SABADO Ť 24 Ť MARZO Ť 2001
Hoy, 25 años del arranque de la dictadura de Videla
Argentina: ecos del terror
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 23 de marzo. En septiembre de 1975, durante la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA) que se realizó en Montevideo, el general Jorge Rafael Videla -más tarde presidente de la junta militar que sumió al país en una atroz dictadura-, adelantó algo sobre el apocalipsis: "Si es preciso, en Argentina van a morir todas las personas necesarias para la seguridad del país".
Emilio Massera, contraalmirante de la poderosa Marina, y Héctor Agosti, de la Fuerza Aérea, constituyeron aquella primera junta. Aun en las horas anteriores a la asunción militar, el 24 de marzo de 1976, comenzaron los secuestros masivos que se extendieron con intensidad de genocidio. En los primeros tiempos aún hubo alguna resistencia armada -incluyendo atentados contra militares- por parte de las organizaciones guerrilleras Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo, aunque sus fuerzas ya estaban diezmadas.
Pero también hubo una fuerte resistencia sindical y eso determinó que la mayor cantidad de desaparecidos fueran trabajadores, muchos de ellos secuestrados por los llamados Grupos de Tarea en las propias empresas donde laboraban, tras ser entregados constantemente por patrones.
En el primer aniversario de la junta militar, el 24 de marzo de 1977, el embajador estadunidense Robert Hill envió su informe 291842Z en el que decía: "el aspecto más notorio del aniversario es precisamente la falta de noticias (no aclaraba, por supuesto, que la prensa había sido silenciada y ya se contaban más de 60 periodistas desaparecidos)". Agregaba que era "obvio" que había triunfado "la línea más moderada", y que "como balance suponemos que la junta debe considerar este día con satisfacción. Sus resultados para este año que pasó, con la e xcepción de los derechos humanos, no son malos, teniendo en cuenta lo que heredó y los criterios argentinos de experiencia en el gobierno..."
Nada decía de lo que estaba sucediendo, lo que mucho más tarde Patricia Derián, funcionaria de derechos humanos de la administración de James Carter, declararía en los juicios realizados a los miembros de las juntas, en 1985. "Los hechos se sucedían en todo el país. Eran hechos masivos. Es sumamente difícil que un puñado de individuos, sobre todo en una gran área geográfica, puedan mantener instituciones para el secuestro, la detención, la tortura. Necesitan apoyo, armas, logística, locales", dijo entonces para desmentir los intentos de los generales de desligarse de su responsabilidad. La llegada de Carter produjo cambios en la relación de los militares con Washington.
En ese primer aniversario de la junta se produjo uno de los hechos memorables de resistencia y dignidad. El escritor y periodista Rodolfo Walsh escribió su Carta abierta a la Junta Militar. Hombre de la organización Montoneros pero sobre todo un reconocido intelectual, Walsh se quedó en el país cumpliendo sus tareas militantes. Un día después de haber logrado que su misiva se divulgara por todo el mundo, el 25 de marzo de 1977, un Grupo de Tarea de la Marina intentó secuestrarlo.
Se defendió con una pequeña pistola. No se sabe aún si lo llevaron herido o muerto, pero su cuerpo habría sido expuesto como un trofeo. Después desaparecieron su cadáver. Esa carta fue y es aún el documento más esclarecedor y completo sobre la criminalidad de la dictadura, su ilegitimidad, sus verdaderos objetivos.
"Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cinco mil muertos, decenas de miles de desterrados son las cifras de ese terror. Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración, donde no entra juez, abogado, periodista ni observador internacional.
"El secreto militar de los procedimientos invocados como necesidad de la investigación convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio. Más de siete mil recursos de habeas corpus presentados han sido contestados negativamente en los últimos tiempos", escribió.
Walsh describió con precisión todas las formas de tortura que se empleaban, los fusilamientos en los descampados, los entierros clandestinos y los vuelos de la muerte, en los cuales los detenidos eran arrojados al mar, sedados y atados, desde aviones militares.
También denunció la existencia de la Operación Cóndor y la complicidad de la CIA estadunidense en su creación. Al referirse a los asesinatos de dirigentes políticos de Uruguay y Bolivia en Argentina, y de "decenas de asilados", sostenía que se había querido "asesinar la posibilidad de procesos democráticos" en esos países. Denunció a los oficiales policiales, "becados de la CIA a través de la AID", y describió los resultados del plan económico impuesto y el papel del Fondo Monetario Internacional en la tragedia social que sobrevendría.
Nunca la historia había registrado un acto semejante. "Walsh está hoy más vivo que nunca. Walsh es el ejemplo de la vida", escribieron los Hijos de Desaparecidos en un mural. Este 24 de marzo los actos por el recuerdo del pasado se unirán a los difíciles momentos que vive el país, "fruto de aquella tragedia que aún no cierra".