MARTES Ť 13 Ť MARZO Ť 2001
Ť Le Bot: la caravana representa la palabra y el sentido contra el poder y la sangre
El zapatismo ha contribuido a la transformación del pensamiento y la acción colectiva: Touraine
Ť Considera a los indígenas no sólo como víctimas sino como actores, dice el sociólogo
Ť Es el movimiento más importante de América Latina, asegura el periodista francés
KARINA AVILES
Poca gente a nivel mundial ha contribuido a la transformación del pensamiento y de la acción colectiva como el movimiento zapatista, que considera a los indígenas no sólo como víctimas sino como actores, como portadores de la memoria, de la historia, pero también de una capacidad de promover nuevas formas de organización social, expresó el sociólogo Alain Touraine. En tanto, el ensayista Yvon Le Bot manifestó que la caravana zapatista ''se está juntando con una caravana larga que está atravesando todo el continente'', desde el sur hasta muy al norte, cruzando por México.
Le Bot resumió así el significado de la marcha del EZLN en el continente americano: ''La palabra y el sentido contra el poder y la sangre''.
Lo anterior, dijo, expresa la tentativa de salir de la tragedia, del enfrentamiento que se ha dado ''alrededor del poder, de las tomas del poder'' en los últimos decenios. Se trata de ''una gran marcha, una gran caravana para darle nuevo sentido a las palabras y a la acción social y colectiva, después de tanta dominación del poder, de tanta sangre''.
De Polonia a Chiapas
Yvon Le Bot y Alain Touraine acudieron a dar una charla en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Iztapalapa, con el tema del movimiento zapatista. Touraine comenzó diciendo que sólo dos veces en su vida se ha sentido completamente identificado con un movimiento: la primera ocasión con el ocurrido en las fábricas polacas y la segunda con el de los zapatistas.
Explicó que una de las razones más importantes es porque el movimiento del EZLN, tal vez más que cualquier otro, representa una transformación básica de las orientaciones de los movimientos sociales. Antes, la acción colectiva estaba definida, orientada, evaluada desde el punto de vista de la sociedad. ''Desde hace muchos años estoy convencido de que este tipo de análisis de la acción colectiva, desde el punto de vista de la sociedad, es a la vez un análisis agotado y muy peligroso, porque la subordinación de los actores frente a la sociedad significa concertación de la autoridad, de los que hablan, de los que saben, de los hablan en nombre de la sociedad y de la historia''.
A partir de los 70, cuando cambia la política económica mundial, se observa que ese viejo pensamiento de la izquierda o de los movimientos sociales no tenía la capacidad de resistir a las transformaciones del mundo, analizó Touraine.
Particularmente, en la década de los 90 hay un tipo de desaparición del cuadro de referencia antiguo, del viejo vocabulario, en donde a veces hay un tipo de moralismo vago, pero no una visión global en un mundo en movimiento donde la lógica de los mercados es tan poderosa que ''son fuerzas impersonales, a veces poco previsibles, que parecen dominar todo. Pero el único punto al cual cada uno de nosotros puede vincularse para defenderse es la voluntad, el deseo, la necesidad de vivir la vida como un individuo específico'', y ello no significa que cada quien se va a ir por su lado, aclaró.
Por encima de todo, enfatizó, hay algo que se llama derechos humanos. En el momento actual la palabra más sencilla es la defensa de la dignidad, palabra que los zapatistas utilizan mucho, dijo.
Por ello, lo más importante, lo más difícil, apuntó, es que reaparezcan voces, actores e interpretaciones en contra de ese tipo de naturalismo económico. ''Y ahí escucho en el sur del continente los nuevos movimientos de defensa de los derechos humanos, la defensa de los desaparecidos, de la memoria, de los valores que no son económicos, y aquí, en el norte del continente, yo diría que el movimiento más importante es el indígena'', y tal vez el más elaborado es el de Ecuador. Pero el movimiento mexicano, por la lentitud de su desarrollo, ha demostrado una orientación política vinculada con la definición de la nación. Y destacó que la defensa de las culturas y de las creencias es fundamental en el mundo de hoy.
Dos gallos
En razón de ello, el movimiento zapatista no es considerado como un folclor y está más que reconocido como un elemento en el renacimiento de la vida y de la acción social, apuntó Touraine.
Refirió que en su anterior visita a México, unos meses después de las elecciones se mostró entusiasmado con la idea de que este país por fin construiría un sistema representativo de partidos, y ''ahora que vuelvo no veo nada. Veo partidos paralizados que tratan de defender sus muebles''. Hoy en día, lo ''que observamos es que la vida política mexicana es totalmente silenciosa, pero hay dos gallos, uno frente al otro: Fox y Marcos'', que discuten problemas fundamentales.
La diferencia es que el Presidente de la República normalmente tiene apoyos administrativos, por ejemplo, y para él es menos indispensable tener un apoyo de democratizar, mientras que para Marcos es indispensable.
En su turno, Yvon Le Bot expresó que el de los zapatistas es el movimiento más importante en América Latina, y más allá de ella, porque tiene eco en países de Europa. ''Es un movimiento de mucha importancia, porque reflexiona sobre su evolución y tiene una perspectiva a largo plazo, sabe dónde está parado, de dónde viene, tal vez no sabe mucho adónde va, pero reflexiona sobre el movimiento presente proyectándose en el futuro''.
Contó que hace algunos años habló con el entonces embajador en Francia, Jorge Carpizo, ''y me decía: 'el zapatismo ya se ha acabado -mejor dicho, lo acabamos, esto último lo añado yo-, militarmente lo hemos arrinconado y políticamente lo hemos neutralizado'. Y le pregunté: Ƒsimbólicamente se quedó silencioso?, creo que no me entendió''.
Hablar al corazón y no sólo a la cabeza
Precisamente lo que tiene más fuerte el zapatismo es el sentido, el sentido de hablar a los corazones y no sólo a la cabeza, y eso no lo entienden los políticos. Se trata de algo más profundo, de combinar lo social, lo político y lo cultural, destacó.
Uno de los asistentes le preguntó si hoy se podría repetir la historia de cuando Zapata y Villa llegaron a la capital y después volvieron a su lugares de origen: ''Yo creo que esto no es así'', respondió. El movimiento zapatista habla de identidad y la democracia para toda la nación. No sólo se trata de un movimiento indígena, sino de un movimiento en donde los indios tengan un lugar, pero un lugar en donde se puedan articular con los excluidos, que son la mayoría.