viernes Ť 9 Ť marzo Ť 2001
Luis Javier Garrido
El Zócalo
La llegada de la comandancia del EZLN al Zócalo de la capital el domingo 11 de marzo constituye la culminación de un parteaguas histórico en la vida de México, en el que aparece un pueblo en movimiento que no está dispuesto a someterse a las imposiciones de los gobernantes.
1. Las imágenes del recorrido triunfal de la delegación de 23 comandantes y un subcomandante del EZLN a la ciudad de México, en las que han recibido bienvenidas tumultuarias, han dado la vuelta al mundo, mostrando el creciente respaldo de los mexicanos a las demandas zapatistas y un inocultable repudio popular al nuevo régimen, lo que ha aumentado el nerviosismo de los asesores presidenciales, traducido en una política de desinformación que no logra ocultar la magnitud del acontecimiento histórico.
2. La marcha zapatista constituye, como se esperaba, una movilización sin precedentes del México profundo que exige no "la paz", como pretenden en Los Pinos, sino que el gobierno cumpla las tres señales y se abra la vía para el diálogo y para un cambio profundo, que no es el que quieren los empresarios que encabezan el gobierno.
3. Los esfuerzos oficiales por desvirtuar los acontecimientos han buscado hacer creer inútilmente a) que existe una convergencia y no una oposición entre zapatistas y gobierno en torno a los derechos y la cultura indígenas, b) que la marcha se hace con la complacencia del gobierno y no, como es el caso, ante la incapacidad de éste por impedirla y, sobre todo, c) que Vicente Fox respalda la ley Cocopa, como pretendió durante su campaña electoral, lo cual es absolutamente falso. Los expertos en publicidad y mercadotecnia de Los Pinos han llegado a excesos sin límites con tal de confundir, y aun han hecho decir a Fox todos los absurdos, desde pretender en un principio que los zapatistas venían a firmar la paz sin que el gobierno cumpliera las tres señales y antes del diálogo, hasta que el EZLN es una organización social y no un movimiento armado, como otros más que existen en el clima de profundo descontento social que se ha acentuado, y que Fox trata en vano de ocultar a la comunidad internacional.
4. La marcha zapatista ha logrado así, sin proponérselo, desnudar al nuevo régimen y evidenciar "el estilo personal de gobernar" de Vicente Fox, sustentado en políticas cada vez más conservadoras y autoritarias, que no constituyeron su oferta de gobierno, y que busca ocultar con una manipulación de los medios pretendiendo que hay un consenso en torno a lo que hace, lo que desmiente todos los días la movilización social sin precedentes que se da en el recorrido de los zapatistas.
5. El gobierno actual pretende actuar de manera responsable, pero la realidad es que no lo está haciendo, y que México no tiene a hombres con una visión de Estado en el gobierno, sino a gerentes de empresas expertos en el lucro, como lo señalaba el subcomandante Marcos en Iguala el 7 de marzo. Y la consecuencia es que a 100 días de haber asumido sus funciones, Fox ha empezado a perder la compostura, pues creyó de manera equivocada que habiendo subordinado a los partidos políticos de oposición a las políticas institucionales tenía vía libre para disponer del país y de los mexicanos, y la marcha zapatista está demostrando que esto no es cierto y que, a pesar de lo que cree "la clase política", en México hay una sociedad en movimiento, que no acepta ya que por acuerdos cupulares se siga disponiendo de su destino y enajenando al país.
6. El aspecto más preocupante de la estrategia de confusión desarrollada por el gobierno foxista es, en lo inmediato, el de su oposición ya inocultable al cumplimiento de los acuerdos de San Andrés del 16 de febrero de 1996 y de la elevación a rango constitucional de la ley Cocopa. Ernesto Zedillo, como se sabe, agravó la situación, al desconocer a fines de ese año, con profunda irresponsabilidad, el compromiso suscrito por su gobierno y vetar de hecho la ley Cocopa antes de que pudiese ser discutida, lo que podía hacer como "jefe nato" del PRI, pues sin el voto priísta no se podía alcanzar la mayoría requerida en las Cámaras federales y locales para una reforma constitucional, exigiendo así una renegociación de San Andrés, a lo que el EZLN se opuso. "Debo haber estado borracho cuando hice ese compromiso", argumentó entonces ante la Cocopa Emilio Chuayffet (secretario de Gobernación), culpando de ello a "los 18 chinchones" que, según dijo, se había bebido antes de manifestar el compromiso presidencial de aceptar la redacción de los legisladores. Pero la historia no ha terminado, y ahora Fox actúa con la misma irresponsabilidad de sus predecesores priístas.
7. El gobierno actual evidencia una duplicidad que compromete el futuro del país, pues Fox ofreció en su campaña poner todo su empeño en que se aprobara la ley Cocopa, entendiéndose, obviamente, "tal cual", es decir "sin cambiársele una coma" para no tener que renegociar San Andrés, pero una vez en Los Pinos, lejos de cumplir se limitó a enviar al Senado, sin argumentación, la iniciativa, aceptó las objeciones del ala más dura del panismo y no ha defendido sus principios haciendo creer que estaba de acuerdo con ella, hasta que ahora de súbito muestra el cobre y oficialmente da marcha atrás. En su último programa radial Fox en vivo, Fox contigo afirmó en un viraje descarado que la ley Cocopa requiere "modificaciones", vetándola de hecho y desconociendo sus ofrecimientos de campaña al más puro estilo zedillista, demandando que los zapatistas renegocien San Andrés con los legisladores (La Jornada, 4 de marzo).
8. Los hechos, sin embargo, están a la vista, y no puede desconocerse que la ley Cocopa fue redactada y aprobada en 1996 por los legisladores de PRI, PAN, PRD y PT, en el seno de una comisión (por lo que su redacción constituye ya un dictamen), como tampoco que éstos actuaron como representantes de sus grupos parlamentarios y mandatados por éstos, por lo que el consenso ya fue manifestado entonces. Como no puede desconocerse que los principios de esta iniciativa son conforme a los del Convenio 169 de la OIT, suscrito por México y ya ratificados por el Senado.
9. Las declaraciones de Fox en su emisión radial no son otra cosa que una tentativa por sabotear la posible aprobación de la iniciativa por el poder constituyente permanente, y ponen ante una situación inédita a los legisladores, que deberán optar entre reconocer principios, reconocidos universalmente, y aceptar ese compromiso histórico, que ellos mismos suscribieron, o someterse a otra imposición presidencial, esta vez de un gobernante panista.
10. La marcha zapatista es en este contexto el triunfo de la razón del pueblo frente a las componendas y mentiras de la elite gobernante, y por eso el apoyo popular a los zapatistas sigue creciendo.