SABADO Ť 24 Ť MARZO Ť 2001
Ť Ovación para el mexicano Alberto Blanco
Nicanor Parra, el gran ausente en el encuentro Chilepoesía
ENRIQUE GUTIERREZ CORRESPONSAL
Santiago, 23 de marzo. Con todo éxito se desarrolla Chilepoesía, pese a la ausencia de uno de los principales poetas locales. A raíz de una enfermedad que lo aqueja y una operación reciente, el antipoeta y Premio Nacional de Literatura, Nicanor Parra, ha sido el gran ausente de ese encuentro internacional, que tuvo hoy un impactante momento con un recital poético que se realizara desde los balcones del Palacio de La Moneda, al caer la noche.
Parra ha sido recordado y homenajeado por sus compañeros de la lírica, incluso Alberto Blanco leyó durante el primer recital masivo efectuado en la comuna de San Joaquín, el Manifiesto parriano en su honor.
El antipoeta que nació en San Fabián (1914), sur de Chile y emigró a la capital a los seis años, se ha caracterizado por ser un hombre ajustado a la personalidad critica, reflexiva y desnuda de convencionalismos. ''Yo siempre rompo moldes'', ha expresado en muchas ocasiones.
Con la publicacion de Poemas y antipoemas, en 1954, Parra rompió ciertas tradiciones y normas al considerar que ''todo puede decirse en poesía''. Un libro novedoso para el momento, pero que despertó encontradas opiniones, las que se han mantenido hasta estos días. Quienes lo admiran sostienen que la antipoesía no significa que el poeta se desentienda de la relación con el lector, sino que establece un nuevo modo de integración porque el lector debe ''aterrizar'' -usando la palabra de Parra- en un texto poético que habla de cosas reales, de las circunstancias de un hombre cualquiera y no de situaciones idealizadas.
Parra busca con la antipoesía exaltar su punto de vista y de ninguna manera desprestigiar nada. No obstante, las definiciones acerca de la antipoesía hay que buscarlas, sobre todo, en la propia obra de Parra.
Con ocasión del Premio Nacional de Literatura publica una recopilación de las anteriores y agrega otras nuevas La camisa de fuerza, Otros poemas y Tres poemas. Con esta edición irrumpe, con violencia, su vigorosa personalidad en el ámbito de la poesía tradicional mediante del uso de la ironía y de un lenguaje cercano a la prosa, al tradicional, compuesto por 242 tarjetas postales, las que recrean un campo visual integrado tanto por la distribución de las palabras como por los dibujos que complementan entre sí una unidad de sentido.
En 1977, Sermones y prédicas del Cristo del Elqui, una nueva expresión de lo antipoético, catalogada como la creación poética más notable de los últimos años en Chile e Hispanoamérica.
La preocupación por el destino del hombre y el futuro del mundo se demuestra en la evolución de Parra hacia el ecologismo ''un movimiento socioeconómico basado en la idea de armonía de la especie con su medio que lucha por una vida lúdica, creativa, igualitaria, pluralista, libre de explotación y plena de colaboración entre las personas'', según las palabras de Parra.
Rúbrica de Gonzalo Rojas
En otro orden, el canto de cinco de los poetas que participan de Chilepoesía fue acogido la noche del jueves por los estudiantes y público que asistió al recital en la casa Central de la Universidad de Chile.
El acto que congregó a los chilenos Miguel Arteche y Gonzalo Rojas, a la uruguaya Amanda Berenger, Adrianne Rich de Estados Unidos y Alberto Blanco de Mexico, fue iniciado sin mayores preámbulos dando paso enseguida a la lírica.
El tiempo se destinó a la lectura de poemas que hablan del hombre, la historia y la memoria como lo fue ''Hay hombres que nunca partirán'', de Arteche, donde habla de quienes dejan tantas huellas pero en el más completo anonimato.
Mientras que Blanco se encargó de darle un remozón a la ''Mala Memoria'', dedicado especialmente a los periodistas que lo han entrevistado durante estos días.
Cerró el recital el chileno Gonzalo Rojas, recibido por un espontáneo y calido aplauso del público, quien le cantó a la vida, la historia y al amor. Pero los aplausos más fuertes fueron dedicados al mexicano Alberto Blanco, quien recitó de pie tres poemas que cobraron vida y sentido por el ritmo y la expresión de su palabra. Haciendo de este encuentro un verdadero instante de recital y música, tanto así que el público le pidió volver al micrófono, ante lo cual sólo dijo: ''Vuelan tan rápido las montañas y el colibrí que no se mueven".