JUEVES Ť 15 Ť MARZO Ť 2001

Ť Muestra acerca de la vida de los pintores en Madrid

Frida y Diego, irremediable travesía entre polos opuestos

Ť Fotografías de Alvarez Bravo y Casasola, entre otros

Ť Poco se sabe de su accidentada unión: Molina

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 14 de marzo. La historia de Frida Kahlo y Diego Rivera es también un emblema del discurrir abrupto del apenas extinto siglo pasado: el movimiento sindical, la guerra fría, la pugna entre el capitalismo salvaje y el comunismo filosoviético, la lucha de clases frente a la entonces incipiente obsesión por el mercado de valores.
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Frida y Diego, inmersos irremediablemente en esa travesía de polos opuestos, también son un emblema de amor y desamor, que se refleja con nitidez en la exposición de 80 fotografías que acoge desde hoy el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Diego y Frida están ahí, en ese espacio intemporal del pasado más inmediato de la historia del arte mexicano. Sin embargo, desde ese páramo insurrecto y revolucionario en el que se convirtió su propia casa en Coyoacán, las imágenes en sepia para las que ellos posan se convierten de súbito en una narración, dolorosa y grata, del siglo que terminó hace sólo unos meses.

Desde ese jardín, en el que León Trotski fue asesinado por un sicario a las órdenes de un poder absoluto del que no conocemos a la fecha sus señas precisas, Frida y Diego aparecen absortos ante los claveles, las buganvillas y los rosales de ese paraje de tiempo.

Los autores de esas 80 fotografías, empecinados en documentar el paso a paso, el día a día de esa pareja de mexicanos universales, son al mismo tiempo los máximos exponentes del arte de la lente en el ámbito mexicano, Manuel Alvarez Bravo, Agustín Víctor Casasola y Guillermo Zamora, y seres anónimos que documentaron los desamores y amores de esa pareja.

Entre el amor y el desamor

''En la actualidad, Diego y Frida han sido estudiados por su obra, como artistas de la plástica nacional e intelectuales preocupados por el acontecer político y social de su tiempo. Pero, en realidad, poco se sabe acerca de la larga y accidentada pasión amorosa que los unió y los alejó, que los hizo mantenerse juntos en una de las grandes leyendas amorosas de México y del mundo en el siglo XX'', explicó César Antonio Molina, director del Círculo de Bellas Artes.

La exposición, influenciada según la funcionaria mexicana Luz del Amo, por la fridomanía que avasalla en los círculos artísticos de Estados Unidos, significa aquí en España la primera muestra fotográfica sobre el lado más humano de Frida y Diego: su periplo amoroso, el cotidiano fulgor de su relación, el enlace nupcial, la avidez de su activismo social, la decrepitud y la muerte.

Todo ello reflejado en 80 imágenes que tienen como protagonistas absolutos a Diego y Frida, absortos en su amor y desamor.

''Encontramos a los dos al lado de amigos suyos y hermanos de clase por la ciudad de México, en aquellos de efervescencia social y política; pero también en los interiores de sus casas de San Angel y Coyoacán y en muchos otros lugares, como el departamento de Ralph Atachpole en San Francisco, o su paso por Estados Unidos, en las ciudades de Los Angeles, Detroit y Nueva York, cuando Rivera realizaba sus compromisos muralísticos'', dijo Molina.

Imágenes inéditas en España y Europa

Las imágenes, inéditas en España y en el resto de países de Europa, forman parte de la historia de Frida Kahlo y Diego Rivera, ''verdades parciales que se han dicho, escrito y comentado sobre la relación sentimental, sexual y creativa de la pareja''.

Porque ''ellos estaban en el epicentro de la polémica y el escándalo. ¿Quién torturaba a quién?, ¿quién era desleal a quién?, ¿quién no amaba a quién?, ¿quién es la víctima y quién el villano?'' Y en esto, finalmente, no hay respuesta.

Sin embargo, hay un rostro que sobrecoge la mirada y el entendimiento: Diego Rivera, ante el féretro demacrado de Frida Kahlo, se inclina cual reverencia nupcial para dar el último beso a ese amor que fue desamor, a esa mujer serena ante la muerte, que iluminada se rinde ante la frágil belleza del arte y la extinción de la vida.