La investigación ecológica en México, individual
ANGELICA ENCISO L.
La educación y la investigación son determinantes para enfrentar los grandes problemas ambientales del país, señala Exequiel Ezcurra, presidente del Instituto Nacional de Ecología (INE). Con estos dos elementos será posible lograr la sensibilidad social acerca de estos temas y encontrar soluciones.
Asume que aunque la investigación ecológica es avanzada, tiene la limitación de que es básica y está desperdigada. El reto es atraerla a los grandes proyectos nacionales para lograr soluciones.
Considera que la gente debe participar en estas soluciones a través de la educación, no sólo escolar, sino también como "ejercicio de la participación ciudadana", porque el deterioro ambiental "no es algo que necesariamente tenga que ocurrir", agrega en entrevista con La Jornada.
El especialista que desde hace unas semanas está al frente del INE --organismo desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales-- y que cuenta con una larga experiencia en el manejo de los recursos naturales, indica que los retos que tienen enfrente las autoridades ambientales son enormes: además de la escasez y contaminación del agua, está la infición ambiental, la basura, la pérdida de bosques y la biodiversidad.
Educar para recuperar el medio ambiente
Empieza por detallar las razones de la transformación del instituto, que de ser el "brazo ejecutor" de la Semarnat, pasará a ser un centro dedicado exclusivamente a la investigación.
-¿Cómo quedará la estructura del INE?
-Hasta este momento, por razones históricas, ha funcionado como una subsecretaría de Medio Ambiente y no tiene sentido que un organismo desconcentrado tenga estas funciones.
"Ahora, en cuanto se apruebe el nuevo reglamento, el INE quedará con la dirección general de Estudios sobre la Contaminación, que llevará lo que se conoce como la 'agenda gris': contaminación en medio ambiente, calidad del aire, presencia de contaminantes en los suelos. Aquí vemos que la ciudad de México, aunque no está maravillosamente bien, lleva dos años sin contingencias, ya no son los casos desesperadamente extremos de aire malo de principios de los 90.
"Estará el área de Economía y Política Ambiental, donde se hará investigación sobre instrumentos económicos para favorecer la conservación del medio ambiente. Desde mecanismos impositivos para promover la conservación ambiental por parte de empresarios, hasta los económicos para alentar la incorporación de tierras a la conservación. Se ha hecho poco en el manejo de instrumentos económicos, porque no tenemos una cultura de hacerlo y si se logra puede ser algo maravilloso.
"Después está la dirección general de Ordenamiento y Conservación Ecológica; llevará la 'agenda verde', la parte espacial de la conservación, mapas, un sistema de información geográfica, que en tiempo rápido y sencillo nos dé un diagnóstico de regiones. Será una herramienta tecnológica que nos permita planear el uso de suelo, decretos de áreas protegidas, mientras que la parte de conservación ecológica, se enfocará al análisis de especies amenazadas o en riesgo de extinción, así como de los programas de recuperación y monitoreo de especies.
"La última área es el Centro Nacional de Información y Capacitación Ambiental, un laboratorio que el INE tiene en la UAM Iztapalapa y que es parte de un acuerdo trilateral entre la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, la UAM y el instituto".
Ezcurra además se pregunta: "¿Cómo evitar que sea otro instituto de investigación? El amarre es que obligatoriamente para tomar decisiones, el resto de la secretaría va a depender de recomendaciones y dictámenes del INE; esto quedará establecido en el reglamento.
Por ejemplo, para aprobar una manifestación de impacto ambiental, el área que la acepta debe pedir el dictamen al INE.
"La idea es que ahora quien toma la decisión no tendrá relación con el aspecto técnico, esto quitará un elemento de presión muy fuerte y de riesgo de decisiones en el gobierno. Quien dé el permiso no tendrá oportunidad de actuar discrecionalmente, porque deberá seguir una recomendación de un organismo ajeno".
-¿Qué aspectos retomaría de su experiencia en el trabajo ambiental, para su actual gestión pública?
-Hay cosas que no caen dentro de mi campo de responsabilidad, pero yo veía complicaciones alrededor del tema de permisos y licencias, tanto para hacer cine científico y documental, como para la investigación científica. Para todo eso se pide una gran cantidad de permisos. Llega a convertirse en algo muy complicado. Creo que tendríamos que hacer la vida más fácil a quienes pidan permisos al gobierno federal.
"Tengo el convencimiento de que la persona que se roba material genético, la persona que mata fauna silvestre, el que viene y mata borrego cimarrón, el que viola la ley de una manera u otra, no viene a pedir permiso. Quien lo hace, por definición, está dentro de los que quieren hacer las cosas bien; para el que está fuera del gobierno la complejidad del trato con la burocracia gubernamental llega a ser una muralla infranqueable. Deberíamos convertir en nuestros aliados a los que quieren hacer este tipo de trabajos.
"Como investigador, creo que tenemos una oportunidad de oro de poner la investigación científica al servicio de prioridades nacionales. He andado por varios países. Antes de llegar aquí fui director de investigación del Museo de Historia Natural de San Diego. Veo que tenemos muy buenos institutos de investigación en materia ambiental.
"Cuando empecé a trabajar en ecología, había tres doctores: José Sarukhán, Arturo Gómez Pompa y Gonzalo Halfter. Ahora hay cientos. Tenemos una academia sólida, es la buena noticia. Lo que veo como desafío es que la mayor parte de la investigación ecológica que se hace en México es básica y dirigida por los intereses específicos del investigador, lo cual está bien y no pretendo coartar su libertad, pero creo que tenemos la responsabilidad de atraer parte de esa academia a los grandes proyectos nacionales básicos para la cuestión ambiental.
"Tenemos una gran academia desperdigada con asuntos individuales y poco concentrada alrededor de los grandes problemas nacionales. Siempre habrá quienes hagan investigación básica, pero si pudiéramos concentrar algunos de estos grandes cerebros que tenemos en el país, alrededor de grandes temas ecológicos, creo que tendríamos la oportunidad de resolver muchas cosas, esto es algo que me entusiasma".
-¿Cuáles serían esos grandes problemas nacionales?
-El tema del agua es un gran problema. El abasto para las ciudades, en casi todas, tiene ribetes en mayor o menor medida de insustentabilidad. En el caso del Distrito Federal sacamos más de lo que se recarga, aun así no nos alcanza, es un problema severísimo y tarde o temprano lo tendremos que enfrentar. Lo mismo ocurre con muchas zonas de riego al norte del país, donde se usa agua del subsuelo y se está acabando. En algún momento deberemos enfrentar ese problema y encontrar modos alternativos de producción, porque el agua se va a terminar.
"En el tema de la calidad del aire, el motor de la mejoría ha sido obligar a las empresas a fabricar autos y motores de combustión interna con sistemas de control de emisiones similares a los de países desarrollados. Se han aplicado normas estrictas de emisiones. También tienen grandes problemas de contaminación el centro del país y Guadalajara, Toluca, Monterrey y todas las ciudades de la franja fronteriza, sobre todo por la cuestión de los carros usados contaminantes.
"Otro tema básico es el de la basura, donde hay mucho espacio para hacer cosas. Un reciclaje más eficiente, los rellenos se llenan enseguida porque se tiran cosas que podríamos usar.
"En la agenda verde tenemos el problema de cambio de uso del suelo, la desaparición de la cobertura vegetal nativa por pastizales, por potreros, sistemas agrícolas. La recuperación es difícil, porque una selva se corta rápidamente, pero ¿cuánto tarda en restaurarse? Una vez que se ha hecho el daño, es prácticamente irreversible, aunque se hagan campañas de reforestación. Restaurar una hectárea de selva cuesta 2 mil dólares y conservarla cuesta menos de cien. El objetivo debe ser conservar, no restaurar; si se piensa en términos económicos es una lógica implacable.
"También tenemos la agenda de conservación en el ambiente marino, tenemos pesquerías que son sustentables, como las de sardina, atún; pero hay unas que no lo son, como el camarón, que se obtiene, pero se pierden decenas de moluscos y peces".
-¿Qué pasa con la biodiversidad?
-El tema de la biodiversidad está asociado a la desaparición de la cubierta vegetal. Se quita el matorral sonorense y se planta el zacate bufe, éste crece agresivamente, pero da buen forraje para el ganado. Con ello tenemos que las vacas comen bien, pero ni los berrendos, la codorniz, ni las liebres, ni el conejo del desierto sonorense, ni los bichos están adaptados a comer ese alimento. La pérdida de biodiversidad no sólo está asociada a la desaparición de vida silvestre sino a la destrucción del hábitat. Poca gente tiene conciencia de eso, si se destruye una hectárea de desierto o bosque se destruyen todas las especies que lo utilizaban y no vuelven, ese es el problema de la biodiversidad.
- ¿En qué nivel estaría México en cuanto a la protección ambiental?
-México tiene lo mejor y peor de dos mundos. Nuestras ciudades padecen los problemas de contaminación de las ciudades de países desarrollados, y nuestro campo cuenta con la biodiversidad más alta del mundo, típica de los países tropicales. Somos un país del tercer mundo en el campo y otro con problemas industriales de primer mundo.