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México, D.F. lunes 26 de marzo de 2001 
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Editorial
  
ACCION NACIONAL: LAS PARADOJAS DEL PODER 

SOL La Asamblea Nacional del Partido Acción Nacional, que se realizó el pasado fin de semana en Guadalajara, es el primer cónclave partidario significativo de esa organización desde que su candidato ganó la Presidencia de la República, y hace pertinente reflexionar en torno a las circunstancias externas e internas de esa fuerza política hoy en el gobierno. 

El inevitable telón de fondo del encuentro fue, sin duda, la marcada divergencia entre el presidente Vicente Fox y los legisladores de su partido acerca del trato que ha de darse a los dirigentes zapatistas que se encuentran en la capital del país: mientras que el primero ha procurado facilitar los caminos del diálogo y la pacificación, los segundos se empeñaron en una actitud de menosprecio y desdén hacia los rebeldes, y a la postre los exhortos presidenciales para que se abriera el Congreso de la Unión a los zapatistas fueron recogidos por la oposición (PRD, PT, PVEM y parte del PRI), mas no por los panistas. 

El hecho lamentable de que las posiciones más reaccionarias de la sociedad hayan encontrado expresión en las bancadas panistas de la Cámara de Diputados y del Senado no debe eclipsar, por otra parte, el dato fundamental de que el país asiste a una independencia del partido del jefe del Ejecutivo, y que el grupo en el poder estrena formas novedosas, no presidencialistas, de acción política e institucional. Esta situación choca, ciertamente, con hábitos mentales forjados a lo largo de siete décadas de régimen priísta, en el cual el control total del partido era (junto con la tácita sumisión de los otros poderes a la figura presidencial) una de las "facultades metaconstitucionales" del huésped en turno de Los Pinos. 

La nueva relación entre el mandatario y su organización política es, en buena medida, expresión de principios democráticos tradicionales del panismo, pero también inciden en ella viejos rencores --de los que es representante y portador el coordinador de los senadores panistas, Diego Fernández de Cevallos--, gestados desde que Fox urdió su candidatura al margen del ámbito partidario y se la presentó a la dirigencia blanquiazul casi como un hecho consumado, y exacerbados durante la campaña, cuando el entonces candidato marginó a la estructura panista tradicional y le impuso, como cuartel general de la campaña, a una asociación ajena a Acción Nacional: Amigos de Fox. 

Al margen de estos y otros contenidos circunstanciales de la nueva relación entre el Presidente de México y su partido, en la Asamblea Nacional panista realizada en la capital tapatía pudo constatarse que el ejercicio del poder público obliga a los panistas a abordar temas cruciales de la vida nacional que tradicionalmente habían permanecido al margen de su interés --como la situación intolerable de los pueblos indígenas y las persistentes desigualdades de género--, y que lo están haciendo en un ambiente de apertura y libre discusión de posiciones encontradas. 

Finalmente, en el encuentro de Guadalajara se reflejó una de las principales paradojas de Acción Nacional en el momento presente: que, siendo un partido básicamente conservador, y hasta cavernario en algunos de sus sectores y expresiones, ha sido un factor indudable en el proceso de democratización del país y que, dentro de sus propias filas, es capaz de practicar la tolerancia y de respetar las diferencias. 

 

 

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