JUEVES Ť 15 Ť MARZO Ť 2001

Carlos Monsiváis

La más alta tribuna

Ante las movilizaciones de los sectores (muy numerosos) de la sociedad civil que apoyan las demandas indígenas, los congresistas se empecinan en una propuesta asistencial: regalarle al EZLN el oído filantrópico de diez diputados y diez senadores, en un lugar que, dada la generosidad de la actitud, bien podría ser un camellón del Paseo de lo Reforma. El EZLN rechazó la minimización del diálogo, y los monopolistas de los gestos patricios se llamaron a duelo. ƑCómo se atreven a no recibir nuestra limosna? ƑQué se creen?

Ante la iniciativa de la Cocopa, los líderes parlamentarios no ocultan en demasía los motivos verdaderos de su actitud, y el primero de ellos es la dilación burocrática. Si al cabo de siete años el movimiento social de los indígenas no sólo no ha disminuido sino que conquista un espacio nacional, es tiempo -es la reflexión soberanamente astuta- de atraparlo en el desgaste, la espera, los trucos de leguleyos. Los dueños del poder (o los encargados visibles del changarro) se frotan las manos: les ofrecemos poco, lo rehusan, tendrán nada, quedan como ingratos y nosotros como magnánimos (como esta palabra no la usan, se las regalo magnánimamente para su utilería verbal). ƑPero de quiénes se quieren burlar en rigor los líderes camarales? No sólo del EZLN y el Consejo Nacional Indígena, sino del amplísimo sector de la sociedad civil que se ha movilizado obstinadamente para erradicar las posibilidades de guerra. Ante esto el PRI y, especialmente, el PAN, exhiben con fatuidad su deseo: cerrarle tercamente el camino a la paz.

La segunda razón, si no queremos pensar en la defensa del plan Puebla-Panamá, es el desdén a fin de cuentas racista. "ƑQué se creen estos pinches indios?" Para contestar casi a nombre de los congresistas habla Jorge Espino Reyes, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que afirma desde Tijuana: "Los legisladores mexicanos tendrían que estar mal de la cabeza para aprobar una iniciativa de ley de cultura y derechos indígenas... El conflicto en Chiapas no es ni con mucho el problema más grave del país. Sería peligroso que por darle atención a este asunto de la ley indígena se queden sin resolver temas que son urgentes para el desarrollo del país y resolver el problema de la pobreza, como es el de la reforma fiscal y la apertura a la inversión en materia energética" (La Jornada, 14/III/2001). No contento con festejar la aplicación del IVA a medicinas y alimentos, que tanto bien le hará a los pobres, y con elogiar por anticipado la cesión barata del patrimonio nacional, el empresario da rienda suelta a su xenofobia: "El EZLN es un grupo intransigente con intereses y apoyos sospechosos de extranjeros, que gozan en sus países de mala reputación". Tanto, que es de suponer que a algunos de ellos se les cree empresarios de la derecha mexicana.

 

II

ƑPor qué creo indispensable la reunión de los zapatistas con el pleno del Congreso? Cito al respecto varias de las contribuciones del EZLN al proceso nacional:

Ť Obligó al país a enterarse de la profundidad de la miseria de los sectores indígenas, y convirtió un estado, Chiapas, en el concepto Chiapas, síntesis de la deshumanización provocada por el capitalismo, el racismo y la discriminación.

Ť Ha hecho vislumbrar la existencias de opciones ante el neoliberalismo, alternativas culturales, psicológicas y morales de ninguna manera desdeñables.

Ť Ha provocado el debate más grande conocido sobre la cultura, los modos de vida y los gravísimos problemas de los indígenas. Es muy posible que en siete años se hayan publicado en México y en otras partes del mundo más libros sobre los indígenas mexicanos que los editados en el siglo anterior.

Ť Ha estimulado el desarrollo de la conciencia de sus derechos en distintos grupos de mujeres indígenas. Se ha introducido la perspectiva de género en la vida de las comunidades y, como se probó a lo largo de la marcha de la dignidad, se ha difundido el discurso feminista con rapidez impresionante. Esto obliga a revisar drásticamente las nociones de usos y costumbres, otro de cuyos graves inconvenientes es la legitimación de la intolerancia religiosa.

Ť Ha impulsado, de manera desigual y combinada desde luego, la modernización del temperamento y la conciencia de los grupos indígenas, por el trato con gente de diferentes países, por la necesidad de informarse, por el uso creciente de la tecnología y por la urgencia de hacerse de un discurso que explique y les explique su causa.

Ť Ha provocado la solidaridad genuina de cientos de miles de personas en México y fuera de México. La recepción a los zapatistas el 11 de marzo en el Zócalo fue una bienvenida a los indígenas en su conjunto, no a Marcos, por importante que éste sea. Pasar de la compasión lejana a la solidaridad activa con los indios no es el menor de los logros del EZLN.

Ť Ha reactivado las sensaciones y las exigencias conceptuales y culturales de una izquierda democrática y moderna, ya sin liga concebible con la sujeción a la URSS o a la Revolución Cubana. Por más camisetas del Che Guevara que se hayan visto el 11 de marzo, no se oyó una sola mención a Fidel Castro.

Sobre todo, el fenómeno de Chiapas, que incluye al EZLN pero necesariamente lo trasciende para incorporar al mundo indígena, ha creado una visión a la vez utópica y práctica: la de un país capaz de atraer para su desarrollo a los excluídos, presuntamente la mayoría. El discurso de Marcos en el Zócalo, que algunos, desde la fanfarronería de su belicosidad, esperaban desafiante y expropiatorio del Palacio Nacional, fue una elocuente demanda de incorporación. Desde 1994 Marcos, y está es para mí una de sus aportaciones centrales, ha insistido en agregar a la nación a los pobres, los desempleados, los subempleados, las mujeres (en esto le ha faltado énfasis), los gays, las lesbianas, los minusválidos, los viejos, los jubilados. Sin plan concreto, con apasionamiento, se ha ido mucho más lejos que la izquierda tradicional, que sustituyó a su tótem de la lucha de clases con la lucha de cuotas.

 

III

En última instancia, el paso de la marcha zapatista por 12 estados y su llegada triunfal a la ciudad de México ratifican la validez y el vigor de la causa indígena, y la obligación de analizar con rapidez y congruencia la iniciativa de la Cocopa. No se trata por supuesto de aprobarla tal cual, pero sí de explicar con claridad los ajustes y entender la obligación ética de tomarla en serio. Mofarse de los sectores que han emergido en esta causa y acorazarse en la prepotencia de los escaños, constituirá la más triste victoria de los panistas y los que parecen sus aliados incondicionales, los priístas. Recibir a los zapatistas en el Congreso no es, ya lo han demostrado algunos juristas, desacato alguno ni mucho menos profanación. Y a propósito de eso, si la tribuna es tan sagrada, Ƒpor qué no la reconsagran luego de que desde allí han hablado Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, y una serie de diputados, senadores y secretarios de Estado cuya trayectoria no provoca el menor elogio, para decir lo menos? Hagan eso, reconsagren la tribuna y luego de la ceremonia dialoguen. Y si insisten en las blasfemias, construyan una tribuna alternativa.

La más alta tribuna del país es el uso político y ético de la razón.