LUNES Ť 19 Ť MARZO Ť 2001

Ť García Márquez, Fernando Botero y Alvaro Mutis, entre otros, no volverán a la península Ibérica

Intelectuales colombianos, contra la política migratoria de España

Ť Envían una carta al jefe de Gobierno José María Aznar en la que explican "los motivos"

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 18 de marzo. El premio Nobel de Literatura Gabriel García Marquez, y otros reconocidos intelectuales colombianos, no volverán a pisar España, en protesta a la política migratoria de este país de exigirles visa, dijeron en una carta al gobierno de José María Aznar publicada aquí este domingo en el diario El País.

SPAIN_IMMIGRANTSEn una carta abierta al presidente del Ejecutivo español, el conservador Aznar, firmada también por los escritores exiliados en México, Alvaro Mutis y Fernando Vallejo, el pintor y escultor Fernando Botero, además de los intelectuales William Ospina, Darío Jaramillo Agudelo y Héctor Abad Faciolince, los artistas e intelectuales reprochan al actual gobierno español la "humillación" y el "despropósito" de la nueva política migratoria europea, aprobada gracias a que la delegación española se abstuvo en la votación.

A partir del próximo 1o. de abril, Colombia formará parte del listado de los 132 países que requieren del trámite del visado para ingresar a territorio comunitario europeo, tras una votación celebrada el pasado jueves en la Comisión Europea, y en la cual España se abstuvo en lugar de oponerse, como había sucedido en anteriores debates.

Ahora Colombia se sumó a los países latinoamericanos que requieren de este trámite: República Dominicana, Perú y Cuba. Además de España, Italia, Austria y Alemania adoptaron este visado, exigido ya por el resto de los países que componen la Unión Europea, y motivada según los responsables políticos europeos por el problema del tráfico de drogas.

A continuación el texto íntegro de la misiva:

Señor Presidente:

Queremos explicarle, con el mayor respeto, por qué nos parece un despropósito que su Gobierno nos quiera exigir un visado para pisar España, y por qué, en caso de que se tome esta determinación, y mientras esté vigente, no volveremos a visitar la Península ibérica.

Un novelista colombiano escribió alguna vez: "Al entrar a España no tengo la impresión de llegar, sino la de volver"."Quizás a muchos españoles les resulte extraño este sentimiento, pero les aseguramos que esa sensación es la típica del criollo, la del indiano, la del colono o del colonizado nacido en esos territorios de lo que fue el antiguo imperio de España. Si nos atrevemos a hacerle un reclamo a esa gran nación que nos enseñaron a considerar, con razón o sin ella, como nuestra Madre Patria, es por el hondo convencimiento que tenemos de no ser ajenos a España.

Aunque las guerras de independencia hayan cortado el cordón umbilical que nos unía políticamente a la Península, los colombianos no hemos dejado de sentir, porque sabemos que es cierto, que nuestra imaginación, nuestra lengua mayoritaria, nuestros referentes culturales más importantes provienen de España. Aquí nos mezclamos con otros riquísimos aportes de la humanidad, en especial con el indígena y el negro, pero nunca hemos renegado, ni podríamos hacerlo, de nuestro pasado español. Nuestros clásicos son los clásicos de España, nuestros nombres y apellidos se originaron allí casi todos, nuestros sueños de justicia, y hasta algunas de nuestras furias de sangres y fanatismo, por no hablar de nuestros anticuados pundonores de hidalgo, son una herencia española.

La solidaridad cultural de las naciones hispanas y americanas, no puede ser simplemente un asunto retórico. Nosotros queremos poder entrar a España no digamos como Pedro por su casa, pero sí como los hijos viajeros que de vez en cuando vuelven a deshacer sus pasos por los caminos de unos antepasados reales o inventados. Los hispanoamericanos no podemos ser tratados por España como unos forasteros más. Aquí hay brazos y cerebros que ustedes necesitan. Somos hijos, o si no hijos, al menos nietos o biznietos de España. Y cuando no nos une un nexo de sangre, nos une una deuda de servicio: somos los hijos o los nietos de los esclavos y los siervos injustamente sometidos por España. No se nos puede sumar a la hora de resaltar la importantcia de nuestra lengua y de nuestra cultura, para luego restarnos cuando en Europa les conviene. Explíquenles a sus socios europeos que ustedes tienen con nosotros una obligación y un compromiso histórico a los que no pueden dar la espalda. La rueda de la riqueza de las naciones se parece a la rueda de la fortuna; no es conveniente que en los días de opulencia se les cierre en las narices la puerta a los parientes pobres. Quizá un día nosotros (en ese riquísimo territorio donde ustedes y nosotros hemos trabajado, sufrido y gozado) tengamos también que abrirles a los hijos de España las puertas, como tantas otras veces ha ocurrido en el pasado.

Mucho se habla en España y en todo el primer mundo de las bondades de la globalización. Pero si ésta no quiere ser una mera estratagema para ampliar los mercados, la globalización no podrá ser un proceso unidireccional e injusto por el cual los bancos y las grandes compañías tecnológicas o de alimentos atraviesan las fronteras como el viento, mientras a las personas se les ponen más trabas, cuarentenas y cuotas que a los apestados medievales.

Señor Presidente: en sus manos está una decisión de unión o desunión con los pueblos hispanoamericanos. La Madre Patria podrá portarse como tal, y no darnos la espalda en uno de los momentos más duros de nuestra historia, o podrá también portarse como una madrastra despiadada. Con la dignidad que aprendimos de España, no volveremos a ella mientras se nos someta a la humillación de presentar un permiso para poder visitar lo que nunca hemos considerado ajeno.

Con nuestra consideración y aprecio.

Gabriel García Márquez, Fernando Botero, Alvaro Mutis, Fernando Vallejo, William Ospina, Darío Jaramillo Agudelo y Héctor Abad Faciolince.