SABADO Ť 24 Ť MARZO Ť 2001
REPORTAJE
No las entregaron a sus verdaderas madres
Sarahí y Gabriela, 2 años de dudas por negligencia en el IMSS
JUDITH CALDERON GOMEZ Y JAVIER VALDES CORRESPONSAL
Culiacan, Sin., 23 de marzo. Sarahí y Gabriela nacieron en el mismo hospital el 21 de marzo de 1999, con una diferencia de 40 minutos. La enfermera les colocó correctamente sus pulseras de identificación, pero se equivocó al entregarlas a sus respectivas madres. Acaban de cumplir dos años y siguen con la identidad intercambiada, continúan en brazos de mujeres que no son sus madres biológicas.
En el estado de Sinaloa, en cuya capital, Culiacán, se ubica el nosocomio donde nacieron Sarahí y Gabriela, ocurrieron ese año 46 mil 84 nacimientos, según datos del anuario estadístico del INEGI.
El error que inició en uno de los cuneros del Hospital Regional Número Uno del Instituto Mexicano del Seguro Social, mantiene a las dos madres en posiciones distintas. Una de ellas, Caridad Gutiérrez Peinado, se niega a hablar del tema, rechaza las pruebas biológicas que se le han presentado y considera que la pequeña que recibió después del parto es su hija.
Por el contrario, Carmen Olimpia Montaño Vega, quien tiene a Sarahí, no pierde las esperanzas de recuperar a la pequeña Gabriela, que de acuerdo con la prueba de ADN practicada por especialistas del IMSS y de la PGR, es su hija y, por tanto, demandó en un juicio civil que se anule el acta de nacimiento que levantaron Caridad y su esposo Gabriel.
El nacimiento
Este drama inició cuando nacieron las pequeñas, día también en que se cruzaron los destinos de quienes hoy llevan los nombres de Gabriela y Sarahí. La enfermera que participó en ambos partos, Adriana Avena Nájar, les colocó la pulsera correctamente, pero se equivocó al momento de entregar las niñas a su respectiva madre.
Ambos partos fueron atendidos por el pediatra Raúl Torres Beltrán y la mencionada enfermera. El primero de ellos fue el de una primeriza de 19 años que tuvo por cesárea a una pequeña que midió 53 centímetros. Con una peculiaridad, el cabello apenas se le notaba. La enfermera dijo: "es pelona".
Adriana Avena dio los primeros cuidados a la recién nacida, le colocó la pulsera en la muñeca, con el nombre de su madre -Carmen Olimpia Montaño Vega- y la dejó en el cunero.
Con una diferencia de 40 minutos, Caridad Gutiérrez Peinado dio a luz a una niña que midió también 53 centímetros. La pequeña que fue atendida por Adriana Avena tenía mucho cabello.
Se siguieron los trámites de rutina. Las familias de ambas pacientes recibieron la noticia de que las madres estaban bien y de que habían dado a luz dos niñas. Mientras, Carmen Olimpia y Caridad se recuperaban en espera de conocer a sus bebés.
Atareada en su trabajo, al momento de entregar a una de las pequeñas, la enfermera Adriana Avena tomó a la segunda niña que nació, tenía en su pulsera el nombre de Caridad Gutiérrez Peinado y se la llevó a la primera mujer que dio a luz, Carmen Olimpia, quien ansiosa abrazó a la pequeña, ignorando que su hija, "la peloncita", todavía estaba en el cunero.
El turno de la enfermera terminó. Agotada, enfiló sus pasos hacia la puerta del nosocomio. Minutos antes, había entregado el turno a la enfermera Elia Ramírez Zepeda, quien se percató del error y lo avisó al pediatra.
Al filo de las 22:00 horas, Ramírez Zepeda y un pediatra se encaminaron a la cama de Carmen Olimpia. La enfermera llevaba a una niña peloncita en brazos. Le dijeron a la paciente que la bebé que tenía a un lado de la cama no era su hija, sino la que ellos traían. Desconcertada, Carmen Olimpia respondió que no podía ser, porque la que tenía en brazos era "muy parecida a su papá".
Dudosa, solicitó al médico especialista que pesara a las pequeñas para cotejar los datos que tenían en el expediente y que les hiciera un análisis de sangre, a lo que el galeno se negó. Posteriormente pidió que las midieran y se encontró que la niña que tenía en brazos medía lo que decía el expediente: 53 centímetros.
El especialista y la enfermera le dijeron que no se preocupara, que había un error en las pulseras y que lo iban a corregir. En consecuencia, la enfermera Elia Ramírez -al parecer con la anuencia del galeno- intercambió las pulseras de las niñas.
Convaleciente, Caridad Gutiérrez Peinado recibió a la hija que parió Carmen Olimpia, ignorando lo sucedido.
Se empezaron a entretejer así confusiones, dudas y sentimientos, que ahora, dos años después, no han podido corregirse.
Informe del IMSS
Un día después del nacimiento de las dos niñas, el 22 de marzo de 1999, el error había trascendido a varios funcionarios del IMSS. Se convocó a una reunión entre funcionarios del hospital, las dos enfermeras, su jefa y el pediatra, al igual que ambas pacientes. Allí, las madres fueron notificadas que había ocurrido un error al momento de entregarles a las pequeñas.
La enfermera Adriana Avena Nájar advirtió que ella sabía quién era de quién: "una es mechuda y otra es pelona. Yo no me equivoqué al poner las pulseras, pero si quieren quedarse con las niñas cambiadas, ustedes sabrán".
En entrevista, Carmen Olimpia explica que en la reunión les pidieron que se intercambiaran a las niñas, pero ambas madres coincidieron en que no había pruebas suficientes y rechazaron la propuesta.
Las autoridades insistieron durante una reunión que se realizó el 23 de marzo, pero ante la negativa de las mujeres a intercambiar nuevamente a las pequeñas, el instituto se protegió. Pidió que quedara asentado por escrito que estaban de acuerdo en llevarse a las niñas que recibieron y el hospital se comprometió a realizarles la prueba de ADN.
De esta manera, personal del instituto procedió a confrontar las huellas dactilares y análisis de sangre. Muestras sanguíneas fueron enviadas a la ciudad de México para realizar la prueba de ADN.
Tiempo después, en castigo, fue despedida la enfermera Elia Ramírez, por haber intercambiado las pulseras, mientras que Adriana Avena fue sancionada, tomando en consideración que tenía más de 15 años de antigüedad.
Salieron del hospital con las niñas cambiadas
Desconfiando de los argumentos de las enfermeras, médicos y personal del IMSS, ambas madres salieron del nosocomio convencidas de que se habían equivocado en el instituto. Ambas estaban convencidas de que no iban a ceder a la niña que les fue entregada después del parto. Acordaron que mientras se esclarecía el asunto no iban a registrar a las menores.
Pasaron los días, cada una en el hogar, siguió el rito de cuando llega un nuevo integrante a la familia. Las fotos, la presentación a los vecinos y parientes.
El estudio de ADN realizado en el Distrito Federal fue contundente: las niñas no fueron entregas a sus verdaderas madres. La noticia fue dada a las madres el 24 de mayo, cuando las pequeñas tenían 2 meses de edad.
Caridad Gutiérrez, madre de Sarahí pero quien tiene a Gabriela, se negó a aceptar el resultado y aseguró que ella efectuaría por su parte un nuevo estudio. Más flexible, Carmen Olimpia, madre biológica de Gabriela, pero quien conserva a Sarahí, aceptó conceder tiempo para que se efectuara otro diagnóstico científico.
El caso fue difundido de manera detallada y sistemática por la periodista Dora Angélica de la Rocha en el periódico El Debate de Culiacán. Su trabajo le mereció el Premio Nacional de Periodismo, un año después. Recientemente publicó un material donde describe la situación que enfrentan las dos mujeres. De Caridad escribe: "es una mujer madura. Quienes la conocen dicen que de un tiempo acá, para ser exactos desde el 21 de marzo de 1999, su vida es otra. Ha vivido un calvario y por sus ojos ha corrido agua cual si fueran ríos", y de Carmen, mucho más joven, señala que es "una mujer que incesantemente busca el rencuentro con el ser que nació de sus entrañas".
El caso fue abordado también por la reportera Emma Beatriz Paredes en el diario El Noroeste. Menciona que María Luisa Zambada, procuradora de la Defensa del Menor, aseguró en marzo del 2000 que en el caso ya se tenían pruebas de ADN realizadas por peritos de la Procuraduría General de la República que confirmaron el intercambio de las pequeñas. La funcionaria agregó: "no se sabe qué están esperando las autoridades para resolver la situación jurídica".
Hablan las involucradas
Caridad Gutiérrez ha evitado durante mucho tiempo hablar del caso. Hizo un breve comentario a La Jornada: "la prensa me ha dañado mucho y definitivamente no me interesa nada hablar de esto, no quiero saber nada de la prensa".
A su vez, Carmen Olimpia comenta: "nosotros estamos muy decepcionados, queremos mucho a la niña que hemos criado, pero es desesperante estar siempre pensado cómo está la otra niña (Gabriela)".
Se molesta de que Caridad Gutiérrez haya violado el pacto de no registrar a las pequeñas.
-ƑDe quién depende que le devuelvan a su pequeña?
Triste y desganada responde: "de la justicia". Considera que el abogado de Caridad Gutiérrez está prolongando el proceso, "que tiene influencias y por eso el asunto está estancado".
-ƑPor qué crees que Caridad no quiere desprenderse de tu hija?
"Es una mujer mayor, le dijeron cuando estaba embarazada que su hija podría tener problemas de salud, pero no es cierto, las dos niñas están bien".
Dice que su hija biológica (Gabriela) es más güerita que la que ha criado (Sarahí).
Carmen y su esposo, Humberto Figueroa, interpusieron una demanda ante el Ministerio Público contra Caridad Gutiérrez Peinado por falsedad de declaraciones. Consideran que deben intercambiarse las niñas para que cada una esté con su madre biológica. Reclaman que se nulifique el acta de nacimiento de la pequeña Gabriela. No pierden las esperanzas de recuperar a su hija.