MIERCOLES Ť 14 Ť MARZO Ť 2001
Ť La coalición oficialista retira su apoyo a la iniciativa del PC
Improcedente, el voto de censura al gobierno del primer ministro ruso
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 13 de marzo. El voto de censura al gobierno del primer ministro Mijail Kasianov, promovido para este miércoles por la bancada comunista en la Duma, murió antes de haber nacido al retirar hoy la coalición oficialista Unidad el apoyo a la iniciativa que había anunciado hace ocho días.
Para el bien de Rusia, que sólo le faltaría meterse ahora en la vorágine de unas elecciones legislativas anticipadas, los dirigentes de Unidad renunciaron a su riesgosa y poco ortodoxa idea de forzar la disolución de la Cámara baja, a través de brindar al Partido Comunista (PC) los votos requeridos para que prospere la moción.
El coordinador de su fracción en la Duma, Boris Gryslov, afirmó esta tarde que los diputados de Unidad "tomamos la decisión de no participar en el voto de censura y exhortamos a los demás a hacer lo mismo".
De este modo, el PC y sus aliados naturales difícilmente puedan reunir más de 140 votos frente al mínimo de 226 necesarios para poner al presidente Vladimir Putin ante la disyuntiva de cambiar al jefe de gobierno o disolver la Cámara baja.
Desde que el número dos de Unidad, Franz Klintsevich, proclamó que sus diputados respaldarían a los comunistas, suma de votos que hacía real la moción contra el gobierno, Putin procuró mantenerse al margen de la polémica extramuros, pero al interior del Kremlin chocaron visiones encontradas.
Se dice que el jefe de la Oficina de la Presidencia, Vladimir Voloshin, ligado a influyentes grupos empresariales interesados en disolver la Duma para aplicar un plan de privatizaciones sin contrapeso legislativo enfrente, defendió hasta el último momento la conveniencia de forzar la disolución de la Cámara baja.
El proyecto, cuya paternidad se atribuye al estratega de imagen del Kremlin, Gleb Pavlovski, recibió entusiasta acogida por parte de las distintas asesorías y equipos de expertos "independientes" que literalmente viven de las urnas y que, en tiempos de campaña electoral, hacen su agosto.
Por eso, y gracias a los cabilderos siempre atentos a no desaprovechar ocasión sugerida por el sonido de las monedas, la propuesta de Unidad contó con el indispensable tratamiento favorable en la prensa local.
Finalmente, se impuso la corriente representada por Vladislav Surkov, subjefe de la misma Oficina de la Presidencia, que supo convencer a Putin de que el "experimento" entrañaba más riesgos desestabilizadores para el país que beneficios, tampoco garantizados en términos de obtener una Duma aún más dócil.
El poderoso aparato de seguridad del Estado, a través del brazo derecho de Putin, Serguei Ivanov, respaldó las tesis de Surkov y el asunto quedó resuelto, a reserva de una pequeña formalidad: que el propio coordinador de los diputados de Unidad lo hiciera público.
En un signo revelador de las pugnas internas en el entorno de Putin fue el propio Surkov, y no Voloshin, quien sostuvo este martes una crucial reunión con los legisladores de Unidad, tras la cual Gryslov dio a conocer el drástico cambio de opinión de su bancada.
Al hacerlo, Gryslov trató de salvar la cara ante las acusaciones del PC de que los diputados de Unidad se habían prestado a una "farsa política", sacándose de la manga que todo se planeó para poner en evidencia la debilidad de la oposición.
"Logramos nuestro objetivo: todos los diputados de la Duma, salvo los comunistas, apoyan al gobierno y están dispuestos a suscribir las políticas del presidente (Putin)", declaró.
Tan seguro está Putin de que este miércoles no habrá crisis en el Parlamento que, la víspera, a pesar de ser 13, y martes, se fue a esquiar a las montañas de Altai, en unas breves vacaciones hasta el próximo domingo.