LUNES Ť 12 Ť MARZO Ť 2001
Ť "Hay que oponerse a cualquier agresión violenta que mucho dañaría a la ciudad"
Rivera Carrera llama a alejar "protagonismos egoístas" en la búsqueda de la paz en Chiapas
Ť Confía en que la travesía del EZLN contribuya a apreciar más la dignidad indígena
JOSE ANTONIO ROMAN
Para que nunca más el país vuelva a resentir los efectos de la marginación y la inconformidad de los pueblos indígenas, todos los mexicanos estamos obligados a buscar una paz basada en la justicia, afirmó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.
"Pero sería muy pobre y triste propugnar una paz que sólo es ausencia de guerra, ya que no estamos en guerra, o a lo más sólo estamos en una guerra virtual. Es necesario propugnar una paz basada en la justicia, en el desarrollo y en el progreso; una paz que muestre la fraternidad y la solidaridad de los mexicanos. Por ello, en estos momentos se necesita ser propositivos y alejar los resentimientos, los insultos y los protagonismos egoístas".
En una decisión poco usual, el cardenal Rivera Carrera leyó un comunicado al término de su acostumbrada misa dominical, en el que fijó su postura en torno a la marcha zapatista, la cual llegaría al Zócalo capitalino casi tres horas después de su homilía en la Catedral metropolitana.
Pidió a los mexicanos asumir una posición crítica, para que ante tantos pronunciamientos y manifestaciones no sean sorprendidos por la "magia del lenguaje y de la propaganda", pero llamó a ser sencillos y humildes para dejarse cuestionar en aquello que como sociedad e individuos hemos fallado a nuestros hermanos indígenas.
"Particularmente debemos estar muy atentos para evitar actitudes discriminatorias y racistas, y sobre todo opuestos a cualquier provocación o agresión violenta que mucho dañaría a nuestra ciudad y al proceso de paz".
Parado en las escalerillas de la sacristía, con un pequeño atril al frente, el cardenal dio lectura al texto, sin responder pregunta alguna. Recordó ahí que la arquidiócesis de México, sin duda, es una de las iglesias particulares con mayor número de indígenas en todo el territorio nacional, no sólo de aquellos que son originarios del Distrito Federal, sino también por quienes han llegado a esta capital como resultado del fuerte fenómeno migratorio.
Expresó su confianza en que la marcha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional contribuya a que la población tenga un mayor aprecio a la dignidad de lo indígena, pues casi todos los mexicanos, en mayor o menor porcentaje, llevamos sangre indígena, raíz que influye en nuestra idiosincrasia, en nuestra religiosidad y en nuestra identidad nacional.
"Campo de cultivo para la violencia"
"Debemos apoyar que se conformen las normas legales y constitucionales para enfrentar la pobreza, marginación y exclusión de los pueblos indígenas, que son campo de cultivo para la violencia. Para lograr este fin, sin duda alguna, los diputados y senadores del Congreso de la Unión escucharán atentamente y dialogarán con apertura con los zapatistas y, sólo después de oír sus planteamientos y las valiosas aportaciones de otros grupos, procederán, con la responsabilidad y representatividad que la nación les ha confiado, a hacer los cambios constitucionales pertinentes".
El cardenal Rivera también recordó en su comunicado parte del reciente mensaje que con el mismo motivo elaboró la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en el cual, tras señalar que México es una nación conformada por grupos y corrientes de pensamiento muy diversos, dice que un solo grupo "no puede imponer a toda una nación" sus propios criterios, aunque contengan elementos muy dignos de ser tomados en cuenta.
"La construcción de la democracia exige respeto a la diversidad y convivir con quienes actúan en forma diferente", por lo cual, una vez que los diversos grupos hayan sido escuchados por los legisladores, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha de aceptar la ley resultante que éstos decidan conscientemente y libres de presiones para así no alargar más el conflicto en el estado de Chiapas.
Todos los mexicanos, y de manera especial los que se confiesan cristianos y católicos, están obligados a buscar la paz, sobre la base de la justicia social y desde la caridad de Cristo, para que nunca más el país vuelva a resentir los efectos de la marginación y la inconformidad de los pueblos indígenas.
A la misa acudió un número mucho menor de feligreses de los que normalmente acuden a la celebración religiosa del domingo a mediodía, sobre todo personas mayores. Hubo quienes en broma señalaron que esas personas prefirieron ir mejor al acto zapatista, pero hubo otros que más en serio opinaron que hubo cierto temor y eso influyó para que se redujera significativamente la asistencia. Lo cierto es que poca gente escuchó la misa del segundo domingo de cuaresma.
Por otra parte, en las páginas centrales del semanario católico Desde la fe, editado por la arquidiócesis de México, se señala que la presencia de una importante cantidad de etnias en la ciudad de México puede agruparse en pueblos originarios, inmigrantes permanentes y migrantes temporales, además de que los estados de donde proviene un mayor número de indígenas son Veracruz, México, Oaxaca, Querétaro y Puebla.
Asimismo destaca que entre los grupos étnicos con mayor presencia en el Distrito Federal figuran otomí, mixteco, zapoteco, mazahua y totonaca.