MIERCOLES Ť 21 Ť MARZO Ť 2001
Ť Medidas extremas de seguridad en aeropuertos
Rusos y chechenos se acusan por el asesinato de 10 personas en Grozny
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 20 de marzo. La confirmación oficial por parte de Rusia de que 10 civiles fueron asesinados en la ciudad de Grozny, capital de Chechenia, entre el pasado sábado y la ma-drugada de este martes, reanimó el añejo y cíclico intercambio de acusaciones entre rusos y chechenos sobre la autoría de crímenes contra la población.
El líder rebelde, Aslan Masjadov, no dudó en asegurar que la ejecución --en su mayoría mujeres mayores, que habían vuelto a la ciudad tras abandonarla durante la ofensiva rusa de febrero del año pasado-- fue obra de las tropas federales. Sin embargo, los in-dicios parecen apuntar en sentido contrario por simple lógica ya que ocho de los 10 muertos eran rusos y no chechenos.
Estos chechenos, precisaron más tarde fuentes independentistas, no murieron el pasado fin de semana, sino mucho antes, por lo menos dos meses atrás.
Los rusos, eso es claro, fueron ejecutados en los últimos días, y todos recibieron un tiro de gracia en la cabeza y vivían en el mismo distrito de Grozny, lo cual permitió a las autoridades aventurar la hipótesis de que un comando separatista había ingresado a la ciudad con el fin de "desestabilizar la situación y sembrar pánico entre la po-blación de origen ruso".
A lo largo del día, rusos y chechenos mantuvieron el pulso de las declaraciones, hasta que esta noche el mando militar federal presentó los cuerpos de dos jóvenes chechenos, que aparentemente habrían sido los asesinos y que, según su versión, cayeron en combate al ser detectados en un operativo policial, y como prueba adicional de su presunta responsabilidad, junto a los cadáveres se podía ver todo un arsenal.
Detrás de las acusaciones, de uno y otro lado, emerge una lamentable realidad de violencia que marca los ya casi 18 meses de hostilidades entre rusos y chechenos, a pe-sar de que hace tiempo los enfrentamientos armados directos, al retirarse los separatistas a las montañas del sur, se acabaron como tales y entraron en la desgastante fase de la guerra de guerrillas.
Los reportes de atrocidades, torturas y ejecuciones sumarias, por ambas partes en conflicto, son una constante de esta guerra y con cierta frecuencia aparecen nuevas y desgarradoras denuncias, cuya veracidad resulta muy difícil de corroborar a falta de investigaciones independientes.
Así, el grupo de derechos humanos Me-morial proyectó ayer en Moscú un documental sobre una fosa común, encontrada hace un mes en las afueras de Grozny, y responsabilizó a las tropas federales de ha-ber ejecutado a 60 civiles chechenos.
Según Aleksandr Sokolov, médico de Memorial, 17 de los 60 cuerpos eran de civiles que habían desaparecido después de su detención por las tropas rusas. Muchas de las víctimas tenían huellas de tortura y las manos atadas por la espalda, según el testimonio de sus familiares.
El representante del presidente Vladimir Putin para los derechos humanos en Chechenia, Vladimir Kalamanov, declaró que se llevará a cabo una exhaustiva investigación sobre el hallazgo de la fosa común, y agregó que hasta el momento "no tengo elementos para poner en entredicho el profesionalismo y la imparcialidad" de la procuraduría rusa.
Mientras tanto, a raíz del reciente secuestro de un avión ruso por tres chechenos se extremaron las medidas de seguridad en los cuatro aeropuertos de Moscú.
En el puerto aéreo de Vnukovo las medidas son especialmente estrictas y, como se supo, se deben a una llamada telefónica que alertó sobre un inminente secuestro o atentado "en dos de los aviones que saldrán con destino a algún país asiático".
La persona que llamó se identificó y dejó sus datos, lo cual hizo que la policía tomara medidas de inmediato. Después, se comprobó que los datos no correspondían con quien realizó la llamada, y resultó apócrifa.
No obstante, todos los aviones son registrados minuciosamente en busca de explosivos y la revisión de los pasajeros y acompañantes, por lo menos hoy, comenzó mu-cho antes de llegar a los aeropuertos, en una zona acordonada por la policía.
Es probable que a partir de este miércoles se levante el cordón policial, aunque cualquier persona que quiera entrar a un aeropuerto de Moscú tendrá que pasar por un arco detector de metales.
La operación, llamada en clave por la po-licía Torbellino Antiterrorista, se mantendrá en esta capital hasta el 28 de marzo, ante el temor de nuevos aerosecuestros.