MARTES Ť 6 Ť MARZO Ť 2001

Ť Crónicas del sur, compilación donde se rastrea una ''nueva cultura campesina''

El minifundio agrícola es el changarro de los pequeños productores del campo: Bartra

Ť Guerrero es un pueblo con proyecto, con sueños y utopías, asevera el investigador

ARTURO JIMENEZ

Ahora que se habla de la economía popular en el sentido ''changarrero", se deberían reivindicar los logros de empresas sociales como las que han creado organizaciones campesinas de Guerrero, las cuales son ''una utopía mucho más realizable" que aquella propuesta foxista, sostiene Armando Bartra.

Seguidor meticuloso del acontecer en ese estado, con libros como Guerrero bronco. Campesinos, ciudadanos y guerrilleros en la Costa Grande, Bartra habla en entrevista de su reciente libro Crónicas del sur. Utopías campesinas en Guerrero (Editorial Era), compilación en la que, con otros cinco investigadores, rastrea lo que se configura como una ''nueva cultura campesina", de la que esa entidad es precursora.

Aclara que no es ''antichangarrista" y considera el vender quesadillas a la puerta de la casa, por ejemplo, como ''algo digno e importante", pero que el futuro de los trabajadores del país está en una mayor equidad entre las ganancias del capital y el salario de los obreros, por una parte, y la economía social, asociativa, por otra.

Las organizaciones sociales de productores de las que se ocupa Crónicas del sur, dice, tienen miles de socios en rubros como el café o la copra y muchas veces cuentan con funcionales aparatos financieros, de industrialización y comercialización.

Señala que si se le preguntara a algún ''foxista furibundo" si está en favor del minifundio, diría que éste es una plaga, pero afirmaría que el changarro es la salvación. Pero en última instancia, precisa, ''el minifundio agrícola es el changarro de los pequeños productores del campo".

Utopistas de corazón

Comenta que la organización comunitaria (regional, por sectores, para el crédito, para el abasto) es ya ''una experiencia tenida", algo que los campesinos de Guerrero y de muchos lugares del país saben hacer desde por lo menos hace medio siglo.

''Y aunque no está en su mejor momento, con tropezones y dificultades, hay en ella una utopía mucho más realizable que este mundo changarrero que nos prometen: una utopía sinarquista de no todos proletarios sino todos propietarios. Pero eso no es una utopía sino una frase demagógica."

-La utopía, entonces, recorre la historia rural de Guerrero.

-Los guerrerenses son muchas cosas y una de ellas es ser un pueblo con proyecto, con sueños y utopías. Y han estado pasándose el siglo, cuando menos, en el esfuerzo de construirla y, desgraciadamente, también en el esfuerzo de que esta construcción se derrumba una y otra vez por el perverso círculo vicioso del cacicazgo.

''Sin embargo, no es un esfuerzo vano. Hoy la utopía es, en alguna medida, ya una realidad en el mundo guerrerense en muchos sentidos. En términos cívicos, es una estado en donde ya se vota, de manera plural y competitiva, y la oposición es mayoría.

''Es un estado en donde hay organizaciones sociales y gremiales de productores, democráticas y autogestivas, hay gobiernos municipales de oposición. Es un estado donde pese a la represión, la sangre y la violencia, hay el ejercicio de ciertas libertades cívicas. La utopía empieza a ser parte de la realidad guerrerense, aunque obviamente hay mucho por hacer."

Una nueva cultura campesina

-En Crónicas del sur una de las ideas principales es la de ''la nueva ruralidad", que tiene que ver con el antiguo manejo corporativista y las nuevas prácticas autogestionarias.

-El planteamiento es que desde fines de los años setenta y principios de los ochenta, hay en el estado de Guerrero un proceso creciente de organización, de embarnecimiento y maduración de la misma en cuanto a adquirir nuevas experiencias y formas de hacer: una nueva cultura campesina.

''Y esta nueva cultura campesina no es sólo técnica, en cuanto a los cultivos, o no sólo económica, en cuanto al financiamiento y la comercialización, sino que tiene que ver con la construcción de una nueva socialidad y manera de interrelacionarse.

''Ya no es la comunidad agraria tradicional, con relaciones convencionales dentro del ejido, sino tiene que ver con la organización de la producción, el crédito, la comercialización, el beneficio, la agroindustria, la exportación en muchos casos, la renovación tecnológica, la agricultura orgánica o verde, las formas de distribución más equitativa del ingreso."

Y Armando Bartra recuerda el ''ya viejo" pero útil concepto de ''apropiación del proceso productivo". Es decir, que los productores directos no sean los que hacen el trabajo mientras otros deciden cuándo, cómo, dónde y además se apropian de la riqueza. Sino que ellos decidan el cómo, cuándo, dónde y puedan retener el excedente.

-Aparte de su marcado perfil económico, la organización autogestionaria aparece también como una opción político-social.

--Claro. Quizá este es el asunto más interesante o apasionante para explorarlo. La autogestión en lo económico y la mayor o menor equidad en la distribución del ingreso, son necesarios para la emancipación, la liberación, la superación del atraso.

''Pero no son suficientes. Las libertades políticas, el autogobierno, las posibilidades de desarrollar la sociabilidad, la cultura, son tan importantes, tan de primera necesidad, como el maíz, el frijol, el aceite o el arroz."