martes Ť 6 Ť marzo Ť 2001
José Blanco
Marcha en claroscuro
El presidente Fox abrió la puerta el primero de diciembre pasado al EZLN, y acaso no supo que actuaba como aprendiz de brujo: en tropel vertiginoso se pobló el espacio político de duendes, elfos, gnomos, fuegos fatuos y espíritus chocarreros. Hoy en desfile triunfal, con capirotes, máscaras, cananas y disfraces belicosos, penetran todos los rincones, brincan de un lado a otro, suben, bajan, rasgan guitarras, entonan himnos y salmodias, hacen ruido sin descanso, se divierten, discuten, retan, se afirman, hacen irrisión y befa de cuanto incauto se les cruza por el frente, mientras el guerrillero predica y en tonos estremecidos de profeta lanza alocuciones y juicios apodícticos.
La parafernalia guerrillera de Marcos entra en el marketing de la imagen con tan alto grado de conciencia en el subcomandante, que el nuevo dirigente de pueblos indios ha debido "pedir permiso" a los asistentes de la recepción de Nurio, para declinar el uso del gabán obsequiado por Efrén Capiz: los arreos combatientes deben estar siempre a la vista de ojos y cámaras, fotógrafos y camarógrafos; la faz y la identidad ocultas y los símbolos aguerridos sobre el cuerpo son el producto que vende en el fenómeno mediático más exitoso del despegar del nuevo siglo.
Pero también ha habido sustancia. El dato de mayor peso político de la caravana zapatista es el nombramiento de Germán como "enlace" del EZLN con los partidos políticos y con el Congreso de la Unión, junto con el deslizamiento más que cauteloso, por parte de Marcos, de flexibilizar posturas respecto al proyecto de ley Cocopa. Ojalá esta posición prevalezca y no el callejón sin salida del cónclave de Nurio: aprobar ese proyecto "sin quitarle ni una coma". Está por verse, de otra parte, si Fernando Yáñez estará a la altura de su tarea.
El fenómeno mediático de la marcha y la propia presión de Fox, mezclados en la sociedad quién sabe de qué extraños modos con el Concierto por la Paz de las televisoras, parece volver irresistible ese proyecto entre las diversas fracciones parlamentarias. La seguridad, o al menos la alta expectativa, en la sociedad de que el proyecto será aprobado, tendrá ese desenlace: será aprobado. El costo político para el partido que resista y se oponga puede ser grande. Por ahora los mayores signos de resistencia para asumir con resolución el proyecto de ley de la Cocopa parecen provenir del PAN. Este partido tendría que hacer caso omiso total de las "altamente provocadoras" expresiones de Marcos. El estilo del subcomandante, originado en la franja de los izquierdistas universitarios, es el de l'enfant terrible; a estas alturas de la fiesta, el PAN no puede esperar del novísimo líder una atemperación de las maneras. La mimesis obligada de adeptos y fans de Marcos debe hacer esperar exactamente el mismo estilo.
Es indispensable que el PAN se centre exclusivamente en los enormes beneficios que puede acarrear al país la incorporación plena de los pueblos indios al desarrollo de la sociedad global, cuyo primer paso es la aprobación de una ley que los incluya respetando los valores de sus culturas. No hay duda de que éstas contienen preceptos antidemocráticos y prácticas alejadas de una vida civilizada; pero a la luz de la experiencia mexicana, incluida la brutal marginación histórica de que han sido objeto por la sociedad global y por los gobiernos, son las comunidades las que deben solventar sus propias contradicciones.
Respecto al avance en la expansión de la cultura política democrática, es de señalarse la conciencia de Marcos respecto al fenómeno de masas que crea al caudillo. En Orizaba dijo a sus escuchas que si a veces ellos, los zapatistas, "parecen gigantes", ello se debe a la gente. Sí, el poder que la gente atribuye al caudillo es poder cedido por la gente misma. Por eso no pueden ser sino altamente preocupantes las voces sin reposo en todas partes: Marcos, Marcos, Marcos. Voces que esperan un salvador inexistente o un buen benefactor; voces que organizadas para sí mismas serían palanca formidable del cambio. Una expresión de bienvenida al guerrillero en Nurio, con pirotecnia, danzas y pirecuas, resume el sentir de esas voces olvidadas: "a nuestro máximo líder de todos los indígenas de México: el subcomandante Marcos".
Aún falta pero, en perspectiva, después de la aprobación de la ley Cocopa, Ƒqué?
Los temas que quedaron pendientes en la mesa de San Andrés hoy se empequeñecen al lado del tamaño de la tarea que demanda la potenciación, el crecimiento y la incorporación efectiva de los pueblos indios del país a la dinámica de la sociedad global. Acaso el Congreso Nacional Indígena deba escalar hacia una posición de mayor organicidad, mediante los métodos y las formas de representación que las propias comunidades decidan, para convertirse en el mayor interlocutor indígena frente al conjunto de la sociedad.