VIERNES Ť 23 Ť MARZO Ť 2001

Ť Jean Meyer en un foro de la Universidad Pontificia

Pedir privilegios a Vicente Fox, máximo peligro de la Iglesia

Ť La institución eclesiástica puede caer en la sospecha o la acusación de otras instituciones y de la sociedad, advierte

JOSE ANTONIO ROMAN

Con un Presidente católico, confeso y practicante, el "peligro máximo" que enfrenta esa Iglesia en este momento es pretender ''hacer suyo'' el gobierno de Vicente Fox, y exigir de él privilegios, influencia y poder, advirtió el historiador Jean Meyer.

"Caer en esta tentación sería el peor favor que podríamos hacer tanto a nuestro Estado como al catolicismo", dijo en el foro Las Iglesias y el Estado en el México de Hoy, organizado por la Universidad Pontificia de México (UPM).

Ante la comunidad universitaria, sacerdotes y religiosas, el especialista en las relaciones del Estado y la Iglesia católica señaló que se debe pedir a Dios el ''famoso discernimiento'' para tener la virtud o gracia -''ciertamente escasa''- de saber distinguir los reinos del César y de Dios.

Insistió en que si la Iglesia exige del gobierno de Fox ''grandes privilegios" para tener mayor influencia en, por ejemplo, el terreno educativo o el acceso a los medios de comunicación, la institución eclesiástica "puede caer en la sospecha o acusación" tanto de las otras iglesias como de la sociedad en general.

Dijo que ''como católico y mexicano no estoy en contra'' de estas demandas, pues se dan de hecho en forma muy natural en muchas otras naciones, "pero en la manera de pedirlo y lograrlo es esencial; debemos ser prudentes, porque otra vez podemos caer en la sospecha y en la acusación".

En su ponencia, en la que desarrolló el tema de la Visión Crítica de la Cuestión Religiosa en el siglo XX, Meyer recordó la reciente petición de perdón del papa Juan Pablo II por todos los errores cometidos por la Iglesia católica, aunque aclaró que en el caso de México, ésta ha sido más bien una "víctima", recordando acontecimientos del siglo XIX y de la Guerra Cristera y de su persecución religiosa, ocurrida en las décadas de los veinte y treinta.

Recordó que "no hace mucho tiempo" la Iglesia no aceptaba la democracia y la soberanía popular, conceptos considerados como herejes. "Hoy hemos aprendido mucho", dijo, aunque advirtió que no se debe asumir una posición triunfalista.

El 2 de julio, salto cualitativo

En una participación previa, el secretario ejecutivo de la Comisión para la Doctrina de la Fe del Episcopado Mexicano, Mario Angel Flores, señaló que el 2 de julio pasado el país y los mexicanos dieron un "salto cualitativo" en la organización política al superar un régimen "autoritario y antidemocrático".

También criticó a la izquierda mexicana, incluyendo al movimiento zapatista, por no darse cuenta de que es posible construir una nueva sociedad con la participación de todos. "No es el momento de perder el tiempo en una lucha ideológica sin sentido, sino de trabajar por una participación responsable e incluyente con la propia manera de ver los asuntos, ya sea en el Congreso, en las organizaciones sociales o civiles, y aun desde las asociaciones religiosas".

Incluso, mencionó que todos los actores de la izquierda mexicana expresan un resentimiento y una inocultable amargura por no haber sido los portadores directos del cambio, sin darse cuenta que este cambio es propiedad de todos, y todos debemos sumarnos a él para construir el futuro de México. "Las corrientes políticas tradicionalmente de derecha tampoco están dando su mejor contribución para que el proceso de transición democrática sea irreversible".

En su oportunidad, el ex legislador panista Francisco Paoli Bolio recordó también que lo católico no debe conjugarse con la búsqueda del poder temporal, pues en los casos donde ha ocurrido, como en la Reforma, en el siglo XIX, y del Partido Católico, en las primeras décadas del XX, quienes han salido vencedores de estos momentos históricos han tomado revancha de la Iglesia.

"Una cosa son las posiciones partidistas, de las cuales la Iglesia debe permanecer al margen, y otra las posturas políticas en su sentido más amplio, en las cuales la Iglesia sí puede iluminar esa realidad", dijo Paoli, quien fue diputado federal en la legislatura que aprobó las reformas constitucionales en materia religiosa.

A lo largo de su ponencia, en la que hizo un rápido recorrido histórico de las relaciones del Estado con la Iglesia católica, el ex diputado dijo que la sociedad mexicana requiere de los impulsos que pueden proporcionarle las diversas agrupaciones religiosas, no sólo en el ámbito religioso, sino en la organización del trabajo, a fin de que éste sea eficiente y mejor remunerado, en el ahorro, en la producción de bienes y servicios y en la búsqueda de la paz y del orden social, entre otros ámbitos.

En el acto, que hoy continúa con la participación de varios líderes y representantes de otras iglesias que debatirán sobre la libertad religiosa, participaron también Manuel Ceballos, del Colegio de la Frontera Norte, y José Luis González.