DOMINGO Ť 4 Ť MARZO Ť 2001

Ť Hasta hace 2 años las cirugías carecían de éxito total

Logran técnica para corregir la incontinencia urinaria

Ť En México hay de 10 a 40% de afectados, se estima

ANGELES CRUZ

Aparece después de un parto, de una cirugía pélvica o al rebasar los 60 años de edad. Una enfermedad casi exclusiva de las mujeres, que las puede llevar a una incapacidad casi total y permanente. Las aleja social y sexualmente. La incontinencia urinaria (IU) de esfuerzo es una tragedia para quien la padece y lo peor, las alternativas terapéuticas no son alentadoras. Hasta hace poco, la mitad fallaba y en las que habían sido exitosas, las pacientes tienen una mala calidad de vida.

En México no existe información estadística sobre el número de afectados, pero con base en referentes internacionales, se estima que de 10 a 40 por ciento de la población -principalmente mujeres- sufre alguna de las variantes de este mal, asegura Jorge Moreno Aranda, jefe del Servicio de Urología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

El especialista advierte que un tercio de las personas de la tercera edad padece de IU y en los asilos la proporción se eleva hasta 50 por ciento. Existen varios tipos: de esfuerzo, por rebosamiento, por urgencia, total y mixta, entre las más comunes.

Las mujeres, las más afectadas

En las mujeres, la más frecuente es la IU de esfuerzo, que se caracteriza por la pérdida incontrolable de orina al toser, estornudar, agacharse o levantar objetos pesados. Puede originarse por una debilidad del esfínter urinario, el descenso (o caída) de la vejiga que lleva a la pérdida de la relación entre el piso pélvico y el esfínter.

En las mujeres posmenopáusicas, la falta de estrógenos contribuye a debilitar la uretra, con lo que se reduce la resistencia de la orina a fluir a través de este conducto.

De acuerdo con Moreno Aranda y el doctor Eduardo Serrano Brambila, responsable del servicio de urodinamia en el mismo nosocomio, la disfunción urinaria puede ser invisible para la familia, amigos y médicos, porque el o la paciente esconde el problema por vergüenza. Sin embargo, conduce a una baja autoestima, depresión y "es común que la pérdida de la habilidad para controlar la vejiga se asocie a la pérdida del control de su vida".

Las actividades físicas y sociales disminuyen sobre todo si la IU se relaciona con el esfuerzo y la urgencia. Los especialistas aseguran que "en muchas ocasiones se limita la actividad sexual".

Intervenciones poco efectivas

Para la IU de esfuerzo, la única opción es la cirugía, de la que existen hasta 300 técnicas diferentes, lo que evidencia el fracaso que caracteriza a las intervenciones quirúrgicas.

Moreno Aranda menciona que las técnicas mostraron inicialmente su efectividad, pero al paso del tiempo se comprobó que no resuelven el problema.

La dificultad radica en que los tejidos del tracto urinario inferior no son lo suficientemente fuertes para resistir a largo plazo las suturas quirúrgicas que se utilizan para regresar a la vejiga a su lugar anatómico original. En otros casos, los médicos recurren a la perforación del hueso del pubis para insertar algún tipo de "sostén", que tampoco ha dado resultados y más bien ocasiona infecciones óseas.

Más recientemente se han empezado a utilizar implantes de diferentes composiciones (colágeno, teflón, e incluso tejido cadavérico) de las que aún no se conocen los efectos de largo plazo, pero en algunos casos reportados en Estados Unidos ya han surgido infecciones e incluso complicaciones mayores para las pacientes.

En el Centro Médico Nacional Siglo XXI, del IMSS, el doctor Serrano Brambila, modificó una de las técnicas quirúrgicas y a dos años de seguimiento, los resultados son casi ciento por ciento efectivos, dice.

Consiste en la suspensión retropúbica de la uretra y el cuello de la vejiga. Por medio de una sutura suave para evitar obstruir la salida de orina, estos órganos se pegan a las paredes pélvicas y el pubis. Los médicos utilizan hilo absorbible para evitar la formación de cálculos. Al mismo tiempo, sujetan a la vejiga desde una parte más alta para evitar que vuelva a caer.

Durante la vida embrionaria -explica- un "tubo" da origen a la vejiga en su parte inferior, mientras que el lado superior se estrecha y atrofia para formar el uraco, una estructura más fuerte que ya no interviene en el proceso urinario del organismo, pero está fijo a la vejiga.

Así que, otra vez con una sutura -ahora con hilo no absorbible- Serrano Brambila fija el uraco a la pared abdominal, que también es muy fuerte. La vejiga no vuelve a caer, afirma el especialista. El objetivo es doble: evitar una nueva caída de la vejiga y mejorar la calidad de micción de las pacientes.

Y es que, en la mayoría de las técnicas quirúrgicas se habla de éxito en el control de la IU, pero nada dicen acerca de la micción de las mujeres después de la cirugía.

El especialista ha hecho un seguimiento de su técnica "suspensión retropúbica y uracopexia" en los últimos dos años, comparando dos grupos de 23 pacientes cada uno. En quienes se practicó únicamente la suspensión retropúbica el éxito ha sido de 70 por ciento. Estas cirugías se realizaron entre 1993 y 1997.

Mientras, el otro grupo al que se le practicó la nueva técnica durante 1998, 92 por ciento ya no padece de IU y sólo 8 por ciento (dos pacientes) utilizan una toalla sanitaria en forma ocasional. Pero además, no tienen ningún problema para orinar.

TIPOS DE IU

Por urgencia: Se caracteriza por un deseo urgente de orinar. Las personas no tienen tiempo de llegar al baño. Muy frecuente entre las personas de edad avanzada y asociada a trastornos neurológicos o hiperactividad de la vejiga.

Por esfuerzo: Es una pérdida incontrolable de la orina al toser, estornudar, levantar objetos pesados o ejecutar cualquier maniobra que aumente bruscamente la presión dentro del abdomen. En los hombres, puede aparecer después de la extirpación de la próstata.

Por rebosamiento: Es la fuga incontrolada de pequeñas cantidades de orina estando la vejiga llena e insensible por la retención crónica del líquido. La persona puede ser incapaz de orinar debido a que el flujo se obstruye o porque los músculos de la pared de la vejiga ya no pueden contraerse.

Total: La orina gotea constantemente de la uretra. Se produce cuando el esfínter urinario no se cierra adecuadamente. En los niños se da por algún defecto de nacimiento. En las mujeres la causa más común es una lesión en el cuello de la vejiga y en la uretra durante el parto. En los hombres la causa más frecuente es una lesión en el cuello de la vejiga y en la uretra durante una cirugía para extraer la próstata.

Fuente: Manual Merck. Información Médica para el Hogar. Editorial Océano. España, 1998.