MARTES Ť 13 Ť MARZO Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

ARA CONMEMORAR sus primeros cien días en el poder, el presidente Fox leyó un discurso ajeno a su estilo y lenguaje usuales, en el que trazó las líneas imaginarias de un pasado, un presente y un futuro deseables y elogiables pero que, por desgracia, no corresponden a la realidad, sino más propiamente al terreno pavimentador del camino al cielo que son los buenos propósitos.

VISTO Y SABIDO es que la oratoria priísta tradicional fue sustituida por el discurso voluntarista y buena onda --con frecuencia trivial-- que con su énfasis en lo antisolemne pretende mostrar que en México ha habido "un cambio". En el acto formal realizado ayer en Los Pinos para analizar lo hecho en el centenar de días, se mantuvo ese tono siempre optimista, propositivo, vendedor (šSalve, oh, Miguel Angel Cornejo!), pero sazonado con aditamentos filosóficos e ideológicos de origen desconocido. La esencia del discurso --que en algunos párrafos parecía llevar huellas superficiales parecidas a las de Manuel Camacho o Porfirio Muñoz Ledo-- pretende asentar que el gobierno foxista ha hecho las cosas muy bien, con pleno apego a la legalidad, tolerancia, rumbo y proyecto claros, con visión de Estado, sin concesiones a lo banal o lo circunstancial.

COMPARTE EN ese tono de autoelogio un estilo que también ha puesto en práctica el jefe del Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, quien se ha declarado recientemente muy satisfecho de su propia obra y también ha quemado incienso sobre sí mismo. Ambos, por lo demás, aparte de compartir una vocación natural a la locuacidad y rijosidad públicas, han creído importante endosar a su indudable origen democrático el juicio sobre su tarea diaria, como si la legitimidad proveniente de las urnas fuera garantía de hacer bien las cosas ya en el ejercicio del poder.

FOX, EN ESPECIAL, se ha puesto visionario en este temprano e impropio recuento de éxitos personales. México, según ese primer borrador gerencial de resultados, ha cambiado en cien días lo suficiente como para que a quienes les tocara pudieran morir en paz: transformaciones profundas, nuevos estados anímicos, éxito impresionante en la lucha contra la maldad tricolor, ya sea la del narcotráfico o la de la corrupción; 2 de julio, valió la pena votar. Pero, sobre todo, la construcción de un Nuevo México, próspero y sonriente, de un paraí- so prometido, de una patria tan grande como seamos capaces de soñarla, de una oferta de supermercado promovida en arrebatos oratorios que llaman a preocupación a quienes temen encontrar en la grandilocuencia guanajuatense riesgos de caudillismos.

NO HAY gran diferencia de fondo entre los discursos priístas -- la justicia social y la Revolución Mexicana-- y los foxistas de ahora: ambos son o han sido autocomplacientes, carentes de autocrítica, llenos de adjetivos y frases bonitas, cargados de presuntas realidades cumplidas y supuestos sueños alcanzables aplaudidos a rabiar por los públicos cautivos de la elite ante la que se pronuncian y absolutamente falsos al contrastarlos con la terca e inamovible realidad cotidiana. Nada alejado de la demagogia, sino cercano a las tentaciones altamente excluyentes y autoritarias, habrá de construirse mientras desde el poder se siga buscando activar los sentimientos primarios de la sociedad a partir de palabrería inflamada y propaganda política.

AUNQUE YA el punto fue esbozado en la anterior entrega, es necesario insistir: dos hechos actuales muestran los distintos rumbos hacia donde apunta el futuro de la Nación, el proyecto Puebla-Panamá, secesionista, pensado para entregar la riqueza nacional --no necesariamente el territorio, sino sus ganancias-- a grandes capitales nacionales y extranjeros, y la búsqueda de la paz en Chiapas mediante negociaciones que lleven a una ley que les reconozca a los indígenas derechos como nunca antes sobre su propia tierra.

EL PRESIDENTE FOX quiere asumir que ambos proyectos son compatibles, y supone además que de las maniobras financieras relacionadas con el Puebla-Panamá podría conseguir recursos para darles a los indígenas chiapanecos su vocho, su tele y su changarro. El EZLN como franquicia y el subcomandante como atractivo turístico. Patria o muerte, venderemos.

PARA EL PROYECTO secesionista tan grato a los intereses estadunidenses hay los suficientes recursos disponibles, y poco se habría de batallar si el problema fuera sólo de ingenios de financiamiento. Pero eso no es todo, no es sólo un problema de pesos y centavos, de préstamos y garantías, de compra-venta, sino de equilibrios políticos, de proyectos por definir, de intereses a discutir entre quienes creen que pueden ser patrones y quienes no desean ser peones de las nuevas haciendas globalizadas: el color del dinero contra el color de la tierra.

EN ESE CAMINO, el movimiento zapatista está instalándose en un camino de negociación que, a decir de la Cocopa, es positivo y esperanzador. Algunos de los legisladores que dialogaron con Marcos y Germán aseguran haber encontrado un ánimo verdaderamente sincero a favor de la paz. Lo importante no son los propósitos y las intenciones --como no lo son en los resúmenes foxistas de los primeros cien días-- sino la dura, terca realidad. El zapatismo se ha instalado, ciertamente, en la lógica política, y cada vez se aleja más de la armada, pero todo ello se podría ver transformado si los ánimos, las intenciones, sólo resultan ser materia de discurso, relleno de resúmenes, palabrería para fines propagandísticos trimestrales.

TODO VA BIEN, según Fox y sus redactores de discursos. El gobierno del cambio ha consolidado el cambio, el plan Puebla-Panamá tiene recursos económicos y apoyos políticos locales e internacionales, la insurgencia zapatista va rumbo a la firma de la paz. ƑQué más se puede pedir en los primeros cien días?

ASTILLAS: EN LA FAENA diaria hay divergencias y críticas, pero en momentos como éste es necesario enviar un saludo sincero a Martha Sahagún, cuya madre falleció este lunes. Mar- tha ha ocupado un lugar esencial en el proceso de transformación política --sea éste el que sea-- encabezado por Vicente Fox. De hecho, no se entendería el crecimiento político de Fox sin la participación de Sahagún. De raigambre conservadora, Martha ha impulsado la participación de la mujer en asuntos públicos de una manera notable, acaso con más eficacia que movimientos reivindicadores y estridentes cargados a la izquierda. Es, sin duda, una mujer con poder, con gran poder, y ello no es poca cosa en una sociedad aún signada por el machismo. Desde ahora debe tomársele en cuenta para luchas políticas camarales, e inclusive para procesos aún poco claros como será el de 2006. Por desgracia, su carrera política ya no podrá ser vista por su madre. Condolencias sinceras a la vigorosa vocera presidencial... Otro asunto familiar, en otro ángulo, debe ser atendido: la madre del procurador federal de justicia sufrió el pasado martes 6 un atentado del que hasta ayer se informó oficialmente, cometido por un ex agente judicial federal. Otro ex policía aparece como responsible del intento de homicidio contra el gobernador del estratégico estado de Chiapas. Ahora el amago incumplido se da contra la progenitora del general Macedo de la Concha, quien semanas atrás aceptó haber recibido amenazas por cumplir las obligaciones de su delicado cargo... Sincerote se veía Víctor Cervera ayer, en el acto de presentación del plan Puebla-Panamá, diciendo que no tiene pleito con Fox, y que el litigio por los consejos electorales va en vías de solución...

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