VIERNES Ť 2 Ť MARZO Ť 2001
Ť Centenares de admiradores esperaron su autógrafo
El narrador lusitano alteró la vida ''tranquila'' del centro Perisur
MONICA MATEOS-VEGA
La vida ''tranquila y segura" del centro comercial Perisur vio alterada su rutina la tarde del miércoles cuando la presencia del escritor José Saramago convocó a cientos de admiradores que durante más de cuatro horas hicieron una fila, desde las entrañas del lugar hasta la calle, atravesando la tienda Sanborns, sitio al que fue invitado al autor de La caverna para que firmara ejemplares.
Los ya tradicionales aplausos señalaron la llegada del narrador, quien en esta ocasión recibió toda clase de regalos a cambio de su rúbrica: alcatraces, muñequitos de la figura del sup Marcos, cuentos inéditos, cartas.
Una porra ''fuera de lo común" hizo que algunos guardianes se acercaran: ''šZapata vive, la lucha sigue!". Fueron seguidos por hombres de traje oscuro y radiocomunicadores que, discretos pero alertas, observaban como buscando algo ''sospechoso" en los lectores para tener el pretexto de hacerlos callar.
No se fijaron en que una de las diferencias entre las personas que llegaron a saludar a Saramago y las que pasaban distraídas con sus costosas compras era que pocas, o casi ninguna, tenía la cruz de ceniza (por ser miércoles idem) que marcaba la frente de quienes , quizá, no conocen El evangelio según Jesucristo. Qué bueno, dijeron unos jóvenes saramagofílicos, si no, ''capaz que nos golpean por herejes", bromearon.
Extraño fruncimiento de nariz
Una ''inquilina" del centro comercial, si bien consiguió en su libro la firma del prestigiado narrador, no quedó conforme pues ''quiero decirle que lo admiro mucho, pero no estoy de acuerdo con la idea que tiene de México. ƑQuién le dijo que es un país lleno de indios?", dijo la mujer vestida con un traje imitación piel de cocodrilo, zapatos de 500 pesos y un extraño fruncido de nariz.
José Saramago firmó libros durante poco más de dos horas, y después, la vida ''segura", ''sin indios", de ese lugar tan parecido al Centro de La caverna, volvió a la ''normalidad".