LUNES Ť 12 Ť MARZO Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

A PESAR DE los descalabros que la realidad ha dado a su optimismo, el presidente Fox sigue "vendiendo" a los mexicanos la idea de que la movilización zapatista del sureste a la capital del país se está desarrollando conforme a un plan de trabajo elaborado y supervisado en Los Pinos. Así, ha sido capaz de asegurar que la marcha viene al Distrito Federal a "apoyar" su iniciativa, la de Fox, respecto a derechos indígenas, y también ha aparecido en pantallas de televisión, ya en cadena nacional o en programas por separado, luciendo una sonrisa tan amplia y haciendo tales esfuerzos verbales de bienvenida y amabilidad como la de un vendedor de autos usados cuando llega un cliente a su changarro.

AHORA QUE los insurgentes se han instalado en la ciudad de México, el presidente Fox --a quien el subcomandante Marcos llama de vez en cuando, zorrunamente, "el Fox"-- ha dado por cumplida una etapa más de la presunta bitácora oficial: ha terminado sin grandes incidentes la etapa del viaje y, enseguida, sin comerciales, sigue "el inicio del diálogo". Según el guanajuatense, el hecho de que la delegación zapatista se reúna con la Cocopa es ya, en sí, sin matices, la reanudación del diálogo. Luego se dará, conforme a esa ruta del voluntarismo foxista, le firma de la paz. Y los mexicanos seremos felices.

EL TRASTOCAMIENTO intencional de la realidad constituye en sí misma un agravio inaceptable para la otra parte de un litigio histórico como el que se está viviendo en nuestro país. Más si esa visión alterada pretende ser impuesta como verdad a base del uso doloso de medios de comunicación, en especial los electrónicos. No es cierto que el diálogo se haya restablecido, pues ello significaría que las tres condiciones establecidas por los zapatistas se hubieran cumplido, lo cual es sabido que no es cierto y, además, se ofende a la Cocopa, órgano de mediación, al pretender que el cumplimiento mínimo de sus funciones, la de atender directamente a las partes involucradas en el conflicto, signifique la reanudación del diálogo que debe darse no con una comisión legislativa, sino con el gobierno federal. Dialogar con la Cocopa no es dialogar con el Presidente ni su gobierno, pues esa comisión no es una dependencia ni una representación de ese presidente o ese gobierno.

EL DESARROLLO de ese papel de romántico enamorado de la paz dispuesto a hacer todo sacrificio con tal de alcanzar su sueño dorado, tiene un lado oscuro que es necesario develar. La distancia a la que está hoy la firma de la paz puede ser calculada tomando en cuenta los esfuerzos histriónicos del Presidente por aparentar su cercanía. El Presidente está preparando la escena del desencanto, del doloroso entendimiento de que "ha fracasado", que sus ilusiones y esfuerzos han sido "traicionados".

MARCOS, MIENTRAS TANTO, ha anunciado la decisión zapatista de sentarse en cualquier lugar del Distrito Federal a esperar que la ley indígena sea aprobada. Ayer, en el Zócalo lleno emplazó nuevamente a Fox a cumplir las promesas y las señales. En entrevista con don Julio Scherer, en Proceso, ha advertido incluso a los grandes empresarios de los riesgos que corren no por la insurgencia social, sino por los procesos de desplazamiento frente al capital extranjero. En el discurso de Marcos, cada vez de mayor confrontación con el foxismo, aparece siempre como telón de fondo el riesgo de la lucha armada, de la reactivación de los movimientos guerrilleros que, por lo demás, y sin grandes aspavientos, fueron colocados de nuevo sobre el tapete político, con el simple gesto del comandante de saludarles, agradecerles su ayuda y reinsertarlos en el escenario mediático.

EL ZAPATISMO ha cometido errores, pero no le han sido cobrados tan caro: los excesos de los llamados observadores internacionales, que en su mayoría son francos e inconstitucionales activistas a favor del movimiento indígena nacido en Las Cañadas; la insensibilidad y frivolidad mostradas cuando un motociclista federal murió en el cumplimiento de su deber y nadie de la cúpula guerrillera fue para condolerse oportunamente; el exceso oratorio en Querétaro contra un gobernante a quien se atacó personalmente, ridiculizándolo más en su persona que en sus ideas, equiparando el nivel de la respuesta zapatista con el que se le quería adjudicar al citado mandatario por sus previas declaraciones intolerantes y excesivas; el nombramiento de un personaje sombrío como Fernando Yáñez para negociar con partidos y Congreso, reviviendo historias de clandestinaje que asustan a la extrema derecha y facilitan acciones de guerra sucia atribuibles a ajustes internos entre bandos con cuentas pendientes.

ESAS DOS FUERZAS estarán a partir de hoy, y cada día más, enfrentadas sin muchas alternativas de solución real al conflicto que protagonizan. Para no ir tan lejos, la delegación zapatista comenzará a explorar con la Cocopa las posibilidades de aprobación de la ley indígena, mientras el presidente Fox presentará en sociedad, y detallará, su plan de secesión nacional llamado Puebla-Panamá. De un lado estará el grito indígena en demanda de reconocimiento a sus derechos, y del otro la tersa voz que pretende abrir las puertas al gran capital extranjero para que se apropie por vía de las ganancias económicas, no de la innecesaria anexión geográfica, de la franja sur de nuestro país.

UNA DE LAS oposiciones es, ciertamente, la zapatista, pero no la única. También obstruyen ese sueño de anexión silenciosa los conflictos políticos de aquella región. Con una sincronía que hace difícil creer en la total independencia de criterio de los juzgadores federales, se han emitido órdenes judiciales referentes a los problemas de Yucatán y Tabasco. De desencadenarse enfrentamientos físicos o encarcelamientos, habría de agradecérsele a la Suprema Corte de Justicia y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la oportunidad con que facultaron al gobierno federal para que abra escenarios de distracción en el sureste.

Y, PESE al revuelo en otros puntos, no hay que perder de vista lo que pasa en Cancún, donde el presidente Fox había asegurado con su supuestamente informadísima voz que los golpeadores de globalifóbicos habían sido los policías municipales y no los federales. Ayer, en cambio, el abogado Juan Alberto Bejarano, a nombre de seis de los agredidos, entregó al Ministerio Público Federal 72 fotografías y un testimonio que a su parecer demuestran que la acción policiaca fue coordinada por la Policía Federal Preventiva, y que ésta es la corporación responsable de los hechos de sangre ocurridos a la hora de la clausura del Foro Económico Mundial. En esa diligencia judicial se pide la comparecencia de Francisco Arellano Noblecía, el militar que coordinaba las fuerzas policiacas en esa ocasión. También se podría pedir el testimonio del presidente Fox, dado que a pesar de que jurídicamente está establecido que el control de las fuerzas del orden será ejercido por los mandos federales en aquellos lugares donde esté el Ejecutivo, éste aseguró, sin pruebas que sean conocidas, que la agresión contra jóvenes y estudiantes se había dado por parte de policías municipales.

MIENTRAS TANTO, todos sigamos disfrutando. El programa Fox contigo, Fox en vivo sigue en el cotorreo y la burla política, demostrando que el responsable del vacilón no ha sido despedido. Ahora no fue André Manué, sino Eduardo Andrade en su altercado televisivo de hace meses con Joaquín López Dóriga.

Y, desde luego, sub, šBienvenido a la pesadilla chilanga!

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