Después que el dictamen fue aprobado en la Junta de Concertación Política, éste se llevó al pleno, en donde Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, argumentó contra el punto de acuerdo, y a favor lo hicieron Martí Batres Guadarrama, del PRD, y Beatriz Paredes Rangel, del PRI.
A continuación, la transcripción estenográfica de las intervenciones:
 

 Diputado Felipe Calderón Hinojosa (PAN):

diputados_ezln6Gracias señor presidente. Señoras y señores diputados, vengo a esta máxima tribuna de la nación con un propósito sincero y complejo, con el propósito de externar con el corazón y con la mente lo que son los sentimientos y los argumentos de muchos legisladores de Acción Nacional y de otros partidos políticos respecto de este tema.

Vengo con el propósito de persuadir, de argumentar, de explicar a quienes aquí libremente decidimos día a día el destino de la nación, para decidir en conciencia lo que más convenga a México.

Hay en nuestros días en el país un innegable movimiento de conciencias, hay un examen sí de una realidad que no había tenido lugar hasta ahora con la misma relevancia y que por razones diversas ha surgido en la opinión pública nacional.

El asunto es grave y profundo, es el de los derechos, la cultura y la problemática indígena, ese es el fondo de la cuestión, esto es lo que debiera movernos a unos y a otros, en el sincero afán de convencernos, de escucharnos, de hablarnos; ese es el asunto de fondo, el atraso, la marginación, el analfabetismo, la ignorancia, la insalubridad en que han permanecido millones de mexicanos, mayoritariamente mexicanos indígenas.

Son males centenarlos si se quiere, agravados en el tiempo y no tiene sentido ni quiero en este momento, por oportunidad y tiempo, el que entremos a fincar o a señalar responsabilidades o culpabilidades, que por lo demás creo que todos compartiríamos en mayor o en menor medida.

Estamos convencidos de que es el tiempo de buscar con generosidad y con actitud de miras las soluciones a esos problemas. Por desgracia, un afán, un solo afán está cancelando nuestras posibilidades de diálogo profundo sobre el tema; de manera inoportuna, pienso que injusta, se ha planteado como el centro de nuestra discusión el formato, y ni siquiera el formato, sino el uso de esta tribuna como si ese fuera el centro de la problemática indígena y nacional.

No es justo que el debate sobre la tribuna se haya convertido en el debate sobre los indígenas y sobre la paz. No es justo para los indígenas, no es justo para ustedes y nosotros, y no es justo para México.

Aquí, los diputados de todos los partidos estamos queriendo ?aseguro? genuinamente, encontrar una solución a esa problemática indígena, aquí queremos salir con soluciones a problemas que encontramos cuando llegamos, aquí queremos salir con soluciones y construirlas como ya las hemos construido por consenso en esta Legislatura.

Pero no es cierto ni justo que se diga que no queremos resolver la problemática indígena y que este Congreso no quiere el diálogo. Este Congreso ha querido el diálogo y ha sido rechazado; este Congreso ha querido analizar y resolver el tema de fondo y sin embargo se le atrapa en un tema de forma.

Quiero decir por qué creemos que no puede ni debe aceptarse la utilización de la tribuna de esta cámara para la representación zapatista. En primer lugar, porque la Constitución y la ley prevén con claridad quiénes y cuándo deben usarla en un régimen de derecho donde los poderes públicos tienen que someterse a lo que está explicitamente facultado. Este es un poder público que hace lo que la ley le autoriza y la ley no es omisa al respecto, prevé cuándo y cómo se hace uso de la palabra, quiénes lo hacen e incluso qué hacer ?como es el caso? cuando hay peticiones de ciudadanos que en términos de la normatividad interna y de la Constitución no tienen derecho de iniciativa.

Por citar un solo artículo, el 61 del reglamento para el gobierno interior del Congreso, señala que toda petición de particulares, corporaciones o autoridades que no tengan derecho de iniciativa, demandará pasar directamente por el ciudadano presidente de la Cámara a la comisión que corresponda según la naturaleza del asunto de que se trate. Las comisiones dictaminarán si son de tomarse o no en consideración estas peticiones y existen en el reglamento, en la Ley Orgánica y en la propia Constitución, disposiciones alusivas al Ejecutivo, a los secretarios de Estado, a dignatarios extranjeros y también al recinto, a quiénes pueden entrar al recinto y cuándo y cómo el presidente incluso autoriza la entrada al recinto.

No me detengo sólo en este debate legal porque hay un debate de fondo y político que hoy debemos dar, pienso que en el fondo no hemos podido hablarnos y entendernos y con honestidad tratar de comprendernos unos a otros.

Se preguntan muchos, por ejemplo, por qué no darle la vuelta a la ley y encontrar el resquicio o un esquema que haga que prácticamente no la cumpla; se trata lo que en derecho se llama "la simulación o el fraude a la ley", y yo quiero decir por qué ni así podemos violar la ley. Si lo hacemos ahora, con qué cara entonces diremos en el futuro que hicimos leyes buenas y justas, si nosotros como legisladores que hacemos las leyes, antes de hacerlas ya estamos dispuestos a violarlas. ¿Cómo decir que queremos una ley indígena cuando antes estamos violando nuestra ley interna?

Si lo que estamos diciendo es que podemos ahora violar la ley para salir del paso, ¿quién nos creerá y cómo creer en nosotros mismos? En la propia materia indígena, aprobar una ley a sabiendas de que vamos a buscar rápidamente el camino para no cumplirla, señores legisladores, estoy seguro que muchos de ustedes están de acuerdo conmigo, no estamos dispuestos a que México siga siendo un país donde la ley existe, pero donde la ley no se cumple.

Hace algunas semanas, cuando protestábamos y exigíamos el respeto al recinto parlamentario, recordábamos que la defensa del recinto es la defensa del Congreso y de las instituciones democráticas, el parlamento nace conjuntamente con el reconocimiento de los derechos de los individuos frente al monarca imperial, y cuando el monarca se sintió incómodo con el parlamento, entonces trató de atropellarlo. Cronwell ordenó la defensa del parlamento y después el rey sería derrotado, y desde entonces, amigos legisladores, vino la inviolabilidad de los recintos parlamentarios, la no recriminación de la opinión de los legisladores y otras figuras, como el fuero, que protegen la representación democrática más que al diputado y que son formas universamente establecidas y respetadas.

No hay Estado democrático sin Congreso y no hay Congreso que no ea protegido de cualquier elemento de fuerza externo que legítimo o no pretenda imponer sobre su autónoma deliberación sus decisiones.

Este recinto, el recinto parlamentario, es el recinto de la democracia, es el estado, es el espacio de los ciudadanos que no puede avasallarse, que no puede ser sometido, que no puede ser forzado ni humillado y no hay que ir a la Inglaterra de Cronwell para entenderlo, aquí en nuestro México nuestros más grandes héroes han entendido mejor que nosotros el significado y la valía del Congreso.

José María Morelos, el gran patriota de la Independencia, puso su extraordinario genio militar y su vida a la defensa del Congreso, lo organizó y lo sostuvo, lo defendió aquél que hizo posible la Constitución de Apatzingán. Para muchos, su tiempo hubiera sido mejor aprovechado con el dominio de los senderos de Tierra Caliente y su agilidad militar; para él no, para él era más importante la defensa del Congreso que decidía y ciertamente se movía con lentitud.

Y para el propio Benemérito de las Américas, a quien evocamos hoy y ayer, él, que decía precisamente que nadie tiene derecho a las armas mientras tenga un camino franco a la ley, él fue parlamentario e indígena que habló representando a los ciudadanos y luchando por una república representativa que consagra en el Congreso la posibilidad, el derecho y el deber de representar a otros ciudadanos.

Para la lucha de estos héroes y de otros más hemos sido república representativa, democrática, popular y federal, estamos aquí porque representamos a los ciudadanos; estamos aquí, señores del PRI, del PAN, del Verde, del PT y de todos los demás partidos, por una razón fundamental y no menor; estamos aquí por los votos, por los votos de millones de mexicanos que en una república representativa se representan por el Congreso; estamos aquí porque hemos enfrentado la prueba de las urnas y porque hemos apostado a la democracia; estamos aquí porque tenemos legitimidad democrática y por esta legitimidad hablamos en esta tribuna y por esa legitimidad aquí votamos.

Yo no me opongo a que otros mexicanos lo hagan, pero que lo hagan en lo que México ha decidido ser: república representativa, donde el poder soberano se deposita en los poderes, y más en el poder representativo, que es el Congreso.

Es posible que se tenga un consenso nacional unánime, como dice el EZLN, en su reclamo. No lo creo, pero no lo cuestiono. Incluso, suponiendo que lo tenga, entonces que lo ejerza, que asuma la democracia, que vaya a las urnas como todos hemos ido y que tenga la mayoría en este Congreso.

¿Cuánto ha costado llegar hasta aquí? Es un largo camino de la transición. Se ha dicho que defendemos la tribuna porque creemos que es nuestra. No, señores, defendemos la tribuna precisamente porque no es nuestra, es de los ciudadanos que hay atrás de cada uno de nosotros en los distritos y en las urnas, ciudadanos que han decidido así representarse.

El Congreso, señores diputados, es una institución democrática que ha tocado construir pacientemente a los mexicanos, una institución autónoma e independiente, plural y democrática. Hay que defenderlo de toda fuerza externa que pretenda someterlo en sus decisiones fundamentales.

Yo discrepo de la posición personal de algunos compañeros de Acción Nacional, respeto a Marcos, o a Guillén, como se le quiera llamar, y comprendo, sin compartir, sus razones de lucha, y también aprecio y respeto al Presidente de la República.

No me queda duda de que el impulso de uno y de otro ha dado al tema un nuevo impulso que posibilita y abre caminos que parecían cerrados a la paz; pero señores, con todo y ese respeto por ambos, no puedo ser parte de un Congreso que sea rehén de ninguno. No acepto, porque la ley, la historia y mi conciencia me lo impiden. Aquí estamos ante una decisión y una acción que habremos de decidir en conciencia.

Ante el doble juego mediático al que ha sido sometido el Congreso en esta grave hora nacional, debe quedar claro también para la historia que más allá de esos respetos, ni Marcos ni Fox mandan en esta Cámara de Diputados.

Queremos dialogar, lo hemos dicho en todas las formas. Sin embargo han sido rechazadas nuestras propuestas, lo lamentamos, y por lo que a mí toca, no hay agravio en ello. Cada quien escoge sus formas de lucha y yo sé que ustedes y nosotros hemos escogido ésta: la de la tribuna y la del parlamento, no otra ni la violencia ni las armas.

Por un lado se desdeñan los esfuerzos de los poderes públicos, incluido éste, con legitimidad. Se desdeña el esfuerzo de dialogar. Anoche mismo nuestra propuesta de diálogo no fue ni recibida sino hasta esta mañana por el EZLN.

Por un lado se pretende, sin embargo, que esta representación acepte condiciones impuestas a la fuerza, es otro asunto las condiciones en los cuales este debate se ha dado.

Se trata no de escoger ni seleccionar el mejor formato para el diálogo, se trata aparentemente de someter y avasallar a este Congreso y que acepte condiciones que se le imponen; para decirlo numéricamente, de las opciones de diálogo disponibles podemos decir que había una que por respeto a la ley y a la normatividad interna, a la historia y a nuestra convicción y dignidad, no era aceptable, y sin embargo había ocho, seis o diez o cinco otras formas aceptables.

Nosotros proponemos esas ocho o cinco o diez, y sin embargo el EZ rechaza todas menos una; nosotros aceptamos todas menos una, y el EZ rechaza todas menos, precisamente, la que nos parece por convicción intransitable.

Se ha dicho que las cerrazones del Congreso y la apertura del EZ, los hechos no respaldan semejante afirmación, la podrán respaldar convicciones o preferencias, simpatias, pero no los hechos.

Queremos una paz digna y justa en Chiapas, señores legisladores, todos la queremos; una paz digna para los zapatistas, sí, pero también una paz digna para los indígenas que no son zapatistas; queremos una paz digna para todos los mexicanos; queremos una paz digna para nosotros los legisladores.

Hoy, cuando México ha arribado a la democracia, cuando éste es el receptáculo natural, la representación por antonomasia de la democracia nacional, cuando este recinto debe ser protegido junto con el Congreso por todos, no podemos ni estamos dispuestos a claudicar en cuestiones que son para nosotros de principio.

Digna la paz, sí, digna también para nosotros; digna para los diputados del PRI que han ganado y digna para los del PAN que han ganado y para los del PRD que han ganado con votos. Digna por una dignidad republicana por la que hemos luchado algunos toda nuestra vida.

Hemos luchado por un Congreso independiente; vimos en el pasado enemigos en otros partidos, hoy vemos los adversarios del debate que siempre anhelamos. Hoy, cuando la mayoría mecánica no existe, cuando no hay legitimidad democrática que nadie pueda cuestionar; hoy que ya llegó la hora del Congreso se nos pide lo que nunca se nos había pedido, el votar para acatar la opresión y la exigencia que viene de fuera.

No, señores, nadie tiene mayoría, no tenemos mayoría y en nuestro caso de hecho nunca la hemos tenido, pero hoy compartimos dos realidades. No tenemos mayoría, pero todos tenemos dignidad. Aprendí a tenerla y a luchar con ella sin más armas que la ley y la razón; se lo agradezco a muchos mexicanos, se lo agradezco a mi padre, y entiendo la circunstancia y las  prisas pero tengo dos hijos pequeños y no tengo otra cosa que heredarles más que mi nombre.

Por respeto a la ley, por respeto al Congreso y, señoras y señores, por respeto a nosotros mismos, respetemos la ley interna y vayamos a un encuentro que no viole la dignidad del Congreso. *

Diputado Martí Batres Guadarrama (PRD)

diputados_ezln8Gracias, señor presidente y gracias a esta asamblea, que es una asamblea con visión y flexibilidad suficiente para, por ejemplo, transformar quince minutos en veinte minutos, y eso muestra que la inteligencia puede estar mucho más arriba de las pequeñas rigideces.

Por supuesto que hay que defender el parlamento, por supuesto que tenemos la responsabilidad, nosotros, esta Legislatura, de defender este parlamento y este Congreso; por supuesto que hay que defender el parlamento del rey; por supuesto que tenemos que defender el parlamento del rey Fox. Esa es una necesidad de este Congreso de la Unión, para que ningún rey, para que ningún Ejecutivo abusivo pretenda utilizar al Congreso para lavarse las manos y aventarle todos los problemas sin asumir las responsabilidades que le corresponden.

Lo que no podemos hacer es proteger al parlamento del propio pueblo. Qué error más grande, porque nuestra Constitución señala que la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la Unión.

Los diputados no somos el pueblo, somos la representación del pueblo; tenemos una función de representación y sería absurdo contraponer al a los representantes con sus representados. Por eso ésta es la casa del pueblo, la casa de la representación popular, la casa de la representación nacional, y nosotros tenemos un mandato electoral y tenemos un pueblo al que hay que escuchar porque tenemos que tomar decisiones y legislar en función de lo que ese pueblo nos diga. Eso es lo que señala el espíritu de nuestra Constitución.

También señala nuestra Constitución, en el artículo 27, que cada una de las cámaras puede, sin la intervención de la otra, dictar resoluciones económicas relativas a su régimen interior. Es decir, que además de aprobar su Ley Orgánica y su reglamento, puede generar acuerdos para su mejor funcionamiento.

También señala nuestra Ley Orgánica, en su artículo 93, que las reuniones de las comisiones podrán ser públicas. También se podrán celebrar sesiones de información y audiencia a las que asistirán, a invitación de ellas, representantes de grupos de interés, asesores, peritos o las personas que las comisiones consideren que puedan aportar conocimientos y experiencia sobre el asunto que se trate.

También señala la propia ley que dio origen a la Cocopa, que el EZLN es el grupo de personas que se identifican como una organización de ciudadanos mexicanos mayoritariamente indígenas, que se inconformó por diversas causas y se involucró en el conflicto al que se refiere esta ley.

También se dice que esta ley tiene por objeto establecer las bases jurídicas que propicien el diálogo y la conciliación para alcanzar a través de un acuerdo de concordia y pacificación, la solución justa, digna y duradera al conflicto armado iniciado en Chiapas.

También se señala en esta misma ley que uno de los objetivos es propiciar que los integrantes del EZLN participen en el ejercicio de la política dentro de los cauces pacíficos con respeto absoluto a su dignidad y garantía de ciudadanos mexicanos. Por ello es perfectamente posible establecer este diálogo con los zapatistas.

Qué curioso que nos diga que no se puede hacer lo que la ley expresamente nos dice, y por eso no se puede usar este salón de sesiones, pero sí se puede utilizar el salón Verde, como nos han dicho aquí en una propuesta que ya nos leyeron. Dónde dice la ley acerca del salón Verde, dónde dice acerca del salón de sesiones: son los salones, éste y el otro salón y otros más que tiene esta Cámara de Diputados y en su caso el Congreso de la Unión, para celebrar las reuniones que sean necesarias, las que tenga que realizar, dependiendo de la magnitud numérica, política, legislativa, operativa del evento correspondiente.

Aquí está por ejemplo la Memoria del Parlamento de Mujeres, hace un año, siete de marzo en este lugar. Aquí está la foto del presidium, es este presidium, señoras y señores, éste que estamos viendo y aquí hay mujeres legisladoras y no legisladoras que se reunieron aquí. Aquí subieron, aquí hablaron, aquí se pronunciaron, se dirigieron a la nación, a los asistentes, un número elevado de mujeres. Dice aquí que Claudia Cruz se dirige aquí a la reunión, dirigente de una ONG de la sociedad civil, y menciona aquí una pluralidad de militantes, activistas de partidos, corrientes, organizaciones sociales que estuvieron en este pleno. Aquí está la foto del pleno, este pleno lleno de mujeres, mujeres de la sociedad, mujeres del pueblo a las que representamos los legisladores, que se reunieron aquí, en su casa, en este Congreso de la Unión, en esta casa del pueblo, y aquí debatieron y aquí hablaron, en este micrófono donde estamos ahora, que no es propiedad privada, afortunadamente, no lo va a poder privatizar Fox.

Como esta reunión pueden hacerse otras, señores, hay que revisar la historia de nuestro Congreso, no podemos hablar sin conocerla o darle una repasada. Aquí está el acuerdo que permitió hacer este Parlamento de Mujeres en este lugar, en este recinto, sobre la base, dice aquí, de las comisiones de Equidad y Género, y con invitación a sectores de la sociedad civil. Este es el acuerdo que aquí se firmó en esta Cámara de Diputados.

Pero más allá de los asuntos de carácter legal, están los asuntos de fondo ciertamente, el centro es la ley indígena, nos dicen. Ya lo veremos con su voto, queremos verlos votar a favor de la ley indígena, y si así sucede se los vamos a reconocer, y si no sucede les recordaremos esta argumentación del día de hoy.

Se nos dice que aquí no va a mandar el Presidente, que no se va a hacer caso de todo lo que diga el Presidente, pero qué curioso, cuando el gobierno, por ejemplo, en alguno de sus funcionarios tiene señales de misoginia y machismo, no hay oposición, se bloquea un punto, un extrañamiento, un acuerdo.

Cuando, por ejemplo, otro señor del gobierno nos dice con crueldad desalmada: imponga el IVA en alimentos y medicamentos al pueblo, a la gente, no hay oposición, no hay crítica. Cuando un presidente autoritariamente nos veta una Ley de Desarrollo Rural, por la que votaron los del PRD y los del PRI, también los del PAN en la Legislatura pasada, no dicen nada, no hay crítica, no la escuchamos.

¡Ah!, pero no nos mande una ley que tiene un fondo, un trasfondo posible que la ley indígena, porque entonces si, así hay crítica, y saben qué, la única crítica que hemos escuchado de esta parte, de esta ala que está a mi derecha de este salón, es a la única iniciativa positiva que ha enviado el Presidente de la República. Hay que criticar lo negativo, oponerse a lo que hace daño al pueblo, oponerse a lo que hace daño a la nación.

Esperábamos su voto rechazando la incursión de los empresarios ilegalmente en el consejo de administración de Pemex, no ocurrió; ahí es donde debe estar la crítica. Pues claro que hay que oponerse al Presidente, para eso es este parlamento también, para el contrapeso, pero no a lo bueno que proponga, sino a todo lo que haga daño a la población.

Yo espero que la intención de fondo de Fox en enviar la ley indígena sea que se apruebe; espero que no se trate de un juego del policía bueno y el policía malo donde uno juega al bueno y otro al malo: yo te la envío y tú me la rechazas. Espero que no se trate de eso, ya lo veremos también con los votos.

Pero cuando se nos dice que Fox nos está enviando un gran problema, pues claro, nos envió este, pero nos va a enviar más. Va a querer cebarse en el Congreso y va a querer que las culpas de lo que no salga bien sean del Congreso, es toda su perspectiva; quiere debilitar al Congreso al máximo posible. Eso no es sorpresa.

¡Claro!, y está el fuego mediático que va a lanzar en ese sentido permanentemente, insistentemente, y nosotros necesitamos vigor, valor, fuerza, firmeza para reivindicar el parlamento frente al Presidente.

No queremos ni Bucarams ni Fujimoris, y necesitamos vigor, no se le ocurra algún día, como a los mencionados u otros como Boris Yeltsin que también salió de una transición, querer desaparecer el parlamento.

Por otro lado, diría: si Fox pretende enviarnos bolas de fuego, yo digo que agarremos la bola de fuego y hagamos las cosas mejor que Fox; porque para él es muy sencillo decir: Marcos, quiero dialogar contigo, ¿por qué no vienes? ¿Ya ves?, no quieres venir. Yo tanta voluntad que tengo y tú no vienes. Es tramposo el señor Presidente porque sabe que Marcos no va a ir, porque hay tres señales que han pedido los del EZLN que no se han cumplido, y en tanto eso suceda, para él es muy fácil decir vente, vamos a dialogar, e insinuar que el Congreso es el que no quiere dialogar.

Señores, hay que darle la vuelta a este asunto; que el Congreso dialogue, sí, queremos dialogar, claro, vamos a escuchar y tomaremos nuestras decisiones como Congreso. Escuchamos y luego, yo también, por mí, estoy que escuchemos hoy mismo a las cinco de la tarde, compañeras y compañeros.

Ahora, escuchamos y las decisiones las toman los legisladores; las responsabilidades son de los legisladores. Pero yo me quiero imaginar a ese legislador que diga: estoy en contra de esa ley indígena que divide al país, genera repúblicas dentro de la República, etcétera, etcétera, y que no quiso escuchar las razones de los indígenas zapatistas. ¿Con qué autoridad moral podría decirlo si no escuchó las razones de una de las partes?

Escuchemos y luego decidamos, no necesariamente decidiremos lo que se nos diga, pero sí tenemos que escuchar a gente que no ha sido escuchada en décadas y en siglos y que han venido aquí para hablar con el Congreso.

Podemos coincidir o diferir del EZ, pero hay una cosa que me parece interesante: ellos dijeron vamos a hablar con el Congreso y se apuntó Fox: Yo, yo quiero hablar. No, señor, con el Congreso. No, yo quiero. No, con el Congreso. Está reconociendo tácitamente la división de poderes, eso es muy interesante y muy importante.

Hoy contestó hace unas horas al Presidente: Señor Presidente, no se han cumplido las tres señales, no nos podemos sentar con usted. Está esperando respondernos a nosotros. No nos ha respondido por una razón muy sencilla, están viendo qué resolvemos; y yo creo que hay que responderles: vamos a dialogar con las mejores condiciones, para que respondan que sí vienen, para que respondan positivamente y hagamos este diálogo histórico.

¡Qué prestigio tan enorme sería para el Congreso! Tan sólo la imagen de los legisladores escuchando al indígena, una imagen que recorrería el país y el mundo; tan sólo ello sería un mensaje de que este país está cambiando y que no vamos hacia una democracia de oligarcas y aristócratas y de la casta divina.

Han venido de lejos a ser escuchados, y qué contrasentido tan grande sería decirles: Señores, el centro es la ley indígena, no el formato para el diálogo; señores, vamos a aprobar la ley indígena, pero no los queremos escuchar a ustedes.

Qué absurdo decir que el centro del asunto es la ley indígena y no escuchar razones de una de las partes, que quiere decirnos por qué es tan importante esta ley indígena. ¿Por qué cerrarse al hecho de que han pasado cinco años de que dicha ley debió haberse aprobado? ¿Por qué cerrarse al hecho de que las partes nos están diciendo: aprueben esta ley que nos permite la paz, que nos acerca, que nos permite transitar hacia nuevos mundos? ¿Por qué negarse a un hecho que va a facilitar el tránsito de la vía armada a la vía pacífica. Demostremos que la vía armada no es la vía; y la mejor forma de rechazarla es decirles: Miren, ¡sí funciona la vía pacífica!, que ustedes, cuando han optado, señores zapatistas, por la vía pacífica, les va bien, los escuchamos y además atendemos muchos de sus ideales y de sus causas. Sería la mejor manera de votar por la vía pacífica. Y la manera de apostar por la vía violenta es decirles: Señores, no funcionan las vías del diálogo; no funcionan las vías pacíficas; no funciona el intercambio de ideas; regrésense a su tierra y hagan lo que mejor les convenga como siempre lo han hecho.

¿Cuánto hay que esperar, otros 500 años?

Estamos ante una alternativa fundamental, una gran posibilidad. Yo sé que tenemos puntos de vista diversos sobre la ley indígena, no los voy a debatir aquí, vamos a debatir sobre ellos. Sé que hay puntos que pueden enriquecer y a mí me gustaría que los zapatistas estén en la ciudad de México para decirles: Este punto está propuesto, ¿qué opinan?, y hacer un diálogo importante con este actor fundamental. Sería lo mejor.

Pero en el fondo y más allá de eso, es fundamental que todos, independientemente de lo que piense cada quien, nos abramos, escuchemos y demos una lección de que este Congreso de la Unión es un gran Congreso, porque es un Congreso plural; porque es un Congreso que sabe escuchar; que podrá debatir muchísimo como en todos los congresos se debate y los parlamentos. Pero que sí sabe escuchar deveras y que no estamos flirteando ni fingiendo que queremos diálogo cuando sabemos que no hay condiciones para darlo. Nosotros debemos decir: señores zapatistas, ¿quieren dialogar con el parlamento?, ¿quieren dialogar con el Congreso de la Unión, con el Legislativo? Vamos a dialogar. Y contribuir con la parte que nos corresponde, a dialogar.

La ley no es un mazo para golpear a la gente, como algunos creen, para cerrar oportunidades, para restringir espacios; la ley es un espacio de oportunidades, de derechos también y fundamentalmente y mucho tiene de ello nuestro derecho mexicano: apertura de los espacios y nuestro derecho parlamentario permite abrir los espacios.

Esta propuesta que hemos presentado hace un par de días ha sido enriquecida con puntos de vista de legisladores de otros partidos. Y los invitamos, compañeros, a que demos un paso gigantesco, más allá de lo que opine cada quien por la ley indígena. Es más, incluso para mejorar y enriquecer la ley indígena, lo mejor es haber escuchado lo que nos tienen que decir y darle la importancia política que el diálogo tiene en la democracia. Es nuestra hora, es la hora del Congreso, hagamos un gran Congreso, un buen Congreso, convirtamos éste en un momento histórico, del mayor prestigio del Congreso. Hagamos el gran debate que se derive de ahí. Escuchemos y demostremos que efectivamente ésta es la soberanía popular que dimana del  pueblo, se instituye para beneficio de éste; que escucha y legisla atendiendo a todos los sectores de la población.

Demostremos que este Congreso quiere terminar de una vez con ese conflicto; demostremos que este Congreso quiere escuchar a los que hace mucho no han sido escuchados. Muchas gracias, compañeros legisladores. *

Diputada Beatriz Paredes Rangel (PRI):

diputados_ezln7Compañeras y compañeros legisladores, señor presidente. No tenía previsto hacer uso de la tribuna por una actitud de consecuencia con un principio que quiero ratificar ante mis compañeros legisladores priístas, de que en el diálogo que sostuvimos la mañana de hoy la decisión de nuestra bancada fue que el voto que acompañe este debate en su finiquito corresponda al análisis y a la valoración individual de cada uno de mis colegas, decisión que, en mi calidad de coordinadora del PRI, ratifico con toda convicción.

Sin embargo, por la confianza de mis compañeros y por las características de la Ley Orgánica, cumplo el doble papel de ser presidenta de la Junta de Coordinación Política, que presentó un dictamen a un punto de acuerdo ante esta soberanía, y como presidenta de la Junta de Coordinación Política, si aspiro a merecer al respeto de mis colegas legisladores, mi primer compromiso es cuidar de la legalidad de los actos que esgrima esa comisión.

Y quiero decir que no sería capaz de firmar un dictamen que considerara ilegal. No lo sería, en primer lugar, por respeto a mi dignidad como legisladora; no lo sería, en segundo lugar, porque me preocupa de manera subrayada el prestigio del Poder Legislativo, sobre todo en contraste a un Poder Ejecutivo que no es cuidadoso de la legalidad.

No sería capaz porque el esfuerzo de construir instituciones, que hemos realizado los mexicanos a lo largo de varios siglos y décadas, es un esfuerzo perfectible pero que ha tenido un eje: la convicción de que es en el marco de la constitucionalidad y de la legalidad como podemos conducir, de manera civilizada, nuestras controversias.

Entonces, permítanme dividir mi intención en dos aspectos: uno, para sustentar por qué la presidenta de la Junta de Coordinación Política tuvo aptitud y entendió que era factible poner a consideración de este honorable pleno que es la Cámara de Diputados, el dictamen de referencia; y segundo, una reflexión a título personal sobre la naturaleza del debate que estamos enfrentando.

No sé si les quedó claro que en la propuesta del dictamen presentada, no será el pleno de la Cámara de Diputados el que reciba, si así lo determina esta soberanía, a los representantes del EZLN. No es, pues, la Cámara de Diputados quien recibirá a los representantes del EZLN.

¿Qué hace a la Cámara de Diputados el recinto o la constitución de los legisladores con la personalidad moral y la personalidad jurídica de lo que es el Congreso de la Unión? Desde luego el recinto juega un papel claro, establecido también por la Constitución. Sin embargo, sobre el recinto rigen los legisladores. El recinto no es un espacio que nos ata, es un espacio que nos permite salvaguardar la integridad del Poder Legislativo.

¿Y qué es el Congreso? El Poder Legislativo. Es la expresión de la voluntad ciudadana a través de personalidades, de diputados, de legisladores con investidura. Y los legisladores en uso de sus facultades, siempre y cuando no violen expresamente normas que los rijan, pueden tomar acuerdos que les permitan el pleno ejercicio de su investidura.

Y en este caso lo que está proponiendo el dictamen de referencia es que los señores legisladores y las señoras legisladoras valoren si a juicio de su voluntad soberana, si en función del análisis racional que ustedes realicen, si en función del conocimiento que tienen de la legislación que nos rige, es pertinente instruir a dos comisiones para que realicen una actividad que es cotidiana en las tareas de las comisiones: entrevistarse con los grupos sociales interesados.

La diferencia, la litis en esta discusión, es el sitio donde se va a llevar a cabo ese encuentro. ¿Y por qué está en discusión el sitio? Porque estamos discutiendo un problema simbólico, simbólico y por lo mismo trascendente, no menor. Los símbolos forman parte de nuestra cultura. ¡Por eso nos molestó profundamente que el señor presidente Fox violara el simbolismo de apegarse al texto constitucional, cuando aquí tomó protesta! Los símbolos tienen sentido, forman parte de la cultura política, forman parte de la interpretación de la realidad. Y pareciera que nos han querido encerrar en un debate sobre nuestra interpretación de quienes somos poseedores de los símbolos.

El único poseedor del símbolo que es esta tribuna, es el pueblo de México. No es ni el EZLN, no es ni un partido político, no es la posición por preclara o por atrasada que sea de quien quiera interpretar esa realidad. Y con esa visión es que la Junta de Coordinación Política, por mayoría, por cierto de todos los grupos parlamentarios representados en esta Cámara de Diputados, a excepción del grupo parlamentario de Acción Nacional, suscribió este dictamen.

Quiero reconocer, y lo quiero hacer de manera enfática, la honradez en las expresiones y la profundidad del pensamiento de mi compañero diputado Felipe Calderón. También quiero reconocer su actitud de responsabilidad política al concurrir a una reunión y expresarnos con toda llaneza su verdad y su visión del problema de la juridicidad de una decisión de esta naturaleza. Pero tengo la obligación, como presidenta de la Junta de Coordinación Política, de dejar constancia que no hay ninguna norma expresa que prohiba el uso de este recinto, cuando haya un mandato del pleno y las cuestiones estén involucradas con tareas legislativas.

Ya se citó aquí el antecedente del Parlamento de Mujeres. En el Parlamento de Mujeres celebrado el 8 de marzo en la anterior Legislatura, el recinto de esta cámara se abrió a diversas organizaciones y el uso de esta tribuna también se abrió a diversas organizaciones.

Volviendo al texto del dictamen, se señala: Primero. Que podrán ser recibidos por las comisiones de Puntos Constitucionales y de Asuntos Indígenas. Segundo. Que es por excepción el uso de este recinto. No queremos sentar un precedente. Media necesariamente la votación mayoritaria, el mandato de esta soberanía que tendrá que acatar la Junta de Coordinación Política o quien sea necesario.

Paso a lo que estimo es el eje de la discusión verdadera. La discusión verdadera radica cómo en una etapa de transición se encuentran en cuestión las formas tradicionales de representación. La discusión verdadera radica en la reflexión si los mecanismos de democracia representativa son suficientes con las formas establecidas para las nuevas expresiones de la sociedad mexicana. La discusión verdadera radica si es pertinente generarle espacios a aquellos grupos que optaron por una vía que desconocía el valor de la legalidad y de la representatividad.

Quiero señalarles que en esta discusión verdadera hay diversas opiniones, que es un debate que se inicia en el país y que tiene que ver con la etapa de transformaciones profundas que está viviendo la sociedad mexicana y que están viviendo nuestras instituciones. Pero en el esfuerzo de encontrar mecanismos para que existiese una solución pacífica al problema del conflicto con el EZLN, no será la primera vez que si así lo decide esta Cámara de Diputados tome decisiones innovadoras, como fue una decisión innovadora constituir la Cocopa.

No quiero seguir argumentando en este sentido, porque me parece que se puede interpretar como que hay un planteamiento que señala una posición a priori. Los priístas sólo tenemos una posición a priori en este tema: ¡nuestra decisión de estar con las causas indígenas en el momento en que se discuta la reforma constitucional! ¡Nuestra convicción de respetar a aquellos quienes tienen diferencias con el EZLN, nuestro reclamo para que todas las fuerzas involucradas en este asunto no actúen con intransigencia y no tengan de rehén, como aquí se dijo, al Congreso de la Unión!

¡Este es un problema, este es un asunto que no se generó en el Congreso de la Unión! ¡Este es un problema, este es un debate que tiene claramente personajes y protagonistas personales! ¡El tema del diálogo y de la consecución de la paz es un tema entre el EZLN y el gobierno de la República, y el Poder Ejecutivo!

Los legisladores compliremos con nuestra responsabilidad legislando. Cada quien sabe el momento histórico que vive el país y cada quien tiene la madurez suficiente, la estatura suficiente para actuar en consecuencia. Sé que aquí los legisladores, los diputados al Congreso de la Unión, actuarán con consecuencia y con responsabilidad.

Muchas gracias.