SABADO Ť 10 Ť MARZO Ť 2001
Ť Tarahumaras, tzeltales, huicholes y nahuas, en la cola de la caravana
A un paso del Zócalo, la fatiga casi vence a los indios, pero el coraje los levanta
Ť El Banco Mundial no sabe qué hay detrás de los productos del campo, dice un caficultor
BERTHA TERESA RAMIREZ
A la cola de la caravana, listos a prestar su grito de apoyo y hacer sentir su coraje por la injusticia de toda la vida, tarahumaras de la sierra norte, tzeltales de la selva del sur, huicholes refugiados en terrenos entre Jalisco y Nayarit y nahuas del altiplano han sentido durante 14 días el frío de Michoacán, el sol de Oaxaca y el olvido de muchos que los siguen mirando como parte del escenario.
A un paso del Zócalo de la ciudad de México, los indios dicen que el cansancio los vence a ratos pero el coraje los levanta y seguirán adelante para exigir que se respete su cultura y sus lugares sagrados. Aun cuando en el recuento de los 14 días que lleva la caravana zapatista, varios sufrieron deshidrataciones y gripes, expresaron su determinación de llegar a la Plaza de la Constitución.
No importa la región de la que provengan, las demandas son recurrentes: tenencia de la tierra, precio justo a sus productos, cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, respeto a sus culturas.
Entrevistado mientras desayunaba en la plaza de Villa Milpa Alta, junto con sus compañeros de viaje de la comunidad huichola, Héctor Jardín Medina manifestó que los pueblos de Tuxpan de Bolaños, San Sebastián y Santa Catarina, en Jalisco, demandan que se resuelva lo previsto en Nurio, Michoacán, y dijo que las principales demandas de esas comunidades huicholas son el respeto a su cultura, al lugar sagrado y la regularización de la tenencia de la tierra.
"Vamos a llegar al Zócalo porque queremos que se resuelvan los problemas. No sentimos cansancio sino coraje, y nos sentimos más orgullosos de ver a nuestros hermanos indígenas que esperan que logremos algo porque ellos también están luchando".
Guadalupe Espino Palma, tarahumara de la comunidad de Norogachi, municipio Huachochi, en el estado de Chihuahua, señaló que se unieron a la caravana "porque oímos ruido de que se iban a reconocer los derechos de los pueblos indios, ya tenemos mucho tiempo oyendo esto y por eso nos venimos por nuestra propia cuenta".
Abordado mientras atravesaba la explanada de la plaza para dirigirse al autobús que los trasladaría a San Pablo Oztotepec, donde la comandancia del EZLN realizaría un mitin, comentó que su comunidad "sufre las consecuencias de los años de sequía en los que no hubo cosechas. Necesitamos recursos para que la gente tenga en qué trabajar". Indicó que la principal actividad en Norogachi ha sido la agricultura de autoconsumo y los bosques, pero pensamos ya no trabajar tanto en el bosque porque se está acabando, "necesitamos otro tipo de trabajos y pensamos pedir recursos para que los propios indígenas lo reforesten".
Sobre el desarrollo de la caravana zapatista, dijo que ésta "va en busca de algo bueno para los indígenas; la comunidad nos encargó que viniéramos a participar porque mucha gente ya sabe lo del reconocimiento de los pueblos indígenas y la iniciativa de ley de la Cocopa y ya es tiempo de que se apruebe".
Manuel Silvano Gómez, indígena tzeltal, entrevistado mientras hacía una cadena humana en torno al autobús en el que viaja la comandancia zapatista, dijo que "el problema más grande es la militarización de todo el estado de Chiapas", su principal demanda es el reconocimiento del derecho y la cultura indígenas. "Venimos cansados, en parte por el cambio de climas, pues hemos recorrido varios estados. Esto nos ha provocado enfermedades como gripe, algunos otros han sufrido deshidratación, pero nosostros vamos a seguir adelante hasta donde podamos".
Ahí cerca, en medio de la muchedumbre que aguarda la salida del subcomandante Marcos de la parroquia de la Asunción de Milpa Alta, Manuel Cruz, otro indio tzeltal, dijo que el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés es básico para que se consideren los derechos indígenas.
Mencionó que la historia de su comunidad, Chilón, es la de un pueblo marginado donde para sobrevivir se cultiva maíz y frijol para el autoconsumo. La economía depende de la siembra de café pero este año el precio de este producto bajó mucho, el año pasado se los pagaban a 15 o a 20 pesos el kilo, pero este año bajó el precio hasta seis pesos.
Esto ocurre porque hay una competencia internacional muy fuerte y el Banco Mundial es el que decide los precios y no los productores. Sin embargo, dijo, el Banco Mundial "no sabe el trabajo que hay detrás de los productos del campo, por eso nosotros estamos contra la globalización y el neoliberalismo", agregó.
Dijo que a ratos los indios se han sentido cansados pero sólo en el sentido físico, porque "espiritualmente nos sentimos muy contentos de que hayamos encontrado a mucha gente que nos ha dado su respaldo".
Ha habido enfermedades y hemos estado malcomiendo, pero la lucha es así, "seguiremos resistiendo, nosotros salimos el 24 de febrero, estamos aquí y pensamos quedarnos hasta el último momento".
Mariana Mireles, nahua del estado de México, dijo que los problemas de su pueblo son los mismos que de todos los pueblos indígenas: "Abuso de autoridades, despojo de tierras, bajo precio de sus productos, pues la gente se niega a pagarnos un precio justo".
Dijo que durante la marcha se ha sentido tensa, agobiada por el sol, pero "creo que para nosotros lo más importante es continuar, no estamos cansados", concluyó.