Ť Moros, cristianos y símbolos sexuales, presentes en el sambódromo
Terminan 18 horas de fantasía y baile en los desfiles de carnaval en Río de Janeiro
AFP
Rio de Janeiro, febrero 27. Moros, cristianos,
personajes mitológicos, astronautas, símbolos sexuales y
viejos sambistas, entre una lluvia de plumas, confeti y lentejuelas, invadieron
la madrugada de este martes el sambódromo de Río de Janeiro
en la última noche de majestuosos desfiles de carnaval.
Tras 18 horas de desfiles ante unos 80 mil espectadores
por noche, la fantasía y las sambas son un eco en la memoria de
los brasileños y en las paredes del sambódromo, que cerró
sus puertas hasta los desfiles de carnaval del 2002
Durante esta segunda noche de fiesta, la tradicional escuela Mangueira simbolizó la pasión y alegría; Imperatriz, campeona, de 1999 y 2000, la perfección y organización, y la agrupación Viradouro, la provocación y la belleza.
Mangueira, el "ojito derecho" de los amantes de la samba brasileña, puso en pie a esta avenida de 700 metros con una canción que versaba sobre la civilización fenicia, que pudo haber llegado a Brasil antes de los portugueses en 1500.
En una música dedicada a los sambistas fundadores de la escuela ya fallecidos y a las viejas glorias todavía vivas, Mangueiras, simbolizada por los colores rosa y verde, fue seleccionada por los espectadores favorita de esta segunda noche de desfiles.
Minutos antes, Imperatriz Leopoldinense realizó un desfile perfecto que no consiguió emocionar al público, pero que sin duda situará de nuevo a la escuela entre las mejores agrupaciones del año. La samba contaba la historia de la cachaca, el aguardiente de caña de azúcar típicamente brasileño.
En el primer carnaval del milenio, la agrupación Viradouro quiso recordar los siete pecados capitales con el ritmo de su poderosa percusión y con una de las musas de la belleza de la ciudad, Luma de Oliveira, representando la lujuria, ese mal del que tanto se peca en carnaval.
Y si el año 2000 fue el carnaval del destape femenino y de las formas modeladas con silicona, la imagen del año 2001 será de las mujeres más naturales que mostraron pícaramente lo suficiente para dejar adivinar el resto. "Fue el año de las hembras vestidas", según Luiza Brunet, madrina de la percusión de Imperatriz desde hace más de 10 años, que nunca mostró sus pechos en el Sambódromo.
Partos en plena fiesta
Hablando de mujeres, tres jóvenes embarazadas tuvieron que ser evacuadas del sambódromo durante la madrugada a hospitales al sentir las primeras contracciones de parto en plena fiesta de la samba.
Mientras tanto, astronautas entrenados por la mismísima Nasa, trapecistas circenses, modelos de pasarela y mulatas con pinturas en el cuerpo como único atuendo, se mezclaban con sambistas de más de 80 años y abuelas disfrazadas de bahianas luciendo trajes que llevaban cosidas 640 caracolas de mar .