VIERNES Ť 30 Ť MARZO Ť 2001

Ť Leonardo García Tsao

Radiografía de un sistema nervioso

Elogiada como obra maestra por buena parte de la crítica estadounidense, provocadora de debates incluso políticos, segundo lugar (empatado) en la pasada entrega de los Oscares, Tráfico es uno de esos casos cuyos efectos rebasan el mero fenómeno cinematográfico. De hecho, el décimo largometraje de Steven Soderbergh es en sí menos interesante que sus consecuencias. (Por lo pronto, podemos congratularnos de no vivir en los tiempos de la vieja censura, cuando de seguro se hubiera prohibido por considerarlo "denigrante a México", y de que su distribuidora no le haya cortado nada de su metraje original, como suele hacerlo con películas que rebasan las dos horas de duración, por puro interés comercial).

Basada en la serie británica Traffik (exhibida hace poco por Canal 22), Tráfico es un mosaico didáctico sobre las diversas instancias participantes en el tráfico de drogas entre México y Estados Unidos: el consumidor, representado por la hija adolescente (Erika Christensen) del recién nombrado zar antidroga (Michael Douglas) del gobierno estadounidense; la señora bien de San Diego (Catherine Zeta-Jones) que deberá involucrarse en el crimen para proteger sus intereses cuando su marido narcotraficante (Steven Bauer) es arrestado; el honesto agente judicial mexicano (Benicio del Toro) consciente de la corrupción del militar (Tomás Milian) a cargo de los operativos; los esforzados agentes de la DEA (Luis Guzmán, Don Cheadle) cuya misión es asegurar que un testigo (Miguel Ferrer) declare contra el arrestado negociante.

La acción salta entre Ohio, Tijuana, San Diego y anexas dentro de esa estrategia de elaborar un caleidoscopio representativo. Cineasta hábil, Soderbergh adopta una mirada distanciada, evocadora del documental a través del uso constante de la cámara en mano (operada por él mismo, bajo el seudónimo Peter Andrews) y distingue cada instancia con vistosos juegos cromáticos; los episodios mexicanos, por ejemplo, se han deslavado a un tono amarillento que acentúa su inserción tercermundista.

En su mayor parte, Tráfico se desarrolla como un habitual thriller policiaco, cuyos héroes están bajo la amenaza constante de fuerzas mucho más poderosas. No obstante el aún perceptible acento caribeño en su habla, Del Toro encarna a uno de los personajes más convincentes de la cinta, un contemplativo agente que se debate entre conceptos opuestos de lealtad. Por su parte, los agentes de la DEA son sorprendidos por atentados que pudo haber anticipado cualquier espectador conocedor de las convenciones del cine gangsteril. Igualmente inverosímil resulta esa ama de casa embarazada, susceptible de volverse más despiadada que Michael Corleone a la hora de ejercer un curso intensivo de criminalidad.

La intención de Soderbergh es, claro, subrayar qué tan arraigado está el narcotráfico en una y otra sociedad y por qué la lucha oficial en su contra ha resultado en una costosa guerra perdida. La futilidad de esa campaña encuentra su interpretación más melodramática ?y, por lo tanto, eficaz--en los episodios del juez de la Suprema Corte enfrentado al enemigo en casa. La demanda por la droga se plantea incontrolable si su propia hija, estudiante de honor y miembro privilegiado de su clase, es capaz de llorar de gozo con su primera fumada de crack y descender a la ignominia para satisfacer su creciente adicción (la ignominia consiste en copular con un hampón negro, apunte de cierto tinte racista compartido por un momento similar en Requiem for a Dream, de Darren Aronofsky).

Sin embargo, Soderbergh no elabora juicios morales en tanto no condena a ninguna de las partes involucradas. Simplemente coloca las cartas sobre la mesa de manera funcional, argumentando la posibilidad de que el poderío de un negocio tan próspero acabe contaminando cualquier postura ética. Tráfico no será una revelación para alguien con mínima información sobre el tema, pero al menos tiene el mérito de abordarlo con puntualidad. ¿Cuándo veremos el equivalente en el cine mexicano?

TRAFICO

(Traffic)

D: Steven Soderbergh/ G: Stephen Gaghan, basado en la teleserie Traffik, de Simon Moore/ F. en C: Peter Andrews/ M: Cliff Martínez/ Ed: Stephen Mirrione/ I: Michael Douglas, Don Cheadle, Benicio del Toro, Luis Guzmán, Dennis Quaid, Catherine Zeta-Jones, Steven Bauer/ P: Initial Entertainment Group, Splendid Medien AG, USA Films. EU - Alemania, 2000.

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