SABADO Ť 10 Ť MARZO Ť 2001
Arturo Alcalde Justiniani
Consejo para el diálogo con los sectores productivos
ƑQuién designó a los representantes sindicales del llamado Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos?
ƑPor qué se omitieron los compromisos fundamentales del nuevo gobierno para respetar la libertad y la democracia sindicales, tales como el voto secreto en la solución de controversias gremiales, la transparencia en los registros de contratos colectivos en los tribunales de trabajo y la participación de los trabajadores en la firma, revisión y terminación de estos contratos?
ƑPor qué sustituir con este consejo el compromiso de una convocatoria pública y abierta a la sociedad para hacer llegar la democracia y la responsabilidad laboral al mundo del trabajo?
Son preguntas que no encuentran respuesta al aparecer repentinamente este organismo que reproduce las formas del pasado, la más cercana en el llamado Diálogo Obrero-Empresarial hacia una Nueva Cultura Laboral.
Una de las críticas más fuertes al viejo régimen priísta se sustentaba, precisamente, en las formas cupulares bajo las cuales integraba con distintas denominaciones sexenales órganos supuestamente representativos de los factores de la producción, que aparecían firmando documentos que básicamente elaboraba el gobierno en turno. La simulación era sencilla: se convocaba a los llamados sectores y asistían los líderes que, carentes de legitimidad, firmaban sin comprometerse o se incluía su nombre sin consulta previa.
Con el triunfo de un gobierno opositor por el que votaron no sólo los panistas, sino también amplios sectores de la sociedad, incluyendo núcleos de trabajadores que no se sentían representados en las viejas centrales, apareció la esperanza de un verdadero cambio que posibilitara la recuperación de sus organizaciones, incluyendo el patrimonio y la capacidad de decisión, también secuestrada por las mafias sindicales dedicadas a regentearlos. El cambio obligaba a una gran convocatoria, sin exclusiones, planteando con claridad la necesidad de modernizar las relaciones laborales bajo un esquema de alta productividad y desarrollo, pero también de recuperación salarial y democracia auténtica. Este nuevo pacto no puede realizarse en el ámbito limitado del viejo liderazgo apoyador y beneficiario del régimen político superado. Apoyarse casi exclusivamente en ellos es no entender que ese liderazgo es parte del gran obstáculo para lograr el cambio.
ƑQué explicación existe, entonces, para que se reproduzca sin legitimidad y sin imaginación otra etapa de esta falsa concertación? Quizá la urgencia de ir amarrando una reforma a la ley laboral sin riesgos legislativos, o la vieja convicción de que el tema laboral debe diferirse una vez más, y mientras tanto conservar el esquema de salarios bajos y control obrero, hipótesis fortalecida por aquéllos que suelen acudir al viejo expediente de que los cambios laborales llevan consigo alteración a la paz social. Esta visión conservadora del estado de cosas ignora la realidad del mundo laboral, del extendido contratismo de protección patronal, de la parcialidad de muchas autoridades y del circuito de influencias que en la práctica se ejerce, pero sobre todo genera un falso temor, puesto que resulta mucho más riesgoso no dar cauce a la inconformidad existente, muchas veces no expresada en las vías institucionales, por la ineficacia de los medios legales.
Basta reproducir un solo párrafo acordado por el consejo que hoy sustituye al viejo pacto para confirmar su visión tan alejada de la realidad cotidiana. "En los tiempos en que vivimos se respira una nueva cultura laboral basada en el reconocimiento a la dignidad de la persona humana y la revaloración del trabajo, la corresponsabilidad, el trato justo y equitativo, la remuneración adecuada, la honestidad de todas las partes y la constante adecuación de la forma en que se llevan a cabo tanto los procesos productivos como las relaciones entre capital y trabajo. Una cultura que sustenta la paz laboral y la armonía en las relaciones obrero patronales en la buena fe y la lealtad entre las partes y dirime las controversias privilegiando la conciliación, siempre por la vía institucional y conforme a derecho".ƑCuántos trabajadores y pequeños empresarios suscribirían estas afirmaciones?