Espejo en Estados Unidos

México, D.F. lunes 19 de marzo de 2001
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Editorial

ESPAÑA: MADRASTRA DESPIADADA

SOLSiete colombianos destacadísimos, encabezados por Gabriel García Márquez, Fernando Botero y Alvaro Mutis, expresaron al jefe de gobierno español, José María Aznar --en una carta publicada ayer en el diario madrileño El País--, su determinación de no ingresar a España en tanto esa nación imponga el requisito de una visa de entrada a los ciudadanos de Colombia. Tal medida, adoptada en el marco de la reciente aprobación de la denominada Ley de Extranjería, implica, a juicio de los firmantes, que los hispanoamericanos --o algunos de ellos, al menos-- sean tratados "como unos forasteros más", lo que constituye "un despropósito", habida cuenta de los estrechos lazos de historia, cultura y lengua que aún persisten entre España y los países americanos que durante tres siglos fueron sus colonias.

En la elocuente misiva, los intelectuales colombianos señalan con precisión las razones que llevan a las autoridades madrileñas a imponer, en España, actitudes de "madrastra despiadada" hacia los inmigrantes latinoamericanos: los compromisos españoles hacia la Unión Europea, en el contexto de un injusto y unidireccional proceso de globalización "por el cual los bancos y las grandes compañías tecnológicas o de alimentos atraviesan las fronteras como el viento, mientras a las personas se les ponen más trabas, cuarentenas y cuotas que a los apestados medievales".

El aviso referido cobra especial relevancia "y eficacia" ante un Estado que, por una parte, concede la naturalización a Mario Vargas Llosa y ostenta, casi como si fueran propios, a los latinoamericanos destacados, y que, por la otra, persigue, encarcela y expulsa de su territorio a los inmigrantes indocumentados procedentes de este lado del Atlántico, en donde incontables españoles perseguidos políticos o inmigrantes laborales han hallado un trato digno y equitativo.

Debe señalarse que, en la propia España, muchas personas de buena voluntad han expresado su indignación ante la ignominiosa Ley de Extranjería; en las páginas de El País, Diego López Garrido, diputado y secretario general de Nueva Izquierda, señaló que esa norma es "ejemplo de que la historia de la humanidad no necesariamente va en la dirección del progreso, de la amplitud de la libertad, de la igualdad, de la inteligencia para abrir espacios al crecimiento económico, al bienestar de las personas o a la democracia de la vida cotidiana", y opiniones semejantes han expresado Rosa Montero, Maruja Torres y otros. Pese a ello, el gobierno de Aznar ha aplicado a rajatabla la regulación, lo que se ha traducido en una persecución inhumana y degradante de los extranjeros indocumentados.

Finalmente, la actitud de García Márquez, Botero, Mutis y los otros firmantes es digna de encomio y debiera ser imitada en otras naciones del continente que son origen de flujos laborales migratorios hacia las naciones desarrolladas. En el caso de nuestro país, sería provechoso que la sociedad concibiera y organizara campañas de desaliento al turismo nacional que visita Estados Unidos, como medida de presión para conseguir que ese país trate en forma decorosa y humana a los connacionales que se internan en su territorio en busca de trabajo.

 

 

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