MARTES Ť 13 Ť MARZO Ť 2001
Ť El organismo debe ser factor importante para la transformación estructural: Espina
Coparmex presionará para obtener un nuevo régimen fiscal y cambios en la LFT
Ť La inclusión de empresarios en el gabinete facilitará el diálogo, pero cada cual en su papel
DAVID ZUÑIGA
A pesar de su creciente participación e influencia en el gobierno foxista, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) dista de estar satisfecha y mantendrá la presión sobre el Ejecutivo y el Legislativo para que se aprueben las reformas por las que ha peleado durante años: nuevo régimen fiscal, cambios a la Ley Federal del Trabajo, apertura del sector energético a inversionistas extranjeros y nacionales, y mayor participación privada en la educación.
Entre los ex integrantes del sindicato patronal incluidos en la nueva administración destacan Carlos Abascal Carranza, secretario de Trabajo y Previsión Social; Antonio Sánchez Díaz de Rivera, subsecretario de Desarrollo Social; el director de Pemex, Raúl Muñoz Leos, y el presidente de la Comisión de Seguridad, José Antonio Ortega, quien fue invitado a participar en la Secretaría de Seguridad Pública con Alejandro Gertz Manero.
La formación de cuadros es una labor que el nuevo presidente del sindicato patronal, Jorge Espina Reyes, está decidido a reforzar durante su gestión como parte de un proyecto de largo plazo. ''Nuestra confederación tiene que ser un factor muy importante para continuar la transición, entendida no sólo como la alternancia en el poder, sino como la transformación estructural de todas las áreas'', afirma en entrevista con La Jornada.
No se aplaudirán decisiones oficiales
No obstante, el dirigente descarta que, dada la cercanía con el gobierno foxista, la Coparmex se convierta en un nuevo organismo corporativo que sólo aplauda las decisiones gubernamentales.
La inclusión de empresarios en el gabinete ''va a facilitar el diálogo, pero ahora cada quien debe jugar el papel que le corresponda: ellos en el sector público y nosotros en el privado''.
-Sin embargo, estar en el gobierno les allana el camino para conseguir algunas metas, como la reforma a la Ley Federal del Trabajo y la del sector educativo.
-Tenemos que aprovechar esta circunstancia para incidir en reformas estructurales en materia fiscal, laboral, energética y educativa. Sí tenemos interlocución dentro del gobierno, pero ahora hay otros factores y por eso nuestro cabildeo con todos los partidos debe ir más a fondo, pues desgraciadamente hay quienes quieren volver a esquemas superados de estatismo y populismo que hicieron que el país se retrasara por lo menos 30 años.
Como parte del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), a la Coparmex le corresponde cabildear sobre reforma laboral, seguridad social y educación, entre otros temas. Espina asegura que a partir de 1995 el organismo empresarial ha convencido a los líderes sindicales de la necesidad de cooperar con los empresarios, ligar los salarios a la productividad y ''dejar atrás la lucha de clases''. Hasta ahora, dice, hay un principio de acuerdo, pero cuando empresarios y sector obrero lleguen a un consenso acudirán juntos ante los legisladores para que este acuerdo quede plasmado en la ley.
Esta fue la idea del viaje que empresarios, dirigentes sindicales, legisladores y funcionarios hicieron recientemente a Ginebra (sede de la OIT) y a Madrid.
''No tenemos prisa por lograr una nueva Ley Federal del Trabajo. No tiene que ser este año; probablemente sea el próximo o en dos años. Lo importante es que la posición de trabajadores y empresarios sea muy sólida y que los legisladores compren la idea''.
La revolución educativa la hará el sector privado
-Otra idea que ustedes han estado vendiendo y que el presidente Vicente Fox parece haberles comprado son los bonos educativos.
-Tenemos un sistema educativo muy caduco que no está dando los resultados esperados: el analfabetismo es elevadísimo y la eficiencia terminal es ridícula. Solamente medimos porcentajes del PIB, pero no hay transparencia; la sociedad no tiene forma de saber si estos recursos se utilizan bien. Tenemos que encontrar mecanismos para evaluar la educación, desde la básica hasta la profesional. Coparmex ha pedido durante mucho tiempo que la educación se abra a los particulares, que no sea un monopolio del gobierno. No pedimos que se privatice, sino que se permita a los particulares participar.
-Pero ya hay educación en manos privadas, principalmente en bachillerato, licenciatura y posgrado.
-Sí, pero no con la intensidad necesaria. Hay que flexibilizar, dar muchas más facilidades e incentivos, como el bono, para que los padres y los alumnos puedan escoger su universidad, pública o privada. Claro, hay que darle a las universidades públicas todo el apoyo y transparentar sus recursos. Se ha hablado de una revolución educativa, pero ésta no la va a hacer el gobierno, sino los particulares. No se trata de acabar con la educación pública, sino de que haya competencia.
-Hay al menos dos críticas a esta propuesta: primero, el esquema de bonos implica una transferencia de recursos públicos a instituciones privadas; segundo, Ƒcómo saben que va a funcionar en México un sistema que ha fracasado en algunos países de Europa y en parte de Estados Unidos?
-No se trata de dar privilegios para que el estudiante escoja necesariamente una escuela privada, sino sea libre, que las escuelas se ganen su prestigio. En Estados Unidos la educación privada está ganando terreno no porque tenga privilegios del gobierno, sino por calidad. Cuando se compite hay posibilidades de mejora, de aumentar la productividad y mejorar los precios. No podemos seguir protegiendo la ineficiencia, la mediocridad y la falta de transparencia al amparo de una autonomía mal entendida.
-ƑNo existe el riesgo de que se beneficie a las escuelas privadas que han proliferado y que no cumplen estándares mínimos de calidad?
-Hay programas de la ANUIES y de asociaciones de escuelas privadas que buscan que se cumpla una serie de requisitos para otorgar el registro. Claro, la gente puede resultar engañada, pero el engaño no dura mucho tiempo.
Sobre la UNAM, considera que ha crecido tanto que se ha vuelto incontrolable y burocrática, por lo cual es preferible descentralizarla en unidades más pequeñas. Lo más grave, agrega, es que en la máxima casa de estudios persistan enclaves de grupos políticos y de ''seudoestudiantes, llámense CGH o porros, que dañan el prestigio de la Universidad y que le hicieron perder un año a 180 mil jóvenes''.
Otra de las prioridades de la Coparmex es la reforma al sistema de seguridad social, que incluye por lo menos tres puntos: recuperar la subrogación de servicios médicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la incorporación de los trabajadores afiliados al ISSSTE al nuevo sistema de pensiones, y continuar la restructuración del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) para consolidarlo como institución de tipo financiero.
En cuanto al Seguro Social, señala que hasta ahora el IMSS centraliza los servicios que da a los trabajadores, pero puede subrogarlos para que el trabajador pueda elegir médico y hospital.
Contra lo que sostienen los opositores a la propuesta, Espina dice que la subrogación no implica una privatización del IMSS ni lo descapitalizará, sino que le ayudará a reducir costos administrativos. ''No se está privatizando el servicio. Yo quisiera que mis trabajadores tuvieran la libertad que yo tengo para ver al médico que quiera''.