MIERCOLES Ť 21 Ť MARZO Ť 2001

Emilio Pradilla Cobos

La reforma fiscal y los pobres de la ciudad

Si es aprobada la reforma fiscal propuesta por el gobierno de Fox a la legislatura federal, constituirá un rudo golpe contra las condiciones de vida de la mayoría de la población mexicana, empobrecida por las políticas del neoliberalismo salvaje que han aplicado durante dos décadas, primero, los gobiernos del PRI, aliados con el PAN, y ahora el gobierno panista. Los pobres de la ciudad de México recibirán más duramente el golpe.

En general, la propuesta es fiscalista y recaudatoria, y abiertamente regresiva en términos de distribución del ingreso, porque reduce la carga tributaria a los empresarios capitalistas y la aumenta severamente a los consumidores, en particular a los de más bajos ingresos.

La eliminación de la exención del IVA a medicinas y alimentos, que pagamos en cada transacción comercial, significa, aunque Fox lo niegue, aplicar un impuesto de 15 por ciento a estos bienes esenciales para toda la población; pero su impacto será proporcionalmente mayor para los segmentos pobres (entre 40 y 60 por ciento de los mexicanos, según la fuente) que dedican cerca de la mitad de su ingreso a estos rubros. Aunque el resto de los consumidores gaste más dinero en ellos, su participación en el ingreso total es mucho menor. El impacto de la nueva carga fiscal se manifestará más ampliamente al elevar la inflación general y dar un nuevo golpe al salario real, cuyo aumento se otorgó con base en una inflación "calculada" de 6.5 por ciento, que sin ninguna duda será mucho mayor. La aplicación del IVA al sector agrario, incluido el campesino e indígena (pueblos rurales de la ciudad de México), donde el nivel de pobreza es mucho mayor y por ello mismo no es contribuyente, lo convierte en causante fiscal cautivo y lo obliga a entrar en el complicado sistema de facturación, cobro y pago de IVA, para el cual carece de condiciones objetivas.

La anunciada "devolución" a los pobres de lo pagado en IVA por conducto de Progresa y los préstamos al salario es simple demagogia. Progresa no atiende a todos los pobres del país, bien se sabe que es discrecional y no crea un derecho legal; por lo que los pobres serán excluidos de la "devolución", ya que el Distrito Federal no recibe transferencias federales por concepto del Ramo 33 para combate a la pobreza. La "devolución" a través del préstamo al salario excluye a más de 40 por ciento de los trabajadores que se encuentran en el desempleo, la informalidad y el trabajo precario. La situación empeorará ante la notoria desaceleración de la economía en general y de las exportaciones, la cual elevará el desempleo abierto en el futuro inmediato.

La propuesta de asignar al cobro 2 por ciento del IVA recaudado a los estados, a cambio de eliminar las transferencias federales, coloca a éstos en el "libre mercado tributario", pues tendrán los recursos que recauden, dependiendo de su muy desigual grado de desarrollo económico y administrativo. Se ampliará por esta vía el desarrollo regional desigual y los profundos desequilibrios sociales que lo acompañan, y desaparecerá un instrumento, muy limitado y mal aplicado hasta ahora, de redistribución regional de los recursos públicos.

En el otro extremo de la estructura social, la reducción de la tasa del Impuesto sobre la Renta a las personas físicas beneficia mucho más a quienes más renta reciben que a los pobres. En el mismo sentido avanza la eliminación del IVA para los dividendos pagados por las acciones de las sociedades mercantiles y las transacciones financieras, típicamente especulativas y con gran presencia de capital extranjero nómada. Se trata de una reforma regresiva en lo social y territorial que beneficia al capital y a la población de mayores ingresos y golpea a los sectores populares. Como en el gobierno de Zedillo, el globalifílico mayor, el de Fox busca cargar todo el peso de la recesión que se avecina sobre las encorvadas espaldas de los trabajadores y los pobres.

Finalmente, la reforma foxista no avanza en la eliminación de la evasión fiscal que se localiza mayoritariamente del lado del capital y los sectores de altos ingresos, en ningún caso en los asalariados, que son contribuyentes cautivos; ni busca aplicar impuestos al patrimonio y las ganancias empresariales que, gracias a esta reforma gerencial, de un gobierno de gerentes, continuarán aumentando su riqueza y profundizando la brecha entre las clases sociales mexicanas que, según los analistas, aun los de organismos multilaterales, es una de las peores del mundo.

El cambio prometido va en el sentido contrario al que esperaban muchos votantes incautos que creyeron que Fox era el "bueno" para deshacerse del PRI y ahora empiezan a resentir la profundización de la política neoliberal de Salinas y Zedillo.