SABADO Ť 24 Ť MARZO Ť 2001
Ť La procuraduría descarta el móvil de secuestro y afirma que fue una venganza
Asesinan a la hija del rector de universidad morelense y al chofer del taxi en que iba a viajar
Ť El padre de la víctima recibió amenazas hace dos años, pero las ignoró porque cesaron
LA JORNADA MORELOS
Cuernavaca, Mor., marzo 23. Esta mañana Irma Guadalupe Arizmendi Pineda y Raúl Ocampo Mondragón, chofer del taxi en el que ella pretendía viajar, fueron asesinados por desconocidos.
El padre de la víctima, el rector de la Universidad del Valle de Cuernavaca, Jorge Arizmendi García, declaró que Guadalupe Arizmendi se sintió mal poco antes de salir de su domicilio rumbo a la universidad, por lo que decidió no manejar su automóvil y llamó un radiotaxi.
Serían las 7:15 de la mañana, continuó, cuando llegó el taxi (Tsuru, blanco con placas 1201-LTU del municipio de Temixco). En seguida escuchó un chirriar de llantas y los gritos de la joven llamando a sus padres. Salió y no alcanzó al vehículo por lo que abordó su automóvil y se fue sin ubicarlos.
Tras denunciar los hechos, el padre de la occisa fue notificado de que el taxi donde se llevaron a su hija llegó a la privada Colmeneros en la colonia Palmira, donde fue hallada muerta en el asiento trasero.
Al respecto, el procurador de justicia del estado, José Luis Urióstegui consideró que el móvil no fue secuestro si no venganza; en tanto el secretario de Seguridad Pública, Cesáreo Carvajal Guajardo, calificó como un hecho "común y corriente".
El procurador informó que el cuerpo del taxista fue encontrado en la cajuela del taxi, por lo que presuntamente los asesinos primero mataron al chofer.
Al momento en que fue localizado el taxi, el conductor y la mujer, ya eran las ocho de la mañana, tiempo que para el titular de la Procuraduría es mínimo y "evidencia que no se trata de un secuestro si no de un acto premeditado para privarla de la vida", mientras que el conductor es ultimado para no dejar testigos.
Urióstegui Salgado reforzó su hipótesis, que no dio como oficial, con el hecho de que Jorge Arizmendi, padre de la víctima, hace dos años recibió llamadas de amenazas que ignoró porque dejó de recibirlas, por lo tanto, lo ocurrido, "es un acto encaminado para afectar directamente a la chica". Para esclarecer los hechos se han abierto tres líneas de investigación.