DOMINGO Ť 25 Ť MARZO Ť 2001

Ť En tiempo de crisis se privilegia conservar el empleo

Poco puede hacer la CNSM por los minisalarios: González Núñez

Ť Los incrementos responden a la lógica del mercado, dice

Ť Algunos obreros que reciben este ingreso no tienen estudios

FABIOLA MARTINEZ

En los últimos años, el aumento al salario mínimo ha respondido, "como pasa en todo el mundo", a una lógica de mercado y, en especial, como un mecanismo fundamental para reducir la inflación, reconoció Basilio González Núñez, presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM).

Interrogado sobre el deterioro en la calidad de vida de los trabajadores que perciben minisalario, afirmó que ese sector cuenta con un esquema de seguridad social, educación gratuita para sus hijos, subsidios en alimentos, servicios y transporte, así como exención de impuestos (crédito al salario) y pago adicional de prestaciones, lo que les permite contar con un ingreso real mayor al salario mínimo de 40 pesos al día.

Sostiene que visto de manera simple, el ingreso de un obrero puede ser bajo, pero si se aprecia el nivel general de remuneración, es decir, el conjunto de salarios y prestaciones, veríamos que el trabajador recibe hasta 50 por ciento más.

"No es que estemos en auge o debamos vanagloriarnos de esa situación, porque si fuera así no tendríamos los niveles de pobreza que hay en el país, pero contamos con paliativos en términos de la política social para apoyar a los trabajadores de menos ingresos".

-Lo que vemos es que los empresarios sí están progresando, en especial en índices de productividad, pero los trabajadores cada día comen menos y peor, Ƒestaría de acuerdo con esta conclusión que han expresado dirigentes sindicales e investigadores?

-Hay de todo. No existe un criterio monolítico al respecto. Hay un grupo de trabajadores que corresponde a lo que usted me está señalando, hay otros que viven en un cierto nivel, y están quienes no les impacta esta dinámica, no podemos generalizar, con uno de sus segmentos, la condición de todos los obreros de este país.

En entrevista con La Jornada, González Núñez explica algunas de las razones que en los últimos años ha aplicado el gobierno federal en materia de política de salarios y algunas de las causas que, a su juicio, lleva a los representantes de obreros ante la CNSM a aceptar aumentos bajos -en afán de mantener a raya la inflación- y poder así conservar las prestaciones y los empleos.

Señaló que el desarrollo del salario mínimo se puede explicar a partir de "dos lógicas": la de equidad y necesidades sociales y la del mercado; esta última resumida en una sola premisa: "sin utilidades no hay empresas ni empleos".

Para el responsable de la CNSM desde 1990, esa lógica de mercado es la que exige cada día más mano de obra calificada, cualidad que escasea en México, porque aquí la escolaridad del obrero medio -precisa- es de siete años, mientras que la del trabajador de salario mínimo puede ser incluso menor o nula.

A ello se agrega el bajo nivel de calificación, pero, sobre todo, una oferta de empleo mucho menor a los 1.3 millones de nuevos empleos que demanda la población anualmente, meta que sólo se podría alcanzar con un crecimiento económico de 7 por ciento. Por cada punto menos de este indicador se dejan de generar alrededor de 200 mil empleos.

Lo anterior representa -admite el funcionario- que ante las necesidades apremiantes de empleo, la población puede ocuparse por menos salario del que pudiera percibir de acuerdo con su experiencia laboral y calificación, o pasar al sector informal de la economía.

"La gente desempleada ya no busca trabajar por sus calificaciones, sino simplemente como una manera para sobrevivir".

En tiempo de crisis la situación se complica porque los obreros o sus representantes sindicales prefieren aceptar un menor aumento salarial con el fin de conservar sus empleos y evitar el cierre de las empresas. "Ante esa disyuntiva, los gremios han optado por defender la fuente de empleo (antes de exigir un aumento salarial superior). Esa es la mecánica del funcionamiento del mercado".

González Núñez sostiene que la CNSM, de constitución tripartita -con la participación de patrones, trabajadores y gobierno-, es autónoma y, por lo tanto, él mismo, representante del gobierno, "nunca ha mayoriteado" a ningún sector en la fijación anual del aumento al minisalario.

"Si sólo contara la decisión del Ejecutivo, como en otros países, no habría razón de ser de esta comisión. La realidad del comportamiento de los salarios depende de la evolución de la economía, de las alzas en la productividad y el abatimiento de la inflación".

Reconoce, sin embargo, que poco puede hacer la CNSM en tanto el eventual desarrollo del salario mínimo está condicionado al auge o crisis de la economía en general, por ello, los respectivos aumentos "no pueden ser por decreto"; más aún, constituyen un elemento de primer orden para mantener o reducir los índices de inflación.

Prolongada declinación de sueldos reales en México: OIT

Cifras oficiales precisan que alrededor de dos millones de mexicanos registrados en el IMSS perciben salario mínimo; sin embargo, no existen datos exactos respecto al nivel de ingreso de por lo menos 50 por ciento de la población económicamente activa, esto es, unos 20 millones de personas que se ubican en el subempleo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala en un informe reciente que uno de los rasgos predominantes de la evolución del mercado de trabajo en México ha sido "la prolongada declinación de los salarios reales". En junio de 1999, agrega, el salario mínimo se situaba en un nivel equivalente a 27 por ciento del que tenía en 1978.

La OIT explica que si bien se ha registrado un aumento en los salarios (mínimos y contractuales), los costos laborales en México "continúan dentro de los más bajos del continente".

El Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía afirma que este indicador ha caído de manera imparable desde 1976, año en el que alcanzó un máximo histórico. Por ejemplo, en diciembre de 1987 se podía adquirir 94 por ciento de la canasta obrera indispensable con un salario mínimo nominal, y actualmente únicamente se compra alrededor de 20 por ciento, es decir, de acuerdo con esta perspectiva, en los últimos 25 años el poder adquisitivo del salario mínimo se ha desplomado en más de 80 por ciento.