SABADO Ť 10 Ť MARZO Ť 2001
Ť Diálogo del vocero insurgente con los indios del centro del país y la banda
Invisibles y jóvenes marginados en el acto de San Pablo
HERMANN BELLINGHAUSEN
En un borde más de la ciudad infinita, donde el campo y las calles juntan nopaleras y pasos a desnivel, vino a poner su cuartel Emiliano Zapata sobre el Valle del Anáhuac, allá por el 1914. San Pablo Oztotepec, en Milpa Alta, es balcón privilegiado que mira al oriente del valle; la nube de esmog alcanza a verse desde aire todavía puro. Hace un siglo la vista debió ser ligeramente distinta.
Si los paisajes del Dr. Atl admitieran una repintada, el cerro Teutli emergería solo en una llanura de Milpa Alta, pero con una pinta monumental que se alcanza a leer desde los pueblos y las carreteras: "EZLN" en letras blancas. Eso, y el esmog, pintarrajean el lienzo.
Las laderas de San Pablo Oztotepec, pueblo empinado, acogen a la delegación zapatista, que es recibida por la Alianza de Pueblos Originarios, Comunidades y Ejidos del Valle de Anáhuac, miembro activo del Congreso Nacional Indígena. Así como ayer los comandantes ratificaron el Plan de Ayala en el cuartel de Tlaltizapán y sellaron una especie de pacto con la historia, ahora su pacto fue con el presente al ratificar, junto con la alianza, la Declaración de Nurio, que incluye los acuerdos del tercer Congreso Nacional Indígena, y se hizo pública ayer aquí.
Ramiro Taboada habló más allá del eco de las "señales" demandadas por el EZLN al Ejecutivo, al exigir "la desmilitarización de todas las regiones indígenas del país y la liberación de todos los presos indígenas". Ya no más la "negra vida" de que hablaría el comandante Zebedeo.
En un acto donde hubo goyas y hasta güelums, el EZLN habló con los pueblos indios del centro, y con la banda. En una alocución final, el subcomandante Marcos salió al paso de los nuevos rumores que se deleitan en difundir quienes no se acaban de tragar la presencia de los zapatistas: "Banda, sabemos que ellos están diciendo que tú estás llamando a la violencia para desestabilizar la marcha zapatista. Nosotros los zapatistas sabemos que la banda es hermana.
''No les creemos a ellos, nosotros le creemos a la banda, porque ella habla la misma lengua de los que somos abajo. No hay tos, banda. Con la banda marcharemos".
Los de abajo se reúnen
No bastaron la explanada del cuartel, ni la gran escalinata de la parroquia de San Pablo, ni los jardines de la ladera, para contener a los miles de asistentes al segundo acto capitalino del EZLN
Los "invisibles", que son editados de los noticieros e ignorados en las crónicas, los que se supone no están, no existen: los pueblos nahuas y ñahñú del DF, Morelos y estado de México, y las bandas juveniles que se resisten a la desesperanza y el desempleo, levantaron voz y polvo en Ozototepec. El comandante Tacho reiteró las demandas, las razones, como si nadie las supiera, como si hiciera falta recordarlas una y otra vez hasta verlas cumplidas. Luego fue el comandante Zebedeo quien rindió su palabra, dirigida a los trabajadores y los estudiantes
"Por esta negra vida no llama la atención de seguir haciendo esfuerzo de unir nuestras manos y nuestra voz", porque eso "facilita ser escuchado". "Vemos que con nuestra fuerza nos acomoda en nuestro lugar. La esperanza del pobre consiste en la conciencia popular de alejarse de migajas y engaños y de hacer quehaceres que no atienden nuestra realidad. El Estado mexicano, con el dinero del pueblo, en vez de solventar la triste vida de los pobres, miles de pobres vivimos con el techo de cartón: en vez de dignificar la vida de los jodidos con agua potable, en vez de transparentar el futuro de los niños de la calle, enmascaran, engañan a la sociedad. En vez de atender los problemas que lastiman la humanidad, se ocupan en gastar el dinero del pueblo parta adquirir armamentos sofisticados que ni benefician al pobre. México no está en capacidad de hacer tratados de libre comercio, mientras miles de hermanos estamos en la extrema pobreza. Sin producción de calidad, porque los trabajadores de la ciudad y del campo no cuentan con apoyo suficiente que satisfaga la necesidad".
En el pueblo unido "está nuestra esperanza", concluyó Zebedeo. El comandante David se dirigió a la mezcla de gente reunida ante ellos, para invitarlos "a ir a convencer al Congreso de San Andrés". Se manifestó por la libertad de organización para el pueblo. La puerta "que tenemos que abrir entre todos"
Desde las montañas de Milpa Alta, y con la ciudad a los pies, zapatistas de Chiapas, comuneros indígenas y mestizos de media República, juntan fuerzas y se disponen a tomar las calles para conseguir los derechos que ya ganaron, aun antes de habérseles otorgado, y con ellos la franquicia para existir y ser vistos en un país que sus administradores actuales quieren invertir en las bolsas planetarias sin haber cerrado las heridas, las ausencias y las negaciones de la mayoría de los mexicanos.
Da la impresión de que, entre más les regateen a los de abajo los mínimos de existencia digna que demandan, más ganas les van a dar de juntarse. Cada vez son más los Méxicos que hablan al calor de la marcha zapatista. Ha de ser por eso que tanto les agitan el petate del muerto; esta ocasión, con una supuesta banda saboteadora que no existe. No será con eso que espanten a los que, curados de espanto, vaya que sí existen.