacional y a mejorar el nivel de vida de la población más desprotegida. Esos consumidores son, al mismo tiempo, los propietarios de esas empresas. Y los que son sólo administradores de las mismas, no sus dueños, utilizan el poder monopólico de esas empresas para atentar contra la economía de sus verdaderos propietarios. Los cien millones de accionistas de Pemex y CFE están en todo su derecho de indicar a los administradores de esas empresas la política de precios que deben aplicar. Y en eso estamos. Las protestas de las amas de casa del Distrito Federal obligaron al gobierno de Vicente Fox a frenar el incremento del precio del Gas LP, e incluso bajarlo. Si se amplían esas protestas y son potenciadas por el apoyo de partidos políticos y organizaciones sociales, seguramente frenarán el intento de incrementar las tarifas eléctricas y obligarán al gobierno federal a discutir con la sociedad, más allá del ámbito legislativo, la actual política de precios internos de los energéticos.
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