SEÑALES DE PAZ EN EL CONGRESO
La
participación de los comandantes zapatistas y representantes del
Congreso Nacional Indígena (CNI) en la Cámara de Diputados,
que no es otra cosa que la casa del pueblo, abrió finalmente la
posibilidad real de restablecer el diálogo para alcanzar la paz
con justicia y dignidad en Chiapas.
"A una señal de paz, no responderemos con una señal
de guerra", afirmó la comandante Esther en una clara señal
de que los zapatistas no han soslayado las acciones de quienes, como el
presidente Fox y los partidos políticos, con excepción del
PAN, han demostrado creer en el camino del diálogo como única
vía de pacificación.
Desde el primer día de enero de 1994, cuando el
EZLN se levantó en armas, no se había logrado un avance tan
significativo para resolver el conflicto y mucho menos se abrió
un espacio tan importante para la reflexión y el análisis
de la problemática indígena nacional.
Como ejemplo, a unas horas de haber concluido el encuentro
en San Lázaro, se llevó a cabo el primer encuentro formal
entre Fernando Yáñez, designado correo oficial de los zapatistas,
con el comisionado para la paz, Luis H. Alvarez, quienes acordaron reiniciar
las conversaciones para programar un posible viaje a Chiapas para certificar
el repliegue del Ejército de las siete posiciones de influencia
y verificar el proceso y cumplimiento de las otras dos señales solicitadas
por el EZLN que aún se encuentran pendientes: la liberación
de todos los presos zapatistas y la aprobación del proyecto de reforma
constitucional en materia de derechos y cultura indígenas.
Lo sucedido ayer en el Congreso, donde los indígenas
hicieron uso legal de la tribuna para defender la iniciativa de la Cocopa,
y el encuentro subsecuente entre Fernando Yáñez, comandante
Germán, y Luis H. Álvarez, debe ser entendido como un triunfo
indiscutible de la voluntad política de quienes realmente quieren
poner fin a la guerra.
Es también una victoria de la sociedad mexicana
que ganó un espacio de expresión que nunca debió habérsele
negado. Es una oportunidad para comprender y resolver la cuestión
indígena, hecho que requiere la madurez legislativa y social para
reconocer a los indígenas como mexicanos y como pueblos indios que
son, en especial su derecho a la autodeterminación.
El encuentro de ayer sienta un precedente para el análisis
y debate de otros problemas de fondo que históricamente han sido
ignorados o simplemente se han postergado en las agendas legislativas.
Ayer se abrió una nueva posibilidad para la participación
y presencia de la sociedad. Se trata, pues, de un nuevo vínculo
entre la sociedad y los poderes del Estado, de un acercamiento a la democracia
participativa.
Este logro se lo debemos en buena parte a las acciones
de un Presidente que desde su toma de posesión anunció su
voluntad por resolver el conflicto y que a la fecha ha mantenido esa postura,
y, por otra parte, a la representatividad social alcanzada por el EZLN
y la determinación y firmeza de su lucha que radica en la legítima
búsqueda de la justicia y dignidad para los indígenas.
El camino del diálogo está puesto, ahora
es el tiempo de canalizar los logros hacia el camino de la paz.
|